The Atticus Institute review


Título original: The Atticus Institute

Año: 2015

Duración: 92 min.

País: Estados Unidos

Director: Chris Sparling

Guión: Chris Sparling

Fotografía: Alex Vendler

Reparto: William Mapother, Rya Kihlstedt, Hannah Cowley, John Rubinstein, Erich Lane, Gerald McCullouch, Sharon Maughan, Anton Narinskiy, Suzanne Jamieson

Posesiones vintage con un poco de trampa.


Películas de posesiones se han hecho a docenas, algunas basadas en hechos reales y otras que son pura ficción, casi todas pecan de ser un poco repetitivas y cuesta diferenciarlas las unas de las otras un tiempo después de verlas. The Atticus Institute busca su propio lugar simulando un falso documental plagado de imágenes de archivo y entrevistas en el presente. Su buena factura logra hacerse interesante, pero una vez terminada te das cuenta que lo ha logrado por los pelos.

El doctor Henry West junto con otros colegas científicos crean un laboratorio en 1970 para investigar casos de telequinesis, clarividencia y parapsicología. Al cabo de unos años se encuentran con su mayor desafío, una mujer con unos síntomas tan extremos que incluso el ejército se interesa por el caso.

La película está narrada a saltos entre el presente con entrevistas a los científicos, familiares y durante la época de los sucesos con videos de archivo y documentación. La ambientación es total y muy lograda, prácticamente de lo mejor de la película, la tecnología que usan, las técnicas que utilizan, y evidentemente la estética de todo lo que se ve rezuma años setenta por todas partes.

Personalmente a la película le veo dos problemas. El primero es la técnica que tanto prolifera en el cine de terror de los últimos 20 años, y son las subidas de volumen en el momento clave y que por fuerza te asustan. Y si encima la película repite la misma técnica una y otra vez estas temiendo más por el susto sonoro que por la acción de la escena, y eso lo veo como un error. Y más grave es en esta película ya no por las veces que lo repiten si no porque en principio lo que estás viendo son videos reales con producción musical nula. Es decir, ¿el golpe de sonido ocurrió en ese momento? ¿o un editor cachondo los puso en un video donde se ve a gente sufriendo? Me pareció poco lógico.

El segundo es el esquema un tanto repetitivo de las secuencias, sin querer destripar demasiado, los experimentos con la paciente tienen la misma mecánica. Cada vez van a más pero las conclusiones son las mismas, y estas conforman casi la totalidad del metraje. Y siguen siendo interesantes pero en la mayoría no explican nada nuevo.

Chris Sparling debuta en solitario en la dirección, la inmersión en el modo documental es total salvo por un detalle que comentaré más adelante, logra un par de escenas realmente efectivas con muy poco (la escena de las cámaras de seguridad con la paciente durmiendo es realmente buena). Rya Khilstedt (La criatura, Deep Impact) interpreta a la pobre paciente, muy buena interpretación, puedes sentir pena por ella y en la misma escena temerla con un simple cambio de mirada. Prácticamente no habla salvo gritos y balbuceos, y aun así logra transmitir DE TODO. El detalle que decía antes es en la elección de William Mapother para el papel de Henry West, hace un buen papel de sobre todo “tío que está flipando” pero el problema es que interpretó al personaje de Ethan en Lost, automáticamente ya sabes que estás viendo ficción.

Entretenida película, con una duración muy ajustada y una gran ambientación, aunque un poco tramposa en su estilo y algo repetitiva en su procedimiento. Interesante.

Firma: Oriol Hernández.