Nefarious review

Tras el suicidio de su mentor, el psiquiatra James Martin debe asumir la misión que este dejó sin cumplir: determinar la locura o la cordura de un asesino múltiple que dice llamarse Nefarious y ser un demonio. Tras el juego del gato y el ratón entre el psiquiatra y el preso, Nefarious será ejecutado en la silla eléctrica o internado en una institución psiquiátrica. Las fuerzas se ponen en juego y antes de las once de la noche, siniestros sucesos tendrán lugar.

Título original: Nefarious

Año: 2023

Duración: 97 min.

País: Estados Unidos

Director: Chuck Kolzenman, Cary Solomon

Guion: Chuck Kolzenman, Cary Solomon

Música: Bryan E. Miller

Fotografía: Jason Head

Reparto: Sean Patrick Flanery, Jordan Belfi, Tom Ohmer, Glenn Beck, Eric Hansen


¡Guardaos de las ovejas disfrazadas de lobos!

Desde que el ser humano es (supuestamente) inteligente, ha creado a los Dioses para explicar aquello que no entendía. Todos los niños son expuestos, en menor o mayor grado, a la religión y, llegado el momento, deben tomar su propio camino: creer o no.


Tras el suicidio de su mentor, el psiquiatra James Martin debe asumir la misión que este dejó sin cumplir: determinar la locura o la cordura de un asesino múltiple que dice llamarse Nefarious y ser un demonio. Tras el juego del gato y el ratón entre el psiquiatra y el preso, Nefarious será ejecutado en la silla eléctrica o internado en una institución psiquiátrica. Las fuerzas se ponen en juego y antes de las once de la noche, siniestros sucesos tendrán lugar.

Nefarious arranca dinámica e interesante, aunque todo este principio es muy deudor de El Silencio De Los Corderos, con la llegada del protagonista a la cárcel y los primeros compases del “enfrentamiento” que tendrá lugar entre los dos protagonistas principales. El arranque de los diálogos también es rápido; como si de un partido de ping-pong se tratara, el turno pasa del preso al psiquiatra y viceversa.

Hay ideas interesantes a lo largo de este primer tercio que, como si de una obra de teatro se tratara, la relectura de la historia de la humanidad bajo el prisma de un demonio que tiene muchas quejas acerca de Dios y su supuesta “no beligerancia”. El libro en el que se basa Nefarious, The Nefarious Plot de Steve Deace, trata acerca de la creación y ascenso de Estados Unidos desde un punto de vista (muy) conservador, ya que el propio autor – con la voz de “su” demonio – avisa de los problemas que traerá el ascenso de la izquierda para la nación; sin haber leído el libro, independientemente de ese tono a conservadurismo, los comentarios destacan su capacidad de contar la historia de Estados Unidos con gran sentido del humor… Algo de lo que carece la adaptación a película llevada a cabo por Chuck Konzelman y Cary Salomon, dos tipos bastante peligrosos si atendemos a sus guiones anteriores: Dios (no) está muerto que trata sobre las dialécticas entre un chaval muy cristiano y el ateo de su profesor, y el panfleto antiabortista Unplanned, apadrinada por la productora evangélica Pure Flix.


Si partimos de aquí, encontramos joyitas a lo largo de Nefarious: ese tono grave con el que el demonio recuerda al psiquiatra sus “pecados” como dejar que su novia fuera sola para abortar ya que a él no le molaba tener hijos, o que hizo la eutanasia a su madre para quedarse con su dinero… Uff. No hay terror en Nefarious, sino una alargada conversación en la que, de pronto, se sale al exterior con personajes como el alcaide de la cárcel que hace una apasionada defensa de la pena de muerte aunque el acusado esté como unas maracas; entre los personajes solo faltaba un miembro de la asociación del rifle para tener el repoker del terror retrógrado en Estados Unidos.

La dirección de Konzelman y Solomon es competente e incluso brilla en las secuencias de la ejecución, pero todo está al servicio de la “palabra” y eso resta puntos. Sean Patrick Flannery se pasa con sus guiños, porque unos dicen que su personaje está tarado y él asegura tener el alma petada de demonios; Jordan Belfi tiene un palo metido en el recto durante parte del metraje, y el resto pone cara de sufrimiento extremo. Tom Ohmer es el alcaide y solo le falta escupir tabaco de mascar para ser más duro. El locutor radiofónico y conservador Glenn Beck aparece en el epílogo de Nefarious, solo para dejar más claro el mensaje de la película: Dios te ama, sé bueno.

Cuidaos de las películas de cristianismo extremo reconvertidas en películas de terror, son ovejas disfrazadas de lobos feroces.

Firma: Javier S. Donate.

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