Entrevista a Max Calvera, director del cortometraje Al Nadal toca fusta


Ovidi (9 años) y su caga tió Ramon, pasan por primera vez la Nochebuena en casa la familia francesa de Veronique, la pareja de su padre. La familia intentará celebrar como sea el Papá Noel. Sin embargo, Ramón hará todo lo posible para cagarle los regalos a Ovidi, aunque esto suponga derramar mucha sangre.


Cuéntanos el origen de ti cortometraje.

Al Nadal toca fusta (En Navidad toca madera), nace durante una cena familiar donde me entero de que mi prima pequeña había pedido no celebrar el tió porque le daba miedo. En ese preciso instante ya tenía media película montada en la cabeza. Un caga tió asesino, ¿Por qué no?


¿Qué se van a encontrar los espectadores del cortometraje?

Con Al Nadal toca fusta os encontraréis un corto gamberro que parodia tanto las películas navideñas como las dramedias francesas y que al mismo tiempo reivindica una tradición tan surrealista como la del tió. El corto está dedicado especialmente a los catalanes y catalanas, aunque espero y deseo que trascienda fuera de Cataluña. Sería brutal ver a andaluces, gallegos, madrileños celebrando el tió las próximas navidades. En fin... sea como sea, espero que disfrutéis de unos doce minutos sanguinarios y divertidos a partes iguales.


¿Cuáles son tus influencias?

Por lo general tengo tendencia de virar hacia la comedia. Por eso Berlanga y Billy Wilder son dos nombres que no podrían faltar en esta lista. Por otra parte, Alfred Hitchcock es un gran referente que me ha marcado mucho. Sin embargo, concretamente en esta pieza también hay rastros de la Serie B y del slasher, de John Carpenter, Wes Craven y Joe Dante.


¿Qué consejos darías a los futuros cortometrajistas?

Aunque no soy ningún veterano del séptimo arte sí recomiendo que hagan lo que les apetezca. Por muy surrealista que sea la idea y que les digan que están como un cencerro, tienen que filmar lo que les salga del corazón. Eso sí, siempre trabajando con humildad. Es igual de importante hacerse escuchar como dejarse aconsejar. Tampoco hay que ponerse nervioso cuando ponen en duda lo que propones. La mayoría de las veces es sano que suceda. Sobre todo cuando haces cine casi de forma prematura y tienes delante actores y actrices con una larga trayectoria. Escucha a tu equipo aunque después no modifiques nada.


¿Cómo ve el mundo del género fantástico hoy en día?

Jodido. Por una parte, no está muy representado en las carteleras. En los últimos tiempos la gran apuesta ha sido por dos tipos de cine radicalmente opuestos. Por un lado los dramas intimistas y por otro lado los blockbusters de superhéroes. Aun así, el propio cine fantástico es responsable. Después de haber ido al festival de Sitges más de cinco años consecutivos, muchas de las propuestas (independientemente de su presupuesto) caen en los mismos tópicos y clichés, lo que explica su fracaso en salas. En un mundo con una oferta tan alta de contenido, la gente no perdona. Por eso, en mi opinión, de momento el fantástico va en camino de convertirse en el nuevo Western. Es significativo que desde el Laberinto del fauno (2006) y Avatar (2009) no ha habido ningún filme del género fantástico que haya marcado tanto.


¿Puedes hablarnos de tus próximos proyectos?

Ahora mismo estoy trabajando paralelamente en dos largometrajes:

El primero es una relectura del 23-F desde la ciencia ficción y la comedia. El segundo es un híbrido entre documental y ficción sobre el propietario de un hotel muy particular.


¿Película de terror favorita?

Una de las películas que más me ha impactado es Rosemary's baby de Roman Polanski.