Dashcam review

Annie tiene un video blog en directo, canta y narra su vida desde su coche. En plena post pandemia decide viajar a Inglaterra y encontrarse con su amigo Stretch. Tras una serie de vicisitudes, acaban en una carretera solitaria en medio de la peor noche de sus vidas.

Título original: Dashcam

Año: 2021

Duración: 89 min.

País: Reino Unido

Director: Rob Savage

Guion: Rob Savage, Jed Shepherd, Gemma Hurley

Reparto: Annie Hardy, Amar Chadha-Pathel, Angela Enahoro, Seylan Baxter


Mucha cámara en mano y demasiadas tonterías en la cabeza.

Rob Savage con Host fue un soplo de aire fresco en medio de la pandemia y la postpandemia, fue capaz de congelar la sangre de los espectadores con una historia repleta de ruedas de molinos que, sin embargo, entraban como si fueran golosinas.

¿Es Dashcam un tropiezo o Host fue un golpe de suerte?


Annie tiene un video blog en directo, canta y narra su vida desde su coche. En plena post pandemia decide viajar a Inglaterra y encontrarse con su amigo Stretch. Tras una serie de vicisitudes, acaban en una carretera solitaria en medio de la peor noche de sus vidas.

A ver cómo sales cantando de esta, Annie.

Dashcam la entiendo como un divertimento de Rob Savage, un intento de alejarse de la sombra de Host al crear una suerte de aventura terrorífica con un personaje que se enfrenta a los mayores horrores sin despeinarse la personalidad, y hay de eso en el guion coescrito entre Rob Savage, Jed Sepherd y Gemma Hurley: una mujer contracorriente, para quien las reglas no parecen estar escritas, que por azares del destino se enfrenta a algo.

Dicen que “el camino al cielo está empedrado de buenas intenciones” y aquí los guionistas se encuentran con un escollo del tamaño de China: el personaje de Annie es uno de los más odiosos e insoportables que se haya visto en pantalla. Savage, Shepherd y Hurley buscaban a Bruce Campbell en Evil Dead, o Ben O’Toole en Bloody Hell o Betty Gilpin en The Hunt… Y se han encontrado con los Adam Sandler de Jack/Jill. Una pena porque optan por algo terrorífico e incomprensible cuando los momentos más inquietantes son aquellos que tienen que ver con el mundo postpandemia, en el que poca gente salía a la calle, donde el miedo al contagio era evidente. En este sentido a destacar los momentos en que la protagonista recorre las calles al principio de la película, o los planos del aeropuerto.

Presuntamente, Dashcam tenía más dinero que Host y, sin embargo, parece que todo lo terrorífico se escamotea al espectador por esa cámara temblona que intenta sugerir y solo marea, donde intentar ver algo es casi imposible. Hay momentos en que uno se plantea si Rob Savage no podría haber dirigido esta película sin cámara en mano, ya que debemos reconocerle su capacidad para generar atmósferas y momentos terroríficos.


En la vida real, Annie Hardy, es cantante de un grupo llamado Giant Drag y, entiendo, director y guionistas se han puesto al servicio de su personalidad irritante – es conocido su gusto por los insultos y una de las máximas de su vida es “mientras yo sea la última en reírse, todo bien” - ya que en la vida real debe ser exactamente igual que en la película: un ser que no respeta nada ni nadie, que siempre cree llevar la razón, cuya voz es irritante. Todos los personajes giran alrededor de Hardy, quien es incapaz de cerrar la boca un solo instante y con ello convierte todos los buenos momentos de Dashcam, que los hay, en un calvario para el espectador.

Mi consejo es que cuando acabe la película, que apenas dura una hora y diez minutos, no se siga el visionado porque llegan 10 minutos de títulos de crédito en los que Hardy conduce y hace rimas con todos los nombres que aparecen en pantalla. Aviso que es una tortura.

Tras ver esta película hay que plantearse si Rob Savage será capaz de ir más allá del Found footage o si, por el contrario, es un nuevo Oren Peli que con Chernobyl Diaries demostró que poco podía contar.

Pero hay al que si tengo claro: ¡Prohíban que Annie Hardy vuelva a protagonizar películas!

Firma: Javier S. Donate.

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