Abductee review


Título original: Abudakuti

Año: 2013

Duración: 95 min.

País: Japón

Director: Yûdai Yamaguchi

Guión: Keisuke Makino

Música: Nobuhiko Morino

Fotografía: Masakazu Oka

Reparto: Yuichi Nukumizu, Maari, Jiji Bû, Miho Harita, Masao Inutsuka


Experimental y perturbadora a partes iguales.

El cine del director japonés Yûdai Yamaguchi, se ha movido siempre entre la comedia y el terror. En Abductee se decanta por esta segunda opción, pero no es un terror al que estemos acostumbrados, el algo más psicológico y, porque no decirlo, sorprendente. Con cierto aire de Cube de Vincenzo Natali, esta película no nos propone enigmas o cosas parecidas, directamente abalanza sobre el Sr. Chiba toda la soledad. El hecho de que el único decorado sea un contenedor da idea de lo claustrofóbica que resulta.

La osadía del guión de Keisuke Makino es evidente. Mantener el interés del espectador durante sus 95 minutos de duración es algo muy meritorio, aunque lo consigue a medias. Nos regala un final para nada coherente y muy confuso. No obstante hay que valorar un buen ritmo en el desarrollo de la trama. Va introduciendo elementos poco a poco para que el público se sienta atraído y logre ligar esta salsa muy poco picante.

Las obras que tratan temas complicados o difíciles, que van más allá del siempre aspecto visual, requieren un plus de esfuerzo de las personas que las visionan. Esto, para unos, es algo sumamente positivo, darle a la mollera es un buen ejercicio para que no se atrofie, pero amigos, no olvidemos que el cine tiene mucho de entretenimiento y en esto anda muy escasa. No estoy hablando del manido tema de cine comercial o no, es algo que traspasa esto, entrando en temas que, disertando sobre el complicado mundo de la industria, nos daría pie a una discusión que no es el motivo de estas líneas.

Atsushi Chiba es un cincuentón que se despierta atado y amordazado dentro de un contenedor que viaja por estos mundos de Dios hasta llegar a un puerto. A su lado se encuentra una piedra de un extraño mineral. Pero no está solo del todo, para su suerte o su desgracia, numerosas voces hacen que la historia tome tintes terroríficos.

El experimentado actor Yuichi Nukumizu, cuya mayor parte de su carrera ha transcurrido en el medio televisivo, da vida al protagonista. Compone un personaje atormentado de manera magistral, al mismo tiempo que sobria. Su imagen de persona desesperada provoca que el espectador sienta en sus propias carnes la soledad. La historia da todo el juego posible para una interpretación de altura, y él, damos fe, que lo aprovecha. La fotografía de Masakazu Oka contribuye sobradamente a la angustiosa sensación de ahogo.

Llegamos al final. Deciros que es un film experimental, pero que contiene elementos positivos aunque, desgraciadamente, no aprovecha para ofrecernos un final a la altura de las expectativas iniciales. No obstante, si os gusta el cine japonés que no sea de mamporros, puede ser una buena opción.

Firma: Josep M. Luzán.