Near Dark review

En medio de las llanuras polvorientas, el joven Caleb busca un nuevo rumbo para su vida: quiere escapar de esa monotonía y del pueblo. La aparición de una joven, Mae, supondrá un punto sin retorno ya que Caleb caerá en manos de un grupo de vampiros, comandados por Jesse Hooker, a cada cual más peligroso.

Título original: Near Dark

Año: 1987

Duración: 94 min.

País: Estados Unidos

Director: Kathryn Bigelow

Guion: Kathryn Bigelow, Eric Red

Música: Tangerine Dream

Fotografía: Adam Greemberg

Reparto: Adrian Pasdar, Jenny Wright, Bill Paxton, Lance Hekrinsen, Jenette Goldstein


Una fascinante mezcla de terror y western.

Near Dark se estrenó el mismo año que la supertaquillera The Lost Boys. En este duelo de colmillos, la película de Kathryn Bigelow fue la injusta perdedora pero, cuando llega el momento de la revisión, está repleta de hallazgos que pocas veces se han vuelto a dar en una historia de vampiros.


En medio de las llanuras polvorientas, el joven Caleb busca un nuevo rumbo para su vida: quiere escapar de esa monotonía y del pueblo. La aparición de una joven, Mae, supondrá un punto sin retorno ya que Caleb caerá en manos de un grupo de vampiros, comandados por Jesse Hooker, a cada cual más peligroso.

Hay muchas similitudes entre Near Dark y The Lost Boys como la negación del protagonista a cumplir su destino, el nido de vampiros, la presencia de una mujer como cebo de la maldición; pero sus localizaciones marcan las dos caras de la misma moneda: un desierto eterno en medio de la nada en contraposición de una hedonista playa californiana. Las noches de Adam Greemberg, el director de fotografía que acompañó a la directora Kathryn Bigelow en este viaje eterno por la noche, son oscuras y repletas de peligros, mientras sus días son mortales y la luz se clava como dientes en los vampiros. Si The Lost Boys era una película para todos los públicos, Near Dark es para un público que “realmente” quiere ver una película diferente, polvorienta, muy sucia y, por qué no decirlo, realista.

La cámara de Kathryn Bigelow – su primer y único acercamiento al género de terror – rehúye malabarismos y se centra en un desierto eterno donde cada día se pasa en un suspiro y las noches deben proveer de caza; su tratamiento estético, junto con la música estática y distante del grupo Tangerine Dream, convierte Near Dark en una película difícil, irregular, pero que consigue algo único: que agonices con los personajes noche a noche.


Los vampiros creados a medias por Eric Red junto a la propia Bigelow, quien quería mezclar el western con el terror, son supervivientes natos, más cerca de las hienas que de lobos, y por ello resultan incómodos. Bill Paxton, Jenette Goldstein, Lance Henriksen y el niño Joshua John Miller, se presentan sin tapujos al espectador, no conoceremos mucho más de ellos excepto su carrera contrarreloj para encontrar comida antes de que salga el sol. Todos, junto a Jenny Wright, como el elemento trágico y romántico, ganan de lejos a Adrian Pasdar que interpreta al protagonista; su viaje entre la luz y la oscuridad no termina de enganchar al espectador y este es el mayor pero que encuentro a la película.

Near Dark es una muy buena aportación al tema, repleta de ideas, pero cuya apuesta cruel e inhumana no lo hacen recomendable para todos los públicos.

¿Te atreves a entrar al desierto?

Firma: Javier S. Donate.

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