Muestra SYFY - Shot in the Dark review

William (Kristoffer McMillan) ya no tiene ganas de vivir. Tras la muerte de su novia dos años atrás, su vida consiste en beber y arrastrarse sin rumbo, acompañado por sus amigos de toda la vida, que ya no saben qué hacer para sacarle del hoyo. Paralelamente, un asesino en serie campa a sus anchas por el pequeño pueblo en el que viven, sembrando el pánico entre sus habitantes…

Título original: Shot in the Dark

Año: 2021

Duración: 86 min.

País: Estados Unidos

Director: Keene McRae

Guion: Kristoffer McmiIllan, Keene McRae, Lane Thomas

Música: Alexander Taylor

Fotografía: Ryan Baker, Vlad Akusehevick

Reparto: Kristoffer McmiIllan, Keene McRae, Lane Thomas, Kelley Mack


Melancolía y supervivencia en una película confusa por su montaje y su fotografía.

Shot in the Dark arranca con una propuesta que siempre llama la atención: basada en hechos reales. Por lo visto, en algún remoto lugar de Estados Unidos, empiezan a aparecer trozos de cadáver metidos en cajas de cartón, y la película se centra en qué sucede a lo largo de esas horas en la pequeña localidad donde transcurren los hechos. Se trata del primer largo de su director Keene McRae, cuya carrera se ha centrado en la actuación y a dirección de videoclips.


William (Kristoffer McMillan) ya no tiene ganas de vivir. Tras la muerte de su novia dos años atrás, su vida consiste en beber y arrastrarse sin rumbo, acompañado por sus amigos de toda la vida, que ya no saben qué hacer para sacarle del hoyo. Paralelamente, un asesino en serie campa a sus anchas por el pequeño pueblo en el que viven, sembrando el pánico entre sus habitantes…

Es duro empezar así, pero creo que casi nada funciona en Shot in the dark. Cuenta su director que han tardado diez años en sacar este proyecto adelante, entre escritura y búsqueda de financiación, pero lamentablemente el resultado no brilla.

Lo primero que me costó digerir fue a su protagonista. McMillian no consigue llenar la pantalla ni hacernos sentir nada respecto a su situación, ni en los momentos dramáticos en los que recuerda su vida feliz de hace unos años, ni en los momentos en los que lucha por resistir. Su registro es bastante escueto y nada de lo que le pasa al pobre William nos hace vibrar. Sin duda la persona que más convence a nivel de reparto es esa novia a la que el personaje de McMillian echa de menos, Christine Donlon (Escape Room).

Pero siendo honestos, este no es el mayor de los problemas de la cinta. La fotografía y el montaje no ayudan en nada. Planos demasiado oscuros y cerrados que dificultan mucho la comprensión de lo que está sucediendo se cargan el ritmo de la narrativa. Nos cuesta entender quien está haciendo qué, quién está pegando a quién, y la acción se vuelve molesta e incomprensible. El punto de vista que se nos marca es demasiado cerrado y eso entorpece la historia. El montaje con saltos hacia atrás y hacia adelante es confuso, sumándole lo que acabamos de destacar se convierte en un producto de consumo pesado y bastante tedioso.


En este caso, lo que salvaría de la cinta es la violencia que tiene en algunas secuencias, pero claro, tampoco luce como debería debido a la foto y puesta en escena que a ratos me recordaba a la estética de una TV movie.

Y luego está el final, que a nivel de escritura puede estar bien. Quizás en el guion escrito entre Mcmillian, Mcrae y Thomas (los tres actúan además en la película) quedaba interesante, pero ya llegados a ese punto nos da un poco igual, y el destino de toda esa panda de amigos se nos hace indiferente.

Añadir que lo que aquí escribo fue el sentimiento general de todas las personas con las que he hablado de ella. Lo destaco porque es curioso cuando casi todo el mundo ve los mismos fallos, igual que cuando todos vemos los mismos aciertos.

Firma: Sonia Antorveza.
@bunyolsdesucre

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