One on One review


Título original: Il-dae-il

Año: 2014

Duración: 122 min.

País: Corea del Sur

Director: Kim Ki-duk

Guión: Kim Ki-duk, Jin Eun-soo

Fotografía: Kim Ki-Duk

Reparto: Ma Dong-Seok, Kim Young-Min, Lee Yi-Kyung, Jo Dong-In


El sectarismo es malo, ser víctima es peor.

Kim Ki-Duk ha vuelto a crear polémica. No si eso es de su agrado o, por el contrario, intenta que le veten en festivales de corte oriental que dicho sea de paso, últimamente tiran más hacia el más puro entretenimiento que a otra cosa.

Parece que la controversia o la discusión persiguen al afamado director surcoreano. Siempre ha sido un cineasta atípico dentro de la magnífica hornada de realizadores de ese país, alejándose de unas cintas que quitan el hipo, y que dicho sea de paso, se esperan con ansia en esta parte del mundo. Él no es una excepción, y la expectación que crean sus obras se ven enturbiadas por la decepción que provocan algunas de ellas. One on One es de estas, para desgracia de un público entusiasta que espera en las dos horas de duración que arranque de verdad la historia.

El tema daría para mucho, puesto que las sectas, sean del tipo que sean, siempre atraen nuestra atención. Aquí está tratado como si fuera una broma, al menos en mi opinión. Es como si a un coche de fórmula uno le pusiéramos unas ruedas de bicicleta, ostión seguro. La dureza de estas palabras viene dada por la decepción de ver algo que no encaja, que está deslavazado, sin sentido, y que además está rodado por alguien capaz de ofrecernos mucho más.

Nadie encuentra explicación al terrible asesinato de una niña. La secta The Shadows decide aplicar la justicia por su cuenta a los siete causantes de ese horrible crimen. Nadie está a salvo, ni sus propios componentes.

Como no podría ser de otra manera, Kim corre con todo el peso del film, eso tiene una ventaja que es que el mérito, si se tercia, es todo suyo, pero también tiene el inconveniente de que el fracaso recaerá todo sobre sus espaldas. No obstante todo tiene arreglo y el que veo en esta ocasión es que rápidamente se ponga a rodar algo más digerible.

En medio de tanta confusión, sí que hay cosas que se salvan. Por ejemplo la exquisita fotografía, no voy a decir de quién. Oscura y muy cercana al cine que nos gusta, pero pasa desapercibida entre un guión confuso y falto de ritmo y unas interpretaciones que dan la impresión de que navegan en una tormenta, van dando bandazos sin sentido, el que logra al menos salvarse es Ma Dong-Seok, en su papel de líder sectario. La trama es interesante, por lo tanto la premisa inicial sí que hay que valorarla, no tanto su desarrollo, que como hemos comentado, dista mucho de lo que se podría esperar.

Prescindible film, me sabe mal decir esto, surcoreano, que no aporta nada a lo que en principio iba dirigido, thriller-crimen-drama. Lo calificaría como solo para incondicionales de Kim Ki-Duk. La suerte que tiene es que son muchos.

Firma: Josep M. Luzán.