Entrevista a Paco Marín, director de fotografía

Entrevista a Paco Marín, director de fotografía, dentro del Festival B-Retina 2023

¿Cómo era la manera de rodar los spaghetti westerns en Esplugas City?

En la preproducción no participaba, en aquel momento yo era ayudante de cámara, había una semana de prueba de cámara y empezábamos la película. El rodaje acostumbraba a durar entre seis y siete semanas, las películas normales, las que eran de un poco más de presupuesto podían durar entre ocho y diez semanas y las de muy bajo presupuesto duraban unas tres semanas. Eran rodajes muy intensos, muchas horas y poca planificación si lo comparamos con los films que rodaba Fernando Esteso, yo no trabajé nunca con él. Formaba parte de un tipo de cine que hacía un tipo de productora y un tipo de género. Eran películas de muy bajo presupuesto donde la calidad técnica muchas veces se encontraba a faltar.


Parece que últimamente se han redoblado los homenajes a Esplugas City, ¿qué siente al ver, en cierta manera, reconocido y recordado su trabajo?

Mi gran qué es que tuve la suerte de estar allí, de vivir aquello, yo no fui una persona importantísima ni nada, más que homenajes podíamos llamarlos reconocimientos, homenajes no, pero bueno, satisface, me siento orgulloso de haber pertenecido a aquella escuela de cine que fue Balcázar, que fueron los spaghetti que fue el estudio, el poblado y me siento reconfortado, me alegra que haya gente joven y no tan joven, sobre todo los jóvenes que se interesen en el tema, por ejemplo en este festival B-Retina. Son gente muy joven que han pensado en hacer un homenaje al spaghetti y a Esplugas City y al cine este serie B pero que estaba muy bien hecho. Vino gente muy importante aquí. Aquí vinieron Robert Taylor, Broderick Crawford, Eddie Murphy, Klaus Kinski, Van Heflin, en fin muchísima gente. En los spaghetti participó la Claudia Cardinale, muchísima gente reconocida.


¿Qué película destacaría entre las que usted participó?

Yo tengo una lágrima por no haber podido trabajar en C'Era una Volta il West de Sergio Leone. Esto son palabras mayores. A mí me llamó el jefe de producción que yo lo conocía ya que había hecho dos películas con él, y me llamó para ir a Almería a hacer la película, pero yo estaba trabajando en otra película y me faltaban tres semanas para acabar el rodaje, entonces yo lo planteé en la película que estaba haciendo y me dijeron que tenía un contrato y que tenía que quedarme. Hablé con el jefe de producción de C'Era una Volta il West y me dijo que ellos no podían esperarme, lógicamente, y que el director de fotografía no quería poner un sustituto tres semanas y que luego fuera yo y a él echarlo, y no pude hacerla y bueno es una película que me hubiera gustado mucho hacer.


¿Cuál de los edificios que integraban el poblado le gustaba más?

En el poblado todo lo que era la fachada, el noventa y nueve por ciento era de mentira, no había interior. Había tres sitios pequeños en los cuales se podía rodar, como plató, que unas veces lo convertían en barbería, otras veces en la tienda de ultramarinos o en el salón del sheriff, era pequeños. Todos los interiores se hacían en el estudio que también estaba en Esplugues de Llobregat, concretamente en el barrio del Rayo Amarillo.


¿Fue Esplugas City su mejor escuela?

Fue mi escuela. Luego, posteriormente con los años, trabajé con mucha gente y con gente muy buena. Si estás atento y te fijas, aprendes. En el barrio del centro de Esplugues de Llobregat trajeron hace unos años a George Martin, un actor que vivía en Estados Unidos, que ha muerto hace muy poco. Le hicieron un homenaje y proyectaron Una Pistola para Ringo. Fue cuando colocaron una placa donde estaba el poblado.


¿Qué diferencias hay en la manera de rodar de aquella época y la actual?

Dejando aparte el apartado técnico, que no se parece en nada, es la misma manera de rodar. Una película se compone de secuencias, estas en planos, y estos pueden estar más elaborados o menos y depende del presupuesto y de lo que sepa el director y los colaboradores. El nivel de la gente que trabaja en las películas suele ser siempre muy equilibrado, quiero decir, un buen director, Bernardo Bertolucci por ejemplo, nunca tendrá un director de fotografía mediocre, siempre tendrá un primera figura y el director de fotografía tendrá el mejor segundo operador y éste llevará al mejor ayudante y todo esto significa que cobran mucho dinero, y de actor nunca estará una medianía, estará Vittorio Gassman o Henry Fonda o quien sea, pero el mecanismo de funcionar es el mismo.


¿Se contaban con los medios suficientes?

Daban todo lo que hacía falta. Las coproducciones eran para sacar dinero. Se vendían en España, en Italia, en Yugoslavia, en Alemania se vendía mucho el spaghetti. Hay un documental, que se llama Goodbye Ringo, en el que sale un productor italiano que se llama Edmondo Amati que explica que en aquella época las películas que ellos rodaban se vendían en Shangai, en Tailandia, en Sudamérica, en todas partes compraban spaghetti. Era un tipo de cine que gustaba mucho.


¿Alguna anécdota que quiera destacar?

Tengo una que es un poco escatológica. Yo rodé una película que se llamaba Tierra de Fuego con un director americano que se llamaba Lesley Selander y el protagonista era Broderick Crawford, un actor americano muy importante, muy mayor, que estaba todo el día un poco perjudicado por la bebida y un día en el saloon salía él con cuatro pistoleros en la parte de arriba del saloon y abajo estaban los buenos, porque él era de los malos, y se liaban a tiros con balas de mentira lógicamente pero que hacían mucho ruido y “Vale, vale, buena, buena” lo levantan como pueden se lo llevan y al cabo de cinco minutos me llama un eléctrico y me dice: Paquito ven un momento, ¿tú no hueles a mierda? Y le dije: pues tienes razón, enciende ese foco, lo enciende y todo el suelo estaba lleno de mierda. Iba tan tocado el bueno de Broderick Crawford que del susto se le aflojaron los esfínteres y se lo llevaron directamente a la bañera, al camerino, lo desnudaron como pudieron, le cambiaron la ropa, le pusieron otra, no pudimos filmar bien los pantalones porque estaban todos mojados y manchados, en fin, una anécdota en exclusiva ya que no lo sabe nadie. Solo lo sabemos los que estábamos allí y ahora vosotros.


¿Ha participado en alguna película de terror?

Sí, trabajé en La Noche de las Gaviotas. En realidad es lo mismo que te pongan pistoleros delante que templarios, zombis u ovnis. Tengo una anécdota de La Noche de las Gaviotas. La protagonista era la Sandra Mozarowsky que era una actriz guapísima que dicen que se cayó de un edificio estando embarazada de alguien que ahora vive en Arabia. Esta chica, en el plano final de la película, se metía en el mar con un velo todo transparente después de cosas que le pasaban y se iba metiendo andando, andando hasta que le cubría. Esto era en el mes de Enero y hacía un frío que pelaba. Le dijeron: vete metiendo, cuando veas que ya casi te cubra te dejas caer y nosotros cortaremos. Se mete andando hasta que desaparece. ¿Corto? Le pregunto al director. No, no, no, espera, hostia, que hija puta, que buena es, como aguanta. Y no salía, no salía y al cabo de segundos sale a flote. ¿Corto? No, no, no, como aguanta. Bueno, se había desmayado, la sacaron de color lila, se metieron los especialistas a sacarla, que iban vestidos de templarios, la sacaron, lo dicho, de color lila.


¿Cómo espectador le gusta el terror?

Sí, me gusta el terror y me da miedo. Es una tontería, pero me da miedo. Me dan miedo las películas de terror de ahora. Terror psicológico. A mí el Drácula, el vampiro y todo eso me da risa, me gusta, pero cuando no ves las cosas, intuyes y te imaginas que algo está pasando, eso me da miedo y como vivo solo pues prefiero no verlas.


¿Película de terror favorita?

No es de miedo. Diría Freaks. La encuentro romántica, pero es muy dura. Hay amor, ternura, confraternizas con esos personajes.