Entrevista a Patricio Valladares Parte I. Convirtiendo su hobby en un medio de vida


Nos pusimos en contacto con el director chileno Patricio Valladares, al que ya conocíamos anteriormente, debido al rodaje de Hidden in the Woods 2. Lo que iba a ser una charla de quince minutos se convirtió en una hora debido al torrente de historias, anécdotas e información que es Patricio.

No hemos podido resistirnos a transcribir parte de la entrevista y, por ello, la hemos fragmentado en dos partes.


¿Cómo comenzaste tu carrera?

Cuando era adolescente uno veía películas y le parecía que debía ser muy costoso y complejo levantar proyectos, pero luego descubrí en el videoclub el ultragore alemán, las pelis de Olaf Ittenbach o Jörg Buttgereit que eran películas hechas entre amigos y muy pequeñitas. Entonces me di cuenta de que existía esa forma de hacer películas y empecé a rodar con los amigos durante el fin de semana. Podía hacer pelis de género estando en Chile, sobre todo en la época del 90 hasta el 2001 que hubo un auge de las clásicas películas de arte latinoamericano. Películas de dictadura y cosas así.

Ahora en Chile se hacen muchas películas, que algunas llegan a salas o a plataformas mientras muchas mueren en el camino o en los festivales de cine.


Entonces tu revelación fueron las películas directas a video.

Exacto, el ultragore alemán, Takashi Miike, todas esas películas que eran pequeña y me dije “voy a hacer películas sin grandes presupuestos”, recuerdo Mal gusto de Peter Jackson, Violent Shit y Zombi 90. Recuerdo a Alex Chandon, con el que me intercambié cartas y me consiguió todos sus videos, luego vi los cortos de Borja Crespo, Nacho Vigalondo, El tren de la bruja de Koldo Serra.

Empecé a hacer películas como un hobby, no pensaba que iba a poder trabajar en esto.


¿Cuándo decidiste que este iba a ser tu trabajo?

Es que me costaba mucho encontrar un trabajo normal (risas) y entonces como que me aburría de buscar trabajos y me dije “bueno, sigo haciendo películas”. Rodamos en Las afueras de la ciudad, un largometraje que rodé con la ayuda del gobierno chileno para rodar cortometrajes. Tuvo la premier mundial en el Fantasia y allí conocí a Michael Biehn que me produjo el remake y como que ya ahí empecé a rodar películas.


¿Rodaste En las Afueras de la Ciudad con el presupuesto de un cortometraje?

Siempre había pensado que era una película pero lo presenté como un cortometraje, porque en Chile el gobierno da el dinero, y para hacer largos es complejo porque siempre dan el dinero para cine arte, cine como de embajada.

En vez de decir que era una película de caníbales, lo presenté como un drama social: gente pobre en el campo y como no tienen que comer pues se ponen a comer la carne humana. Como vendedor de autos usados me busqué la forma de vender el proyecto. ¡Y salió!

Y me dije “con esta plata hago la película”, porque siempre he rodado películas y cortos con lo que tenía y bueno, en la primera semana se nos acabó el presupuesto, la segunda con lo que se podía y para editar la película tuve que pedir un crédito al banco, pagarlo por mi cuenta, para poder terminar la película. Luego Mitch Davis, el programador del Fantasia me invitó al festival y allí conocí a Michael Biehn que según la vio me dijo “quiero comprar los derechos para hacer un remake”, y con eso pude pagar el crédito.


¿Y qué dijo el gobierno chileno cuando vio lo que habían subvencionado como corto?

¡No la vieron! (risas). Al final en todo el mundo, con esto de las subvenciones lo único que les importa es que presentes los gastos, todo el papeleo administrativo. Yo presenté todo eso y la película en el DVD*. Y me llamaron a la semana para decirme que debía ir para allá y me dije “oh, vieron la película”. Pero no, era que habían hecho la deducción de gastos y, al cambio, les debía treinta dólares del presupuesto porque me había pasado. Les di los treinta dólares y ellos jamás vieron la película.


Cuando Michael Biehn te compra los derechos, te vas a rodar a Estados Unidos el remake de En las Afuera de la ciudad.

Si, Hidden in the Woods, una película de sindicato, con actores profesionales. Fue un poco pesadilla porque yo estaba acostumbrado a trabajar con los amigos los fines de semana, por la forma de trabajo. Como en Estados Unidos hay una industria muy consolidada me dije “voy a hacer una película con una cámara muy grande, profesional”, porque yo había hecho En las afueras de la ciudad con una cámara de fotos, “voy a hacer una película muy mainstream, muy pro”. Y Michael Biehn dijo: “No, quiero una película tal cual como la vi yo, porque estoy aburrido de hacer películas grandes y americanas, quería hacer una película así de sucia por la estética”.

Los guionistas, Bradley Marcus y Kevin Marcus, adaptaron el guion mío junto a Andrea Cavaletto y presentaron algo distinto pero Michael Biehn les dijo que “simplemente” tradujeran los diálogos y adaptaran el guion para actores americanos.

Fue un choque porque yo quería hacer una película muy americana y él una película latinoamericana con trasfondo gringo.


¿Qué recuerdos guardas del rodaje de Hidden in the Woods?


Fue una experiencia buenísima, con un equipo inmenso, con William Forsythe que ha trabajado con Rob Zombie – y yo soy fanático de Rob ZombieElectra Avellan que es sobrina de Robert Rodríguez y me regaló un machete firmado por Rodríguez y Danny Trejo. Todo eso fue muy bueno. Lo malo fue el calor de Texas, y el tema de los sindicatos que limitaba el número de horas que se podía grabar. Eso es lo que pasa cuando vienes del mundo amateur y te encuentras con el profesional.

Como yo no había ido a la escuela de cine, fue como una escuela de cine de tres semanas.


¿Y cómo funcionó Hidden In the Woods?

Al terminarla, Michael me dijo que había vendido Hidden a Sony, porque los festivales no querrían pasan el remake de la misma película. Empezó a venderla con el agente de ventas que había financiado parte de la película, funcionó muy bien en Alemania, Estados Unidos, Canadá, estuvo en Netflix Asia.


Ahora vamos a hablar del guionista Barry Keating, un nombre unido a tu carrera desde 2016 con Downhill.

A uno de los productores de Hidden, Loris Curci, le dije que quería adaptar al inglés un guion que yo tenía escrito. Loris me dijo que conocía a un chico irlandés que tiene un sentido del humor como el mío, vivía en Barcelona porque trabaja escribiendo guiones para Ubisoft. Estuvimos adaptando el guion pero no lo logramos financiar, así que escribimos un proyecto más barato, Downhill, que rodamos en Chile. Y ese año también hicimos Vlad’s Legacy en Turquía y Nightworld con Robert Englund en Bulgaria.


¿Cómo se consigue hacer de seguido tres películas en tres continentes distintos?

Eso fue muy gracioso, es que trabajamos en Downhill con Nathalie Burn que es una actriz ucraniana que llevamos a Chile desde Estados Unidos. Y en el rodaje de Downhill me llama Loris Curci, que era el productor de la película turca y me pregunta qué estoy haciendo, le conté que tras terminar el rodaje de Downhill iba a hacer un primer montaje para que siguiera el montador. Y me preguntó si quería ir a Turquía a hacer una película, una película grande. El guion me lo leí en el vuelo a Turquía y el equipo era muy grande. La mejor experiencia que he tenido, tanto a nivel profesional como a nivel turista.

Rodar en Turquía fue genial, un nivel profesional súper alto, mucho standard. Lo curioso es que en Turquía el boleto del cine es muy barato y va mucha gente a ver cine de terror turco.


Y luego Nightworld en Bulgaria, protagonizada por un icono del cine de terror como Robert Englund.

Nightworld es la película más grande que he hecho hasta ahora, de presupuesto y gente. En Bulgaria se hacen muchísimas películas de acción de Estados Unidos. En la película estaba la mujer del dueño de la productora Millenium, por eso grabamos parte de los interiores en los estudios de Millenium.

Cuando leí el guion de Milan Konjevic y Barry Keating era como una película de Lucio Fulci de los 90 y era buenísimo, les pregunté si podríamos trabajar un poco con el arte y entonces la señora de arte había sido la directora de arte en Abandonados de Nacho Cerdá. Era muy pro y fabricó un montón de decorados, yo estaba contento porque podía hacer una puerta tipo puerta.

Cuando trabajé con William Forsythe en Hidden in the Woods la experiencia no fue muy grata porque era un poco cascarrabias, así que cuando trabajé con Robert Englund pensé que sería igual pero fue lo contrario: siempre contaba historias, muy buena persona y le encantaba el cine contemporáneo y al igual que yo era fanático de las películas de Jeremy Saulnier, Blue Ruin y Green Room.

Nos tirábamos horas hablando de esas pelis. Fue una experiencia alucinante.

(Continuará…)