Entrevista a Aída Cordero, directora y guionista de Angustias

Angustias es el proyecto final de mis estudios de dirección cinematográfica y el punto de partida fue la película Amor de Haneke en el que una pareja de ancianos se ve en la tesitura de la soledad, la dependencia, los cuidados, la enfermedad. Me puse en ese lugar y qué haría yo, y al mismo tiempo me leí un relato de Emilia Pardo Bazán llamado El Vampiro. Así que uní las dos ideas: qué pasaría si a dos ancianos les dieran la oportunidad de convertirse en vampiros para evitar el dolor y envejecimiento.

¿Cómo surge el proyecto?

Angustias es el proyecto final de mis estudios de dirección cinematográfica y el punto de partida fue la película Amor de Haneke en el que una pareja de ancianos se ve en la tesitura de la soledad, la dependencia, los cuidados, la enfermedad. Me puse en ese lugar y qué haría yo, y al mismo tiempo me leí un relato de Emilia Pardo Bazán llamado El Vampiro. Así que uní las dos ideas: qué pasaría si a dos ancianos les dieran la oportunidad de convertirse en vampiros para evitar el dolor y envejecimiento.



Aunque el corto es como un homenaje al fantaterror hispánico hay toques de Berlanga, Buñuel, etc… grandes del cine español.

Para mi es una tragicomedia, pero sobre todo un homenaje a todo al cine de terror clásico que me encanta y que tanto me ha marcado. Mi principal referente ha sido el Jovencito Frankenstein de Mel Brooks. El guion nació como un drama, que no acababa de funcionar hasta que una amiga me dio un buen consejo y me convenció para que explotara la parte cómica.

Es como tú dices, me encanta Berlanga, Buñuel, añado una influencia al gran Ibáñez y su Mortadelo y Filemón porque son los comics que leía de pequeña; también hay mucho de Historias para no dormir de Chicho Ibáñez Serrador.



¿La sociedad vampírica Waldemar es un homenaje a Paul Naschy?

Si, un homenaje a su personaje de Waldemar Daninsky porque es una de las piezas fundamentales del fantaterror hispánico, de hecho el acuñó ese término. Le enseñé el corto a su hijo, Sergio Molina, y le hizo mucha gracia. Es mi manera de devolver a Ibáñez Serrador y Naschy todo lo que me han dado, como cinéfila, pagarles todo lo que me han enseñado y nos han hecho disfrutar sin complejos.

Foto de Sergio Morales

¿Cuáles son los referentes del trabajo visual y fotográfico?

Me encanta el cine en blanco y negro, por eso lo quería a toda costa en B/N. Hablé con mis directores de fotos, Julio Salazar e Iván Melguizo, y enseguida nos pusimos en la misma línea: el jovencito Frankenstein, Nosferatu de Murnau, Drácula de Todd Browning, y tiene algunos planos también de Ingmar Bergman mientras el juego de las sombras viene del Drácula de Francis Ford Coppola.

Pero bueno, a Julio Salazar e Iván Melguizo yo solo tuve que pedir y ellos me dieron porque estaban encantados con el elemento barroco de las luces.



Llevas a primera fila a Marian Salgado para protagonizar Angustias.

Con Marian coincidí en un Sombra en Murcia y ahí conectamos muy bien, desde entonces seguíamos en contacto. Yo estaba escribiendo Angustias y continuamente me venía Marian a la cabeza. Mi parte racional me decía que Marian vivía fuera de Madrid, que no le iba a gustar mi guion ni le apetecería hacerlo. En un momento dado cogí el teléfono y se lo propuse, le mandé el guion y le encantó aparte de hacerle mucha ilusión volver a rodar. Estuvo muy arropada durante el rodaje y sin duda fue un sueño.



¿Qué nos puedes contar de sus compañeros de reparto?

Tenía muy claro también que el papel de vampiro Armand era para Carlos Urrutia, y fue un proceso muy parecido porque el papel le parecía divertidísimo, le apetecía rodar con Marian. El resto fueron propuestas que aparecieron en los castings convocados, de ahí surgieron Jack Vincent como el marido, Luna Bermejo y Belén Orcajo que eran las hijas del matrimonio.



El rodaje fue exprés, ¿No?

Fue muy intensivo e intenso, lo rodamos en dos jornadas porque era el tiempo establecido por la escuela para el rodaje de los cortometrajes, era un ejercicio de contención con diez minutos de metraje y dos sesiones. Estos límites agudizan el ingenio, fue un ejercicio interesante.



En el Sombra se proyectó Angustias junto al largometraje multipremiado de Caye Casas La mesita del comedor.

Me encanta que se haya programado en esa dupla, porque La mesita… es una película que me gustó mucho y según salí de verla le dije a Caye: “lo he pasado como el puto culo con tu película, no quiero volver a verla” (risas) y creo que la crítica le gusto bastante.

Tienen muchas cosas en común, como el presupuesto casi en número negativos, pero las dos están hechas con muchísimo amor, muchísimo esfuerzo, y coinciden en el humor negro y esa cotidianidad que le puede pasar a cualquiera.


Aunque Angustias está fuera de concurso, tu cortometraje Dolores también participa en la sección oficial del Sombra.

Dolores está codirigido con Erika Nieto, que también lo protagoniza y si con Angustias experimenté más visualmente, Dolores es un thriller con tintes de gore, un thriller de venganza y está funcionando muy bien en festivales.



¿Cuál es el futuro de ambos cortos?

Estoy contentísima, feliz, por tener dos cortometrajes en el circuito de los festivales. Angustias ha ganado el premio al mejor corto de terror/comedia en el festival hindú Rani Durgavati, aparte de que está incluido como extra en el blu-ray que ha lanzado el 79 de La endemoniada de Amando de Ossorio. Aparte de eso seguiremos moviéndolo hasta donde lleguen.



¿Qué puedes contarnos de tus próximos proyectos?

Estoy aprovechando este “impasse” mientras los cortos están en festivales, escribir cortos y largos para presentarlos a todo tipo de laboratorios, concursos, etc… y pasado un tiempo prudencial rodar otro cortometraje porque me apetece muchísimo. Me apasiona rodar y estoy deseando volver a ponerme detrás de la cámara.



¿Película de terror favorita?

Tengo muchas, pero si tuviera que quedarme con una sería Drácula de Bram Stocker, dirigida por Coppola porque es la película con la que hizo que amara el cine, y a pesar de que el envoltorio es terror, en el fondo es un historión de amor. Todos esos homenajes que hizo Coppola en cierto modo los he emulado en Angustias porque en cierto modo es la película que me cambió la vida al verla y por ello he querido dedicarme al cine.