Título original: Wolf Man
Año: 2025
Duración: 103 min.
País: Estados Unidos
Director: Leigh Whannell
Guion: Leigh Whannel y Corbett Tuck
Música: Benjamin Wallfisch
Fotografía: Stefan Duscio
Reparto: Christopher Abbot, Julia Garner, Matilda Firth, Sam Jaeger

Leigh Whannel reinterpreta el mito de una manera muy seria y oscura.
Son infinitas las versiones que existen sobre el hombre lobo y, por si fuera poco, a pocos días del estreno de la que hoy nos ocupa, Robert Eggers anunciaba que iba a hacer una nueva película del mitiquísimo personaje. ¿Son demasiadas películas? sin duda, sí. Puede que los hombres lobo no den mucho más de sí, o quizás simplemente nadie ha dado con la tecla y ha conseguido sacarle ya más jugo a esto desde versiones tan chulas como Un hombre lobo americano en Londres o gamberradas tipo Dog Soldiers. Así pues, ¿aporta algo interesante la de Whannel? Diría que por lo menos aporta un tono diferente, serio y deprimente, casi como si de un drama se tratase, que le ha jugado malas pasadas en la taquilla. No es una película para ir a ver con tu panda de amigos para pasar un buen rato como otras producciones de Blumhouse. Es una película seria, sobre la paternidad y la perdida.
Blake creció en una cabaña aislada en medio de un bosque con su padre, y en cuanto pudo salir de ahí se fue a la ciudad. Sus recuerdos de la infancia son más bien oscuros, pero ahora que su padre ha fallecido, decide regresar a la cabaña junto a su mujer y su hija.
Tras un arranque muy bueno y tenso que transcurre de día, Hombre Lobo tiene lugar de noche. Y lo que es todo un acierto, es que transcurre en unas pocas horas, por lo que la película va directa al grano y no necesita de grandes y largas introducciones que no suman nada a la historia. Al ser de noche tiene una fotografía bastante oscura, que puede jugarle en contra en algunas secuencias.
Otro acierto es que Whannel nos muestra lo que percibe el hombre lobo cuando se transforma, y lo hace de una manera muy interesante que consigue ponernos en su piel. Aunque a nivel de transformación física se queda muy corta, no es espectacular ni interesante, más bien casi inexistente.
En cuanto al reparto, Christopher Abbot no está mal en su papel, aunque tampoco destaca sobremanera. A Julia Garner cuesta más creérsela en su papel de madre con problemas de conexión con su hija. Sus rasgos de niña no permiten visualizarla en el rol de progenitora, sino más bien en el de una hermana mayor o niñera.
Por lo tanto, un poco de cal y un poco de arena. O, dicho de otra manera, una película que no destaca en casi nada, pero que tampoco se hunde para llegar a ser mala.
Firma: Sonia Antorveza.
@bunyolsdesucre
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