Entrevista a F. Javier Gutiérrez, Víctor Clavijo y Ruth Díaz, director y protagonistas de La Espera


Ruth, este no es tu primer encuentro con el terror y el fantástico.

Ruth Díaz: hice Aparecidos con Paco Cabezas una película de terror con un componente social y muy doloroso, Para entrar a vivir con Jaume Balagueró y 13 exorcismos de Jacobo Martínez. No creo que sea un género menor.



Víctor, cuando Javier te propuso trabajar en La Espera le comentaste que no sería más difícil que rodar 3 días. ¿Ahora qué piensas?

Víctor Clavijo: que estaba equivocado (risas). Me dijo que iba a ser duro y contesté que no podría serlo porque 3 días había sido mi rodaje más duro hasta la fecha porque tuve siete accidentes, era muy torpe y me hacía daño; pero sí que La espera fue más duro porque se hizo en la mitad de tiempo y por los lugares emocionales por los que transita el personaje que son más oscuros, maduros y siniestros.



Javier ¿Por qué rodaste cronológicamente la película?

F. Javier Gutiérrez: sí, excepto por un par de secuencias que por otros motivos tenían que ir aparte, fue todo cronológico para reflejar el desgaste de Víctor. Hay muchas secuencias donde se mira en el espejo y ves cómo se va demacrando y el propio Víctor fue perdiendo kilos, ese descenso a los infiernos era algo que quería retratar de manera hiperrealista.



Ruth, es la primera vez que trabajas con Javier, ¿cómo fue el primer contacto entre los dos?

Ruth Díaz: había leído el guion y me parecía todo muy interesante e intenso, me recordaba muchísimo a La caza de Carlos Saura. Primero hablé con el productor, Antonio Pérez, y luego conocí a Javier por el casting. En un principio no me explicó mucho porque estaba localizando en Andalucía, hice el casting con Víctor que me grabó con el móvil. Cuando se lo mandaron le encantó y ya nos conocimos personalmente en los ensayos, con este personaje de Marcia que me recordaba mucho a mis abuelas, algo de background personal.


En la película, Víctor y tú formáis un núcleo familiar junto con el niño Moisés Ruiz, ¿Cómo trabajasteis esta dinámica los tres para la construcción de vuestros personajes?

Ruth Díaz: tuvimos muy poco tiempo de ensayo porque La Espera se rodó en cuatro semanas. Por ejemplo a Moisés le conocí ya en el rodaje pero fue sencillísimo establecer el vínculo porque enseguida se crea esa energía. Y con Víctor construimos la vida de esta pareja: yo era una mujer que se había casado tarde, que venía de un pueblo con más gente y actividad cultural. Eladio y Marcia trabajan en el coto de La espera de forma provisional, esperan prosperar para irse a un pueblo más grande pero ella empieza a sentir que se va a quedar allí para toda la vida porque su marido disfruta con este tipo de vida, y además se está llevando al hijo más a su terreno y por eso es una mujer frustrada, con dolor. Todo esto es el punto de partida cuando empieza la película. Yo creo que el público puede conectar con su soledad y reconocerse.

Víctor Clavijo: yo imaginaba un Eladio que había nacido antes de la guerra civil, hijo de un jornalero fusilado y que huyo del pueblo con su madre y una hermana pequeña, que muere en el camino del tránsito de refugiados que iban buscando trabajo. Tuvo que sobrevivir de pequeño como cazador furtivo, y así aprendió el oficio de guardés. Terminó como secretario de caza y así conoció a Marcia yendo a una montería, era una de las mujeres que preparaban la comida. Se hicieron novios y vivían en pueblos distintos así que Eladio tenía que ir andando diez, quince kilómetros para ir a verla.

También me imaginé que siendo un cazador tuvo un suceso muy desagradable, seguramente disparó a un guardés y le dejo malherido porque en la película dice “yo ya no cazo, ya no cojo la escopeta”. Se dio a la bebida, empieza la película como ex alcohólico pero empezaría a beber por la falta de trabajo, te vas al bar a pasar el tiempo y te tomas un chato detrás de otro hasta ser un alcohólico social.

Y su relación de pareja casi completamente rota, donde Marcia no le reprocha verbalmente pero si con la mirada que están aislados y no era eso lo que le había prometido.

F. Javier Gutiérrez: esa es la precuela (risas) la estamos preparando para el 2029. 



¿A la hora de escribir el guion ya tenías el componente sobrenatural en tu cabeza, y a partir de ahí hacer girar toda la historia?

F. Javier Gutiérrez: sí, no es una película que haya sido un Frankenstein por trozos sino que todo estaba ahí e ibas descubriendo las capas al mismo tiempo que el personaje de Víctor. Era un homenaje a ese cine de los años setenta, tanto al cine español aunque en ese momento no lo valoraba tanto como La caza o Los santos inocentes, y también al cine que me motivaba, el cine fantástico de los años 70 más duro y violento con toques a lo Sam Peckinpah. Pero siempre la intención fue hacer una declaración de amor, pero muy sutil, a ese cine con el que crecí.



Al recibir el guion, ¿Ya sabíais que había un componente sobrenatural o lo descubristeis con la lectura?

Ruth Díaz: a mí me sorprendió totalmente, de hecho para encajarlo es como “eh, qué está pasando”, pero luego me interesó mucho porque se vale de distintos géneros para ser contada; quiero decir que no es que salte de uno a otro porque le interese sino porque aporta a la historia, ese toque sobrenatural está en todo la anterior. Me gusta la forma de transitar por una tragedia familiar, un thriller angustioso, una historia de venganza y en medio el western y el realismo mágico.

Víctor Clavijo: Javier no me había anticipado nada, me pasó el guion. Recuerdo que no me contó nada, solo sabía que se llamaba la Espera. No sabía que tenía ese componente de género fantástico, me enfrenté a la lectura completamente virgen.



A la hora de rodar, Javier Gutiérrez se acercó mucho a los rostros y a los detalles.

Ruth Díaz: es algo que me gusta a la hora de rodar, porque te permite dar mucho con poco. Me gusta cuando la cámara se detiene en el rostro de los personajes y entonces podemos ver los pensamientos a través de sus ojos, también todo lo sensorial que tiene la película es porque se acerca mucho a los personajes, a sus manos, el calor, el sudor y los objetos.

Es como que se para el tiempo, coge una tensión que en un plano más abierto no la habrías descubierto.



En La Espera vuestros personajes hablan muy poco y expresan mucho, ¿Eso lo trabajasteis con Javier?

Ruth Díaz: claro, claro, Javier es el que te va diciendo por aquí o por allí. Aparte, la premisa fue desde el principio “menos es más”, que fuera todo muy sutil, todo bastante estático sin gran expresividad corporal o gestual. Date cuenta que todo se va cociendo a fuego lento y Javier quería que los mundos interiores estuvieran muy presentes, algo que te pierdes si hay mucha gestualidad.

Víctor Clavijo: eso sobre todo se ve en mi relación con el personaje de Saulo, interpretado por Antonio Estrada. No son hombres contemporáneos que se pueden dar un abrazo y decir “oye, que estoy mal, necesito ayuda”, eran hombres austeros donde la hombría consiste en tragarse los sentimientos por delante de otra cosa; sin embargo, no es que Eladio tenga un gran afecto a Saulo pero si le considera su único amigo, pero por ejemplo hablé con Javier que nunca sabes si Saulo, al ser también guardés como Eladio, le va a fastidiar cualquier caza o cualquier montería, pero hay un momento en que se queda tan abandonado que solo puede contar con Saulo.



Hay una secuencia en medio de la película, la protagonizada por Luis Callejo como un guardia civil, que resulta muy incómoda.

F. Javier Gutiérrez: era lo que pretendía. Es una secuencia que rompe mucho metraje en silencio y parece que Víctor se va a desahogar porque tiene alguien con quien hablar, pero uno siente una incomodidad contenida por el punto desagradable que pone Luis al personaje. Era necesario para mantener esa tensión continua sobre Eladio, Callejo lo hizo súper bien y es muy preciso porque consigue hacerte sufrir.


¿Existe también una versión de La Espera en blanco y negro?

F. Javier Gutiérrez: Inicialmente cuando se iba a rodar, como homenaje a ese cine de los años setenta, estuve hablando con Miguel Ángel Mora, el director de fotografía, también con producción, pero era algo muy complicado para estrenar en sala. Disfruté también trabajando en color, creando una paleta de colores, pero manteniendo en la vista una posible iluminación que luego pudiera utilizarse en B/N, algo hecho con toda intención porque incluso todo el montaje de la película lo hice en Blanco y Negro.

Y si la ves La Espera en B/N, tiene una diferente lectura que te evoca el espíritu de serie B de esa época y el código lo pillas más porque hay planos que son muy de ese estilo, incluso homenajes a la Hammer o la Noche del Cazador. Esperamos sacarlo en su edición digital porque no vemos factible un estreno de B/N en salas.



Víctor, después de 3 días y La Espera, ¿Volverás a coger el teléfono a Javier?

Víctor Clavijo: sin duda, ya ni hará falta que le coja el teléfono porque para lo siguiente que haga me tiene ahí para lo que quiera. Eso lo tiene meridianamente claro.



¿Cuáles son vuestras películas de terror favoritas?

Víctor Clavijo: La espera.

Ruth Díaz: de pequeña veía mucho género de terror, me encantaba, pero luego hubo una época en mi vida que deje de verlo. Ahora mismo mi película de terror favorita es Déjame entrar, la película de Thomas Alfredson.



Javier, ¿Cuál es tu último descubrimiento del terror?

F. Javier Gutiérrez: complicado, me gustó mucho La Bruja de Robert Eggers, muy interesante porque también es una película de género muy sutil, atmosférica y tal que es el tipo de cine que a mí me gusta.