St. Agatha review


Estados Unidos. 1954. La joven Mary está embarazada y, al carecer de recursos, ingresa en un convento “especializado” en jovencitas descarriadas. La rutina del lugar, liderado con mano dura por la Madre Superiora, es agobiante y pronto Mary se ve en la tesitura de escapar o enfrentarse a muerte con la madre superiora…

Título original: St. Agatha

Año: 2018

Duración: 90 min.

País: USA

Director: Darren Lynn Bousman

Guion: Andy Demetrio, Shaun Fletcher, Sarah Sometti Michaels, Clint Sears

Música: Mark Sayfritz

Fotografía: Joseph White

Reparto: Sabrina Kern, Carolyn Hennesy, Courtney Halverson, Seth Michaels, Trin Miller, Lindsay Seim, Shaun Fletcher, Maximus Murrah, Hannah Fierman, Wanda Morganstern, Candy Rachor, John Archer Lundgren, Myles Cranford


El infierno de la crueldad religiosa.

Es un sujeto curioso Darren Lynn Bousman. En su carrera encontramos gran parte de la franquicia Saw, con las partes II, III y IV, puro cine comercial que alterna con proyectos más personales como la soporífera 11/11/11 o ese experimento audiovisual llamado Repo The Genetic Opera que tantas pasiones y odios despertó a su paso.


Estados Unidos. 1954. La joven Mary está embarazada y, al carecer de recursos, ingresa en un convento “especializado” en jovencitas descarriadas. La rutina del lugar, liderado con mano dura por la Madre Superiora, es agobiante y pronto Mary se ve en la tesitura de escapar o enfrentarse a muerte con la madre superiora…

St. Agatha podría enclavarse en el cine más personal de Darren Lynn Bousman, esto se nota en el cuidado que pone en las labores de dirección para este Exploit del cine carcelario femenino donde las pobres reclusas eran maltratadas y humilladas por las carceleras; el cambio de uniformes y porra a sotana y biblia le sienta bien a St. Agatha ya que no hay nada más siniestro que una casa vieja y una mujer vestida completamente de negro avanzando implacable pasillo adelante.

La principal baza del trabajo de Bousman es el género en el que se enclava: lo que al principio suena a una mezcla bizarra entre Martyrs de Pascal Laugier, Suspiria de Dario Argento o Rosemary’s Baby de Roman Polanski, pronto deriva al más puro Thriller con toques de Survival ya que tanto el director como sus guionistas Andy Demetrio, Shaun Fletcher, Sarah Sometti Michaels y Clint Sears se las ingenian para convertir la casa aislada en un (pequeño) infierno, donde la asfixiante atmosfera de lugar es sacudida por unos estallidos de violencia y crueldad que incomodan al espectador porque duelen, duelen mucho. Lo que menos funciona en esta cinta son los flashbacks, que ayudan al espectador a conocer mejor a Mary y las razones que le han llevado allí, cuyo ritmo y realización parecen desvaídos, sin fuerza, en contraposición con la historia principal.

Hay muchos referentes en la cinta que el espectador avispado podrá encontrar, y esta es la mayor flaqueza de St Agatha: la falta de autoría, de una firma personal que haga al espectador olvidarse de esos elementos que ya hemos visto anteriormente; para mí, la principal referencia es La Residencia de Chicho Ibáñez Serrador debido a los interiores y al retrato que se hace de Mary y la Madre Superiora, enemigas a muerte, sobre todo porque este último personaje recuerda mucho a esa Madame Fourneau interpretada por Lilli Palmer. El nivel actoral es cuidado, destacando Sabrina Kern como la pobre Mary y Carolyn Hennesy que disfruta en la piel de la terrible Madre Superiora, todo un compendio de maldad. El casting es principalmente femenino ya que, sinceramente, esto es una lucha entre dos mujeres fuertes y los hombres, en comparación, son los personajes débiles, meras sombras sin apenas diálogos.


Atención al trabajo del compositor Mark Sayfritz que tampoco oculta las referencias fílmicas, ya que el espectador podrá reconocer ecos de las bandas sonoras de Rosemary’s Baby y Suspiria.

¿Quieres sufrir con las vejaciones que las monjas malditas infligen a las pobres chicas? St. Agatha es tu película, ¿Miras a otro lado cuando algo te incomoda? Mejor pasa de largo porque los castigos físicos son más que gráficos y escuecen.

 Firma: Javier S. Donate.