BIFFF - L'odysée sanglante du lapin rose review

Boris es un ser atormentado y solitario que se refugia en la locura para escapar de la violencia de la vida. Pronto decide vengarse de todo acompañado de un conejo rosa.

Título original: L'odysée sanglante du lapin rose

Año: 2020

Duración: 101 min.

País: Bélgica

Director: Arno Piuquet

Guion: Arno Pluquet

Música: Frederic Mauerhofer

Fotografía: Arno Pluquet

Reparto: Joseph Pirsoul, Frédéric Hofman, Hugues Hausman, Catherine Jandrain


Crítica mordaz de la sociedad actual.

Comentar esta película se torna bastante complicado. De entrada habría que ponerse en la piel de los acostumbrados a ver obras de este calibre a las que llamarlas de terror se nos antoja algo osado. Así para empezar le podríamos poner la etiqueta de “cine experimental” aunque no creo que esta fuera la intención de su creador Arno Pluquet, a pesar de que la realización se acerca bastante a esa definición, con unos cambios cromáticos que nos dejan bastante locos y unos diálogos que se acercan muy mucho al absurdo, pero ¿qué es la vida sino una sucesión de situaciones absurdas?, o como decía aquel: la vida es una mierda y encima te mueres.


Boris es un ser atormentado y solitario que se refugia en la locura para escapar de la violencia de la vida. Pronto decide vengarse de todo acompañado de un conejo rosa.

Locura total como podéis ir intuyendo. La cinta transcurre como una serie de sketches con el denominador común de la presencia, a veces triste, a veces vociferante de Boris y su amiguito de grandes orejas. Pero no penséis que cada situación sea muy cambiante y visualmente atractiva para el espectador, al contrario, destila mala leche y retorcido humor característico de las producciones belgas como Le Tout Nouveau Testament (Jaco Van Dormael, 2015), a la cual se le tributa un pequeño homenaje. Decir que no tienen ningún parecido, para desgracia de Arno Pluquet, al cual L'odysée sanglante du lapin rose se le va algo de las manos.

El guion, del cual también es autor, es muy original ya que explica, sin apenas alardes, unas situaciones algo surrealistas y todo ello a través de unos intensos diálogos, donde lo divino y lo humano está en boca de unos protagonistas que así visualmente no darían más que para pedir limosna por las calles. Y es que meter en el mismo saco discusiones acerca de extraterrestres, zapatos de tacón y las interesantes diferencias en un chinche y una pulga de arena, hace que no acabemos de creernos lo que estamos viendo, mejor dicho, escuchando.

Tiene el hándicap de que, en ocasiones si no entendemos mucho de qué va la historia nos podemos distraer por la belleza o fuerza de las imágenes o de las interpretaciones. En esta ocasión esto no ocurre con lo que si no entras de lleno estás perdido forastero, mejor que aproveches para echar una cabezadita o te levantes continuamente para ir al lavabo.


Hablando de interpretaciones, vamos a hablar un poco de ellas. Encabeza el reparto Joseph Pirsoul en el papel de Boris. Le sigue Frédéric Hofman como conejito rosa, que tras el disfraz esconde una tristísima historia. A cierta distancia nos encontramos con Hugues Hausman y Catherine Jandrain.

Estamos ante un film algo difícil de digerir pero que tiene algunos alicientes que harán que su visionado sea, como mínimo, interesante.

Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan

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