Título original: Más Negro Que La Noche
Año: 1975
Duración: 9102 min.
País: México
Director: Carlos Enrique Taboada
Guion: Carlos Enrique Taboada
Música: Raúl Lavista
Fotografía: Daniel López
Reparto: Claudia Islas, Susana Dosamantes, Lucía Méndez, Elena Rojo, Pedro Armendariz JR, Alicia Palacios

Un gato negro, cuatro mozas, el terror y la oscuridad.
Tras cimentar su carrera como director de terror, Carlos Enrique Taboada intenta mantener el equilibrio entre unos años 70 cinematográficos que venían repletos de cambios y el terror clásico que tantas alegrías le había dado previamente con Hasta el Viento Tiene Miedo y El Libro Negro.
¿Lo consigue? Tal vez un gato negro tenga la respuesta.
La joven Ofelia, quien vive en México DF con tres compañeras de piso, recibe la llamada de un abogado: tras fallecer su tía Susana, la rica de la familia, esta le ha dejado como heredera de su inmensa casa y sus posesiones. La única condición que le pone es que se haga cargo de su gato Becquer.
Ofelia, Aurora, Pilar y Marta se trasladan al lugar y pronto se darán de bruces con una realidad: el gato Becquer, quien es más negro que la noche, tiene sus propios horarios y hábitos… El choque entre las jóvenes y el gato dará lugar a una venganza sobrenatural que nadie podrá detener.
Para Más Negro Que La Noche, el tercer título de terror en la filmografía de Carlos Enrique Taboada Walker, el director mexicano decidió que ya era hora de abandonar esos lugares aislados en la campiña de sus películas anteriores y se acerca a la urbe de México DF, al mismo tiempo que añade cierta modernidad con cuatro jóvenes tan independientes como dinámicas, algo necesario en estos años 70 en los que de Estados Unidos llegaban los ecos de movimientos sociales – no olvidemos que en 1974 se había estrenado La Matanza de Texas de Tobe Hooper – y en Europa el giallo italiano se convertía en la nueva tendencia e incluso Mario Bava con Bahía de Sangre, dejó atrás el clasicismo esteta de sus películas para experimentar con la cámara y la suciedad de la imagen.
Es cierto que se notan los intentos de Taboada por intentar aunar la corriente europea y sus propias filias, pero gran parte del estilismo de la película está aún anclado en los sesenta más pop – maravillosos los trajes que visten las protagonistas – y estas jóvenes “independientes” siguen atrapadas en el Cliché de estar pendientes del macho bigotón – no hay un solo personaje masculino en la película que no tenga mostacho mexicano – que aparece puntualmente en la historia para protegerlas o apartarles del terror; en este sentido encontramos la vergonzante secuencia del pase de modelos de las jóvenes que no solo es innecesario sino también una repetición de un momento parecido en Hasta El Viento Tiene Miedo. Hay un personaje femenino que en el ecuador de la película verbaliza el problema que acucia a Taboada durante todo el metraje: “Una mujer moderna como yo, liberada de estas tonterías, y de pronto comienzo a escuchar lamentos a medianoche”.
Aunque el director no acierta en la traslación del giallo a su cine, si es cierto que maneja con soltura el tempo en las dos secuencias que más se asemejan a este subgénero: las que tienen lugar en el interior de una moderna biblioteca y que, posiblemente, sean los mejores momentos de Más Negro Que La Noche junto con el flashback virado de color que da explicación al motor interno de la historia – bastante previsible por otro lado-.
Todas las jóvenes protagonistas – Claudia Islas, Susana Dosamantes, Lucía Méndez y Elena Rojo - tienen largas carreras y vienen del mundo televisivo del culebrón, por lo que mejor no valorar sus dotes interpretativas. La clásica Alicia Palacios interpreta a la mucama y aunque cumple, su personaje de Sofía parece sacado de una película distinta.
Más negro que la noche demuestra que Carlos Enrique Taboada era un buen director pero que su arte se resiente al intentar calzar el giallo dentro de su horror gótico (¿Cómo no va a ser gótica una película donde el gato se llama Becquer?); pero si somos justos, incluso el director del giallo, Darío Argento, ha rodado horrores fílmicos al intentar adaptarse a los nuevos tiempos del terror… Todo es cíclico.
Firma: Javier S. Donate.
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