FrightFest - The Parker Sessions review

Robert es un consejero que recibe la visita de Parker, una joven desesperada por culpa de terrores nocturnos que la impiden tener una vida más o menos normal. Tras varias sesiones, Parker revela sus verdaderos motivos por acudir a las sesiones de Parker.

Título original: The Parker Sessions

Año: 2021

Duración: 72 min.

País: Estados Unidos

Director: Stephen Simmons

Guion: Stephen Simmons

Música: Stephen Simmons

Fotografía: David Komatar

Reparto: Rachell Sean, Danny James, Guy Wheatley


Terrores nocturnos y secretos incómodos.

El dolor. El dolor y la rabia. El dolor, la rabia y la venganza. Muchas películas, de todo género pero especialmente las dramáticas, se han nutrido de estos sentimientos. Tal vez el problema de The Parker Sessions es que se pasa de frenada y su discurso se convierte en demagogia.


Robert es un consejero que recibe la visita de Parker, una joven desesperada por culpa de terrores nocturnos que la impiden tener una vida más o menos normal. Tras varias sesiones, Parker revela sus verdaderos motivos por acudir a las sesiones de Parker.

La película de Stephen Simmons (aka Stephen King Simmons), se desarrolla en cuatro capítulos, su arranque recuerda fuertemente al cine independiente de los noventa, donde los personajes y las interpretaciones eran los avales de títulos levantados con mucho esfuerzo, talento y poco dinero.

La elegante y limpia fotografía de David Komatar, junto con ese primer capítulo donde conocemos a los dos personajes en una sesión que parece un partido de tenis, ayuda a generar ese aire a lo David Mamet o Smoke de Wayne Wang… incluso el simpático rostro de Rachell Sean nos retrotrae a los primeros papeles de Parker Posey antes de convertirse en musa indie y tirar su carrera por la ventana. Danny James, como su interlocutor, cumple haciendo de terapeuta con un palo en el culo.

Ya en el primer capítulo, con esos interludios visuales que acompañan las palabras de una Parker entre desesperada y alucinada, uno intuye que este personaje oculta mucho y, gracias a ello, se establece una tensión que irá en aumento. Se agradece que Simmons – en su doble faceta de director/guionista – no verbalice en exceso sino que da información directa al espectador. El segundo capítulo, mi favorito de lejos, es el día a día (o noche a noche) de Parker y aquí es donde Simmon hace un trabajo de quitarse el sombrero: hay una alegría exagerada que linda con la desesperación, y el terror es tangible con esos planos bruscos que ya nos indican el origen de estos miedos nocturnos. A estas alturas, The Parker Sessions tenía el 100% de mi atención pero…


En el capítulo 3, Simmons ya nos dice a las claras de qué va la película, y debo confesar que fue toda una decepción, no porque ya lo supiera – maravilloso ese flashback, real o no, con Parker niña sentada en las escaleras – sino porque hace girar la historia de una forma burda, reconvirtiendo al personaje “malo” en alguien mal encarado que bebe ginebra directamente de la botella para ser más patético. Todo lo que había caminado con los dos primeros capítulos fue un paso atrás y una vuelta a la línea de salida por culpa de los lugares comunes de la historia y con el desarrollo del capítulo cuarto, la resolución y los títulos de crédito: Simmons subraya el tema una y otra vez, una y otra vez y, por ello, pierde mi interés.

The Parker Sessions es un buen punto de partida para Stephen Simmons, ya que demuestra su capacidad de generar atmósferas y dirigir actores, tan solo espero que en sus próximos proyectos tenga historia más originales y menos viscerales.

Firma: Javier S. Donate.

🎬 VOD