El Carnaval de las Almas review


Mary Henry es una chica que tiene un accidente de coche junto a sus amigas, cayendo el vehículo a un caudaloso río. Sorprendentemente sale indemne y decide cambiar de aires para ejercer su bonita profesión: instrumentista de órgano de iglesia. Por casualidad, o no, se siente atraída por un edificio abandonado que se cruza en su ruta a su nuevo destino. No tardará mucho en descubrir lo que se esconde en ese Carnival.

Título original: Carnival of Souls

Año: 1962

Duración: 78 min.

País: Estados Unidos

Director: Herk Harvey

Guion: John Clifford

Música: Gene Moore

Fotografía: Maurice Prather

Reparto: Candace Hilligoss, Frances Feist, Sidney Berger, Art Ellison, Stan Levitt.


Pesadilla en una mente desequilibrada.

Cuando leo que una película es de culto ya me pongo en guardia. La pasión con la que los acérrimos seguidores hablan de ella, te hace hasta dudar. Pero hay una cosa indiscutible: verla y valorar si lo que te están diciendo concuerda, aunque sea mínimamente, con la realidad. En muchas ocasiones sí. En otras, como es el caso de El Carnaval de las Almas, se te queda cara de tonto, primero por pensar que estás perdiendo facultades y, segundo, por sospechar que los que te quieren vender la moto no andan muy bien de la mollera.


Es evidente que la racionalidad queda en segundo plano (la propia palabra “culto” ya nos despoja de cualquier atisbo de cordura). No sé si hasta ese punto llegaron George A. Romero y David Lynch, los cuales manifestaron la influencia que tuvo en su cine este film. Visto lo visto veo más profunda esa marca en el director de la obra maestra La Noche de los Muertos Vivientes (Night of the Living Dead, 1968) que en el Sr. Lynch que se esperó hasta 1977 para rodar su primer largometraje Cabeza Borradora (Eraserhead), la cual no tenía semejanza alguna con la cinta que nos ocupa.

Tengo que comentar a vuelapluma la curiosa biografía cinematográfica de su director Herk Harvey, que se estrenó en el largometraje con este film, y ya nunca más volvió a rodar films en ese formato. El resto de su bagaje comprende videos educacionales tan interesantes como Modales en Público, Modales en la Escuela y ¿Qué Pasa con el Alcoholismo? Os estaréis preguntando como se le ocurrió ponerse a trabajar en una obra de este tipo, pues muy fácil, un día iba paseando y divisó un edificio situado en Salt Lake City parecido a una feria o parque de atracciones (un Carnival que se dice por allí), que le llamó la atención. Así que se le ocurrió la trama, se la pasó a John Clifford (bebiendo éste del relato de Lucille Fletcher) y se puso manos a la obra. Lo que le salió no sé yo si estaba dentro de sus previsiones.

Mary Henry es una chica que tiene un accidente de coche junto a sus amigas, cayendo el vehículo a un caudaloso río. Sorprendentemente sale indemne y decide cambiar de aires para ejercer su bonita profesión: instrumentista de órgano de iglesia. Por casualidad, o no, se siente atraída por un edificio abandonado que se cruza en su ruta a su nuevo destino. No tardará mucho en descubrir lo que se esconde en ese Carnival.

A pesar de todo lo dicho, tengo que comentar las cosas positivas, que las tiene. Para empezar la original historia de terror que nos cuenta. En una época en la que el maestro Alfred Hitchcock pasaba por un cierto aletargamiento, recordemos que había rodado en 1960 su obra maestra Psicosis y al año siguiente rodaría la emblemática Los Pájaros, El Carnaval de las Almas quiso tomar algo de ese cine retorcido y genial derivando en algo totalmente alejado pero con un toque kitsch que le hace salvar los muebles.


En el reparto nos encontramos con la protagonista Candace Hilligoss, con solo seis títulos a sus espaldas. Su performance es correcta, suponemos que encajaba perfectamente con lo que el director quería reflejar.

Para finalizar decir que El Carnaval de las Almas es un film algo difícil de digerir hoy en día, pero como tenemos que ponerlo todo en su contexto, recordar que en la época en la que fue rodada había mucho por inventar en el mundo del terror. Este pasito que dio puede ayudarnos a entender todo lo que vendría después.

Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan

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