Alarma: Catástrofe review

El escritor John Morlar ha sido asesinado. Cuando el detective inspector Brunel empiece a investigar, encontrará que el fallecido tenía muchísimos enemigos y algo aún más inquietante: durante toda su vida, John Morlar estuvo envuelto en distintos accidentes que se llevaron por delante muchas vidas. ¿Es coincidencia o Morlar tuvo algo que ver?

Título original: The Medusa Touch

Año: 1978

Duración: 94 min.

País: Reino Unido

Director: Jack Gold

Guion: John Briley (basado en la novela de Peter Van Greenaway)

Música: Michael J. Lewis

Fotografía: Arthur Ibbetson

Reparto: Richard Burton, Lee Remick, Lino Ventura


Sorprendente mezcla de policíaco, terror y cine de catástrofes.

Es curioso el movimiento que tuvo lugar en los setenta: de pronto surgió un interés mediático y social por los fenómenos parapsicológicos y todo tipo de teorías (ovnis, espiritismo, satanismo, poderes mentales, etc…) que dieron lugar a película de gran calado como Carrie o The Fury de Brian de Palma, The Omen de Richard Donner o The Exorcist de William Friedkin.

Alarma: Catástrofe es una de las mejores películas de este movimiento y, sin embargo, permanece en el olvido. Va siendo hora de ponerla en el lugar que le corresponde.


El escritor John Morlar ha sido asesinado. Cuando el detective inspector Brunel empiece a investigar, encontrará que el fallecido tenía muchísimos enemigos y algo aún más inquietante: durante toda su vida, John Morlar estuvo envuelto en distintos accidentes que se llevaron por delante muchas vidas. ¿Es coincidencia o Morlar tuvo algo que ver?

La verdad es que The Medusa Touch – título muy acertado cuando se ve la película – arranca como un puñetazo en toda la cara: asesinando a Richard Burton, el cabeza de cartel, en el primer minuto. Desde ese momento la película, dirigida con mucho brío por el británico Jack Gold, gira una y otra vez sobre una pregunta que se convertirá en el motor de la película: ¿Realmente John Morlar era esa amenaza que decía o su vida fue un cúmulo de mala suerte y decisiones equivocadas?

John Briley adapta la novela de Peter Van Greenaway – hoy prácticamente olvidado pero en su momento se le consideró un antecedente de Stephen King – y mezclando elementos del policíaco, terror y ciencia ficción, convierte Alarma: Catástrofe en un rompecabezas, ya que a través de múltiples flashbacks veremos a John Morlar desde el punto de vista de colegas, enemigos, vecinos y su psiquiatra; aunque todo parece estar en su sitio, el espectador siente que hay un fleco suelto al terminar: queda diluida la subtrama de los papeles de Morlar, que persigue tener el gobierno inglés, al igual que los orígenes del protagonista.

Entre las múltiples bonanzas de The Medusa Touch/Alarma: Catástrofe, encontramos un casting impresionante. Richard Burton, quien de primeras no parecía la mejor opción para un personaje como Morlar, es el dueño absoluto de la función con su presencia, esa inmensa voz y, especialmente, una mirada – la que da título a la película – que transmite odio, dolor y mucha amenaza; Lee Remick – con un personaje de nombre maravilloso: ¡Doctor Zonfeld! – está inmensa como la psiquiatra de Morlar y sus ojos azules rivalizan con los de Richard Burton. Lino Ventura, cuyo personaje fue reconvertido de inglés a francés debido a que Francia puso parte de dinero, es el tercero en discordia y el que lleva al espectador de un lado a otro mientras investiga el asesinato.


Me he dejado para el final dos grandes must de esta película. La increíble música de Michael J. Lewis, con un tema central que debería estar en cualquier concierto de bandas sonoras, y los efectos especiales/catástrofes que van subiendo la apuesta minuto a minuto, mientras el número de víctimas crece exponencialmente.

The Medusa Touch – es que al decir Alarma: catástrofe me da risa – es una película olvidada pero que, sin embargo, debería estar incluida entre los mejores ejemplos de ese cine parapsicológico y con estrellas de primera fila que jamás volverá a repetirse.

Atrévete a mirar los ojos de John Morlar, vas a descubrir una gran película.

Firma: Javier S. Donate.

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