FANCINE - Rent-a-Pal review

David es un solterón que vive en el sótano de su madre y cuida de ella a tiempo completo debido a que tiene alzheimer. Aburrido por la monotonía y cansado de la soledad decide contactar con un servicio de citas para encontrar parejas. La cosa no parece irle demasiado bien, pero a raíz de este servicio topa con una cinta llamada Rent-a-Pal que le cambiará la vida.

Título original: Rent-a-Pal

Año: 2019

Duración: 108min.

País: Estados Unidos

Director: Jon Stevenson

Guion: Jon Stevenson

Música: Jimmy Weber

Fotografía: Scott Park

Reparto: Wil Wheaton, Brian Landis Folkins, Amy Rutledge, Kathleen Brady, Adrian Egolf, Josh Staab, Luke Sorge


El lado oscuro de la introspección.

En las últimas cuarenta o cincuenta décadas la sociedad se mueve a velocidades desorbitadas, ritmos que impiden en muchas ocasiones tejer lazos sociales y en última instancia crear familias. En la actualidad, las apps para conocer gente son una herramienta habitual entre nosotros y han solucionado gran parte del problema, pues bien, esto a principio de los noventa no funcionaba de la misma manera ni con la misma efectividad, por lo que la soledad y el introspectismo estaban a la orden del día. Esta, es una de esas turbulentas historias de soledad y demencia.


David es un solterón que vive en el sótano de su madre y cuida de ella a tiempo completo debido a que tiene alzheimer. Aburrido por la monotonía y cansado de la soledad decide contactar con un servicio de citas para encontrar parejas. La cosa no parece irle demasiado bien, pero a raíz de este servicio topa con una cinta llamada Rent-a-Pal que le cambiará la vida.

El director y guionista Jon Stevenson sorprende con una idea que sin ser excesivamente original consigue mediante una dirección detallista de primeros planos y planos detalle encerrarnos junto al protagonista en el sótano, sumado esto a unas interpretaciones de asombro, logra que empaticemos con David transmitiendo de esta manera al espectador los estados de ánimo de este, sufriendo a medida que avanza la historia altibajos como si de una montaña rusa se tratase.

Un film pequeño levantado prácticamente con cuatro actores donde su peor enemigo reside en unos créditos iniciales no aptos para epilépticos y bromas a parte, los 108 minutos de duración que le ha hecho bajar una estrella, ya que con un elenco tan acertado y una dirección que con cada plano habla por si solo, no hace falta la prolongación de minutos haciendo hincapié en comportamientos perfectamente justificados con anterioridad, incurriendo en algún caso incluso a dar la sensación que estamos en el día de la marmota.

El responsable del personaje principal es Brian Landis Folkins quien sabe sacar el máximo partido a un papel 100% protagonista y muy difícil de ejecutar por la cantidad de emociones que atropellan a este personaje, perfectamente escrito, alejado de una manera magistral del típico bipolar que vemos en películas y abrazando la desesperación que este carácter exige.


El resto del elenco se compone de Wil Wheaton, sí, Gordie Lachance en Stand by me, quien aparece en la cinta, y nunca mejor dicho, del mismo modo que lo hizo Barbara Crampton en Beyond The Gates a través de un VHS reproducido en una tv de la época como si del mítico juego de mesa “Atmosfear” se tratase, inquietante cuanto menos. Kathleen Brady maravillosa y tremendamente convincente en las pocas apariciones de las que dispone como Lucille la madre de David enferma de Alzheimer. Y cerrando el cuarteto, Amy Rutledge correcta en el papel de Lisa.

El broche lo pone la fotografía cálida de Scott Park que junto al diseño de producción de Brandon Fryman nos invitan a entrar de lleno en los noventa.

A pesar de que el exceso de metraje se te pueda hacer bola, la película no tiene otros problemas internos en que se le puedan ver las costuras, esta es una ópera prima por la que estar muy orgulloso.

Firma: Gerard FM.
@tmagerard

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