La Valija de Benavidez review


Título original: La Valija de Benavidez

Año: 2016

Duración: 80 min.

País: Argentina

Director: Laura Casabé

Guión: Lisandro Bera, Laura Casabé

Música: Gillespi

Fotografía: Mariano Suarez

Reparto: Jorge Marrale, Guillermo Pfening, Norma Aleandro, Paula Brasca, Rodrigo Lico Lorente, Alejandro Parrilla, Diego Echegoyen, Oliver Kolker, Valentín Javier Diment


Trepidante y surrealista cuento de terror.

Uno se pregunta: ¿por qué existe el arte?, una de las posibles respuestas podría ser el poner en el plano visible lo invisible, intentar plasmar en un medio sólido algo etéreo e indefinible. Esto que parece tan complicado se reduce en ocasiones a un simple punto, o una gota que simboliza un todo. Si no que se lo digan al pintor ruso Malevich en su célebre cuadro “Cuadrado blanco sobre fondo blanco”, y es que la nada puede llegar a ser todo un sentimiento.

Tras esta estrambótica introducción voy a hablar de La Valija de Benavidez, que como habréis podido imaginar tiene como trasfondo el arte, concretamente la pintura. Aparentemente algo no muy original, pero las apariencias engañan ya que tras un tenue tono surrealista se nos dibuja una historia sumamente interesante. Estoy hablando de hasta dónde está dispuesto a llegar un artista para llegar a la cima. En esta ocasión no se trata de ambiciones desmedidas, pero en el fondo el resultado es el mismo.


La debutante en el largometraje Laura Casabé da en el clavo en la manera como desarrolla la trama. El ritmo es uno de sus puntos fuertes sin llegar a ser infernal, cosa que tiene su mérito al estar rodada prácticamente en interiores, concretamente en el elegante y centenario Palacio Bencich de Buenos Aires. Esta localización puede dar la impresión en ocasiones de estar viendo una obra de teatro, sin que esto sea para nada algo peyorativo.

Benavidez es un profesor de arte casado con una promesa de la pintura. Tras una tempestuosa discusión, Benavidez decide coger su maleta y largarse de casa. No se le ocurre otra cosa que ir a pedir asilo a casa de su psiquiatra, que más parece un opulento ricachón pirrado por las obras de arte. Lo que parece una opulenta mansión es en realidad una residencia de artistas que se someten a un oscuro tratamiento. El intento de nuestro héroe por salir de allí es en vano. Su destino está en ese lugar.

Sugestivo film del cada vez más sorprendente cine argentino, el cual ha conseguido poco a poco traspasar sus fronteras sin abandonar lo que le es intrínseco. A pesar del un poco deshilvanado guión, Casabé consigue que el interés no decaiga en ningún momento, eso lo consigue con lo que ya comenté antes respecto al ritmo. ¿Cómo no?, se guarda una bala en la recamara, no es que sea una vuelta de tuerca, pero es como la guinda que le falta al pastel. Un acierto.

En el apartado más técnico destacar la fantástica música de Gillespi, con ese nombre no es de extrañar que el jazz sea el protagonista para regocijo de los amantes de esa música, entre los cuales me cuento. También destacar la fotografía de Mariano Suarez que se apunta al carro de darle un toque pictórico al asunto.


En cuanto a las interpretaciones destacar a un excelente Guillermo Pfening en su papel de Benavidez y a Jorge Marrale como su psiquiatra. El resto del reparto cumple sobradamente, pero no quiero acabar este apartado sin nombrar a Valentín Javier Diment, en su corto pero carismático papel.

Para acabar decir que la nueva hornada de directores argentinos empuja fuerte, así que toca estar atentos a próximas producciones. De momento podéis degustar este excelente film.

Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan