The Quiet Ones review


Título original: The Quiet Ones

Año: 2014

Duración: 98 min.

País: Reino Unido

Director: John Pogue

Guión: John Pogue, Craig Rosenberg, Oren Moverman

Música: Lucas Vidal

Fotografía: Mátyás Erdély

Reparto: Sam Claflin, Jared Harris, Olivia Cooke, Erin Richards, Rory Fleck-Byrne, Laurie Calvert, Max Pirkis, Richard Cunningham


Experimentos con final terrorífico.

La primera motivación cuando supe de este largometraje fue el sello que lleva: Hammer. Esta productora, que tan bien supo posicionarse y promover el género durante décadas, está volviendo a intentar encontrar su hueco y, tras una muy interesante La Mujer de Negro, vuelve con esta historia sobre posesiones, experimentos e intrigas varias.

La historia muestra cómo un profesor lleva a cabo distintos experimentos con Jane Harper, una joven que se supone tiene poderes sobrenaturales, junto con un grupo de estudiantes de Cambridge, que se encargan de grabar todas las pruebas hasta descubrir la terrible verdad.

¿Y funciona? Depende. Como producto, yo creo que sí, es una película que sigue al dedillo las convenciones del género de exorcismos: empieza con un “basado en hechos reales” para darle más gravedad al asunto, hay muñecas, cámaras subjetivas, sustos por todos lados, puertas que se abren y se cierran solas, misterios por descubrir, el giro final...

Pero, como se ve, como propuesta innovadora o fresca no nos valdría. The Quiet Ones es un film construido sobre plantilla y eso, a un fan del terror se le puede antojar aburrido y previsible. Porque no es muy difícil saber dónde está el susto ni dónde está la vuelta de tuerca.

Entrando en elementos a destacar, el papel de la poseída interpretado por Olivia Cooke (Bates Motel) es todo un acierto, sólida y creíble, aunque es una lástima que no se vea respaldada por el resto del elenco, que encarnan con poco carisma personajes planos y faltos de la seriedad que la película requiere. También funciona mucho la ambientación cuidada y retro, así como el color y la dirección de fotografía. La simbología satánica que puebla el film también da juego pero este punto fantástico y sobrenatural de la película se ve lastrado completamente por unos pobres efectos digitales. Los efectos de fuego y de humo sobre todo sacan mucho de la situación en la que aparecen.

Hammer ahora mismo creo que debería de seguir intentando a través de distintas películas encontrar un nuevo sitio en la industria del terror, soltarse más y dejar de abogar por esquemas desgastadísimos y volver a la grandeza de los proyectos que realizaron hace 30 años. Aquí siempre tienen y tendrán un fan que los espera.

Firma: Pedro P.