Dead Ant review



Una banda de rock que conoció épocas mejores hace una parada en el desierto de camino a un festival de música para tomar peyote y buscar inspiración para nuevas canciones. Pero en la reserva india les advierten que profanar esas tierras de manera irrespetuosa les puede acarrear la peor de las suertes.


Título original: Dead Ant

Año: 2017

Duración: 87 min.

País: Estados Unidos

Director: Ron Carlson

Guion: Ron Carlson

Música: Edwin Wendler

Fotografía: Marc Carter

Reparto: Rhys Coiro, Leisha Hailey, Jake Busey, Sean Astin, Tom Arnold, Michael Horse, Danny Woodburn, Sidney Sweeney, Natasha Blasick, Joi Liaye


Ant's & Drugs & Rock'n'roll.

En una review anterior hablé de lo que los apasionados de los festivales cinematográficos entendíamos por “películas festivaleras”, expresión que no encontrarás en ningún postgrado de cine ni en un sesudo libro de ensayo sobre el tema. Pero que me aspen si no es una expresión condenadamente buena para definir a Dead Ant en específico. Películas cortas (no suelen superar los 90 minutos), argumentos insustanciales y ridículos, un dechado de comedia y varias escenas que arrancan el aplauso del público. Películas que son una chorrada y a mucha honra. Es por estas cosas que ponerse a analizar una cinta como esta, o incluso el mero hecho de ponerle una nota es bastante prescindible, pues este tipo de cine no busca más que la diversión sin complejos y huye de sesudos y profundos introspecciones. Vamos de una maldita vez a hablar de Dead Ant.


Una banda de rock que conoció épocas mejores hace una parada en el desierto de camino a un festival de música para tomar peyote y buscar inspiración para nuevas canciones. Pero en la reserva india les advierten que profanar esas tierras de manera irrespetuosa les puede acarrear la peor de las suertes.

La cinta va de cara desde su primera escena, un chiste genial sobre en qué ha derivado el chamanismo en nuestros días y desde ahí hasta el final es un no parar de irreverencias. Si bien, salvo algunas escenas, el humor no llega a ser absolutamente hilarante sí que te hace estar con la risa tonta toda la cinta. Tema aparte es el CGI utilizado para animar a las hormigas, que hace parecer a las producciones de Asylum como tecnología punta. No puede ser más cutre, pero esto rema a favor de la película, no puedes tomarte en serio un argumento tan cafre y esperar un despliegue técnico desmesurado.

Dirige y escribe Ron Carlson, que acaba haciendo un trabajo bastante caótico en especial a lo referente al montaje y a las escenas de transición, en algunos momentos (sobre todo en las escenas de acción) los cortes están muy apresurados o son tan cortos que te acabas perdiendo por acumulación y no sabes bien el qué ha pasado y el cómo lo ha hecho. Protagonizan un buen puñado de caras conocidas, como Tom Arnold (Mentiras arriesgadas) o Sean Astin (El señor de los anillos), y unos cuantos de los que hacía tiempo que no se dejaban ver como Jake Busey (Starship Troopers), Rhys Coiro (30 días de oscuridad 2: Tinieblas) o Leisha Hailey (Fertile Ground). La prácticamente totalidad de la cinta es la relación que tienen los unos con los otros y lo idiotas que pueden llegar a ser. Tom Arnold y Rhys Coiro son los que tienen mejores líneas.


Y poco más, cinta inofensiva que olvidarás a los pocos días, pero divertida y sin complejos que si la ves con la compañía adecuada y dejas el cerebro en función baja te lo pasarás la mar de bien. Si lo que te gusta es específicamente el ataque de hormigas carnívoras pues lo aconsejable sería que le echaras un ojo al clásico Cuando ruge la marabunta (1954).

Firma: Oriol Hernández.