Fantasia - The Deadly Spawn review

El meteorito ha caído a tierra y, en su interior, parece que viaja un ser maligno. A la mañana siguiente, una casa familiar es sitiada por una horda de bichos con una sola intención: comer y multiplicarse.

Título original: The Deadly Spawn

Año: 1983

Duración: 82 min.

País: Estados Unidos

Director: Douglas McKeown

Guion: Douglas McKeown

Música: Paul Cornell, Michael Perilstein, Ken Walker

Fotografía: Harvey M. Bimbaum

Reparto: Charles George Hildebrandt, Tom DeFalco, James L. Brewster, Ethel Michelson


¡El monstruo que devoró New Jersey!

Hay algo paradójico en The Deadly Spawn, es fea de narices, las interpretaciones son terribles y, sin embargo, está repleta de veracidad.


El meteorito ha caído a tierra y, en su interior, parece que viaja un ser maligno. A la mañana siguiente, una casa familiar es sitiada por una horda de bichos con una sola intención: comer y multiplicarse.

Es momento de luchar, no de esconderse en un rincón.

The Deadly Spawn es el único crédito en la mayoría de los participantes en la película, tanto a nivel técnico como interpretativo. Hay muchos rasgos de amateurismo a lo largo del metraje pero eso no impide que el visionado deje unas sensaciones más que logradas. Tal vez su mayor acierto es a la vez su mayor demerito: todo es terriblemente feo y vulgar, los actores y actrices son terribles y se han llevado lo mejor de cada armario para salir en pantalla (ganando el négligeé transparente que lleva la actriz que hace de madre, entre demodé, sugerente y de película porno). Y aun así uno se los cree de principio a fin.

Que el mal ataque un sitio tan desconocido como New Jersey en vez de lugares vistos mil veces en pantalla, retrotrae a esos pueblos perdidos de la costa donde anidaban los seres Lovecraftianos, al mismo tiempo que añade cierto tono documental al estilo The Night of the Living Dead y atención a su final porque es como un espejo de la ópera prima de Romero.

Única película escrita y dirigida por Douglas McKeown autentico rodaje de guerrilla, donde todos los metros cuadrados de la casa son utilizados de una forma u otra con guiños constantes a la serie B, y cuya desvergüenza hace que tragues ruedas de molino como ese papel pintado en las paredes que dan ganas de arrancarse los ojos; al igual que en esas series B de las que bebe, McKeown pone su cámara en los outsiders y los inadaptados, un antecedente de esa oleada pro-nerd que llegaría un año después con Revenge of the Nerds, siendo los protagonistas los cerebritos del instituto – aunque sus charlas sean un rollo que aletarga la trama - y un crío inadaptado que adora las películas de monstruos y es el único que tiene dos dedos de frente para actuar; en el grupo meter a la más anciana del grupo de señoras, que mantiene la horda a raya a base de zapatazos repletos de energía.


El diseño de la criatura es básico, ahí estamos de acuerdo, pero es maravilloso por su simplicidad y efectividad; los make up de Arnold Gargiulo y Gregory Ramoundos tienen el toque amateurista pero atención a todo lo que se refiere al sótano y a la madre, ahí encontramos ganas de enseñar lo que valen y lo consiguen de sobra.

Interpretativamente no hay mucho nivel, pero sería injusto no mencionar a Charles George Hildebrandt por esa cara de niño cabrón, al que hace de su tío/psicólogo John Schmerling porque en su sesión de terapia parece un pederasta, a Judith Mayes como Bunny o al único actor cuya ficha actoral tiene más créditos: James L. Brewster.

The Deadly Spawn aguanta las sucesivas revisiones por una razón principal: hay algo en la película que no está sujeto a tiempo o a modas, es cutre y a veces se hace pesada pero hay una extraña veracidad.

Firma: Javier S. Donate.

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