Madison County review


Título original: Madison County

Año: 2011

País: USA

Director: Eric England

Guión: Eric England

Música: Igor Nemirovsky

Fotografía: David Starks

Reparto: Ace Marrero, James Cotten, Joanna Sotomura, Katie Stegeman, Matt Mercer


El uso de las máscaras en el cine de terror es algo habitual. Se trata de esconder la auténtica identidad del asesino en serie para provocar en el espectador una identificación con él. Puede ser una identificación positiva o negativa, pero en ambos casos se consigue crear una marca, luego, por desgracia, se intenta sacar un rendimiento comercial y las secuelas de la, por lo general, excelente primera parte se suceden hasta exprimir al máximo el éxito original. Digo por desgracia porque dichas secuelas emprenden un descenso paulatino, en cuanto a la calidad, quedando al final una mala caricatura de la primera parte solo comestible por sus recalcitrantes seguidores. Quizás el hecho de usar una máscara deriva del uso que en la vida cotidiana hacemos de la misma cada uno de nosotros, y los diferentes cineastas reflejan en sus películas algo que llevamos en el inconsciente. Estoy seguro de que si la cara de cada uno de nosotros reflejara nuestro verdadero estado de ánimo, Leatherface parecería un angelito. Otra cosa es cuál de estas máscaras nos parece más terrorífica. A mí, particularmente, la que he mencionado antes me parece realmente genial, pero sobre gustos no hay nada escrito. ¿Cual es vuestra favorita?

Un grupo de jóvenes deciden emprender un viaje por el Condado de Madison, en busca del autor de un libro que cuenta los espeluznantes asesinatos que se cometieron en ese lugar. Aquí encontramos, primeramente, una serie de relaciones entre los protagonistas rodadas más como una comedia romántica que como una película terrorífica. No obstante la cosa va avanzando, a nuestro pesar, pues creo que hubiera funcionado más si hubiera seguido en esa línea rosa. Al llegar nuestros amigos al pueblo no encuentran al escritor, pero en cambio hallan a una serie de parroquianos a cual más singular y que les miran de una manera un tanto extraña. Entre ellos destaca un señor un tanto peculiar. ¡Exacto! lleva una máscara, en esta ocasión es una cabeza de cerdo. ¿Se inspirarían los autores en alguien? Hay que subrayar que el trabajo que no acabe nuestro nuevo ídolo, lo hará la tercera edad, que como no hay asilos, las dejan que se distraigan con trabajitos varios.

A esta película se le ha hecho un trabajo de marketing excelente, se nota en la producción, fotografía, exteriores, caracterizaciones, etc., creando unas expectativas que ni de largo se cumplen. Su guión es deslavazado, previsible en su totalidad, con algunos intentos de giros de guión que se quedan en nada. Las escenas de violencia son pueriles, sin alma, sin ritmo. Las interpretaciones son de lo mejor de la película, aunque en las situaciones extremas notamos a faltar algo más de pasión en las actuaciones. Como siempre lo mejor del film es el malo, el de la cara de cerdo, aunque tiene una dura rival, la abuelita, candorosa y simpática como la nuestra, pero con una mala leche que asusta.

Curiosa cinta de terror, que por su presupuesto y expectativas creadas tendría que habernos dejado más contentos, pero solo nos hará sonreír.

Firma: Josep M. Luzán.