La matanza de Texas review

Años 70. Erin, Kemper, Pepper, Morgan y Andy regresan de un viaje de placer. El encuentro con una mujer malherida en la carretera. Al intentar ayudarla, los jóvenes van a emprender un camino sin retorno hacia la muerte, la maldad... Y una sierra eléctrica.

Título original: The Texas Chainsaw Massacre

Año: 2003

Duración: 108 min.

País: Estados Unidos

Director: Marcus Nispel

Guion: Scott Kosar (Basado en el guion de Tobe Hooper y Kim Henkel)

Música: Steve Jablowski

Fotografía: Daniel Pearl

Reparto: Jessica Beal, Mike Vogel, Eric Balfour, R. Lee Ermey, Erica Leershen, Jonathan Tucker


Un remake correcto sin aportes nuevos.

Le salió bien la jugada a Michael Bay, quien pensó – hasta cierto punto acertadamente – que las nuevas generaciones no se acercarían al terror “añejo” y, por eso, decidió producir una serie de películas que reintrodujeran los clásicos para nuevos espectadores. Esta Texas Chainsaw Massacre costó 9 millones de dólares y, a nivel mundial, recaudo 108 millones.

Dinero aparte ¿Merece la pena el remake?


Años 70. Erin, Kemper, Pepper, Morgan y Andy regresan de un viaje de placer. El encuentro con una mujer malherida en la carretera. Al intentar ayudarla, los jóvenes van a emprender un camino sin retorno hacia la muerte, la maldad... Y una sierra eléctrica.

Marcus Nispel, director de multitud de videoclips, fue elegido para relanzar esta franquicia; sorprendentemente, Nispel no solo fue respetuoso con el original sino que se alejó del camino de su mentor Michael Bay: exceso de imagen, planos cortos, enfatismo visual, hipertrofia del ritmo, lo hortera al poder. La cámara de Nispel es calmada, sabe cuándo moverse y cuándo permanecer estática. Cierto es que abusa de lo estilizado porque hay demasiados momentos que fuerzan la lógica para meter unas imágenes “chulas” como la persecución entre las sabanas – ¿de verdad que en una casa tan llena de mierda, tienden las sabanas tan limpias? – o el momento del piano.

Pero hay algo que Marcus Nispel aprendió del original de Tobe Hooper: esos golpes secos de terror, el martillazo que se da al mismo tiempo al espectador como a los personajes, lástima que Michael Bay le impusiera la música de Steve Jablowski, su alma gemela en la saga Transformers, para añadir notas insípidas la mayoría del metraje y un exceso de elegía que resalte los momentos álgidos. Lo peor de esta nueva The Texas Chainsaw Massacre.

El guion de Scott Kosar intenta, inútilmente, dar personalidad a los protagonistas pero solo crea personajes intercambiables, tanto ellas como ellos, y aunque la película arranca con mucha fuerza – casi como una continuación de la original de 1974 – se ralentiza demasiado en su parte central. Lo bueno es que el tercio final está repleto de aciertos y deja con muy recuerdo.


Daniel Pearl regresa al universo que le dio a conocer, suya era la fotografía de la película original de Tobe Hooper, y sigue haciendo polvorientas las carreteras de Texas, sus maizales secos y el azul del cielo; en estas décadas, Pearl fue el director de fotografía de multitud de videoclips y eso se nota ya que hay cierto tendencia hacia una hiperestilización: ese abrazo en medio del campo entre Jessica Biel y Eric Balfour con las nubes de fondo, la persecución entre sabanas antes mencionada y, sobre todo, la exageración de lo mugriento y kistch que termina por resultar falso.

A nivel interpretativo podría distinguir entre los “chavales” y los “paletos endogámicos”, los primeros dan muy bien pantalla pero son intercambiables, más allá de lo guapa que está Jessica Biel, algo que no ocurre con el grupo enemigo, un casting perfecto que da mucha grima y está encabezado por un histriónico y divertido R. Lee Ermey.

Como ya dije al principio, Michael Bay dio un pelotazo con este remake/homenaje de un clásico, pero la película de Tobe Hooper sigue resultando más impactante, sucia y dolorosa gracias a que suplió su escaso presupuesto con mucho arte.

Firma: Javier S. Donate.

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