FrightFest - Splinter review

Scott Wills se muda a la casa de sus padres, de donde se fue siendo niño a vivir con sus tíos. Hay secretos entre estas paredes, pero el mayor secreto está en el suelo y se te puede clavar, literalmente.

Título original: Splinter

Año: 2022

Duración: 56 min.

País: Estados Unidos

Director: Tom Ryan

Guion: Tom Ryan

Fotografía: Louis Libitz

Reparto: Jim Thalman, Kristin Muri, Quincy Saadeh


Directa y al grano, ¿Qué más necesitas?

Vaya por delante mi agradecimiento a Tom Ryan por una sencilla razón: ha rodado una película de guerrilla, con una duración adecuada y una historia entretenidísima.


Scott Wills se muda a la casa de sus padres, de donde se fue siendo niño a vivir con sus tíos. Hay secretos entre estas paredes, pero el mayor secreto está en el suelo y se te puede clavar, literalmente.

A veces solo hace falta una astilla para destapar el terrible suceso sobre el que se construyó el pueblo.

Splinter jamás ganará el premio a la originalidad, pero si a la honestidad: es una historia de terror y punto. Al igual que hizo en su película de segmentos, The Theatre of Terror, el universo de Tom Ryan bebe del Goosebumps de R. L. Styne, las series televisivas de antología, los comics de la EC y su guardián de la cripta… Splinter se nota como una carta de amor a los escalofríos adolescentes.

En esta ocasión, uno siente el homenaje a los comics EC, donde el terror y la moraleja siempre iban de la mano, pasado por el tamiz del Stephen King en Creepshow y su historia de La solitaria muerte de Jordy Verril; incluso el tono y la brevedad emparentan la película con los especiales Casa árbol del terror en Los Simpson.

Al espectador exigente le costará entrar en Splinter, debido a un nivel actoral mediocre y un exceso de explicaciones verbalizadas, pero es pasado el ecuador cuando Ryan despliega sus cartas, cuando el pasado está cobrando su peaje, y hace sentir al espectador el agobio que siente el protagonista. Desde ahí hasta el final, todo son aciertos y se pasa en un suspiro gracias a un montaje adecuado, una estupenda utilización de imágenes de archivo y unos efectos prácticos adecuados.


El gran PERO de Splinter es la época en la que se ambienta, al ser una producción ajustada, la sitúa en el tiempo actual cuando el momento perfecto hubieran sido los años cincuenta, Estados Unidos despierta de la guerra para crecer, no solo por el aire a serie B que tiene la historia sino porque es imposible que el hecho desencadenante haya ocurrido a finales de los 90.

Jim Thalman es el protagonista cuasi absoluto, y el único con ciertas tablas. Aunque a veces su actuación se nota muy raspada por el exceso de diálogos explicativos, se come la pantalla desde que entra al bar a tomarse una copa. El resto de los participantes, dicen sus diálogos y ya.

Splinter no cambiará la vida, pero hay que agradecer lo sincera que resulta.

Firma: Javier S. Donate.

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