Entrevista a Iván Sáinz-Pardo, director del cortometraje Espinas


Carmen tiene 50 años y desea quitarse una vida que parece haberle dado siempre la espalda. Sin embargo, un mensaje inesperado en su móvil se lo impide. Su padre, con el que hace tiempo que no habla, le pide que le visite por un asunto urgente.


Cuéntanos el origen de tu cortometraje.

Un par de años antes rodé en Valladolid un cortometraje titulado Tono menor. Guillermo Delgado me pidió escribir un guion adaptando un relato breve de su propia autoría y además terminó participando en la financiación y producción. El corto tuvo mucho éxito y un fantástico recorrido en Festivales y nos propusimos volver a colaborar juntos. Volvió a proponerme una idea, una historia entorno a un secreto de familia, una historia de venganza. Esta vez escribimos el guion juntos y comenzamos a buscar la forma de financiarlo.


¿Qué se van a encontrar los espectadores del cortometraje?

Un drama familiar, la historia de una mujer que ha perdido el sentido y la voluntad de seguir viviendo y recibe en el último momento una prórroga inesperada que se convierte en un descenso personal a los infiernos y a la vez en una posible segunda oportunidad.


¿Cuáles son tus influencias?

Siempre intento que las influencias me salpiquen desde lejos, que se hagan fuertes tan solo en el subconsciente para enfrentarme a las historias a la puesta en escena sin ataduras ni referencias demasiado concretas. He realizado 20 cortometrajes y no he podido evitar sentir que con este último cortometraje terminaba un ciclo. Siento que resume y abraza muchas de mis obsesiones artísticas, mi estilo en la dirección y muchos de mis temáticas más recurrentes. De alguna forma siento que con Espinas estaba escribiendo una carta de amor al formato corto, una carta quizás con cierto tono de despedida.


¿Qué consejos darías a los futuros cortometrajistas?

El cortometraje no es una llave para abrir la puerta de la industria del cine, ni nos facilita automáticamente el acceso a vivir del cine. Es un formato que nos permite conocer nuestra parte creativa y autoral, sumar experiencia y aprender el oficio. Hay que tener claro cuáles son las motivaciones que honestamente nos llevan a rodar cortometrajes y reflexionar sobre estas. El cine nos brinda múltiples perspectivas y posiciones profesionales y el cortometraje nos ayuda a entender hacía que dirección apunta nuestro propio talento.


¿Cómo ves el mundo del género fantástico hoy en día?

Lo veo exhausto, caótico, como el resto de géneros. La industria está cambiando y el contexto social y la forma de consumir el cine también. La pandemia ha acelerado aún más si cabe este proceso que se ha vuelto frenético y es más fácil perder el control y la visión original de lo que queremos contar. Noto cierto agotamiento y a la vez, las aguas revueltas son siempre favorables para la llegada de sorpresas inauditas y la creación de grandes joyas. Es difícil distinguir entre tanto contenido, pero siguen existiendo obras capaces de removernos el alma y hacernos soñar.


¿Puedes hablarnos de tus próximos proyectos?

Sigo en la fase de desarrollo de una adaptación para los cines alemanes de una comedia española titulada Amor en polvo. Estoy también en preproducción para este año de una serie documental sobre el fenómeno deportivo que está suponiendo la irrupción de un cuerpo técnico de españoles en el equipo de basket alemán ALBA Berlín. Y en octubre se estrena internacionalmente en Amazon Prime la serie de 6 capítulos The Therapy, un psico-thriller basado en el Bestseller del autor alemán Sebastian Fitzek para la que he dirigido tres capítulos. Comedia, documental deportivo y Psico-Thriller, encasillarme no se me da demasiado bien.


¿Dónde se te puede encontrar?

Simplemente poner mi nombre en Google, tengo página web oficial, canal de Vimeo y YouTube donde se tiene acceso directo a todos mis trabajos y soy activo en Facebook, Twitter e Instagram.


¿Película de terror favorita?

Te digo tres: The Entity, Abre los ojos y Pesadilla en Elm Street. Mañana te podría decir otras tres.