Heretiks review


En el siglo XVII, la joven Persephone, acusada de brujería y condenada a muerte por la inquisición, es salvada in extremis por la madre superiora de un convento: a cambio de expiar sus pecados, deberá trabajar en el convento. Al poco de su llegada, Persephone descubrirá que algo oscuro y malvado vive entre los muros.

Título original: Heretiks

Año: 2018

Duración: 81 min.

País: Reino Unido

Director: Paul Hyett

Guion: Paul Hyett, Conal Palmer

Música: Paul E. Francis

Fotografía: Neil Oseman

Reparto: Hannah Artenton, Clare Higgins, Katie Sheridan, Michael Ironside


Reza por no vivir en este convento.

Hay algo innato en las religiones, especialmente en la católica, que mezcla con demasiada alegría redención y condena, el premio y el castigo, alegría y temor; por eso, debido a que profeses o no las creencias estas nos rodean, solemos sentirnos atraídos por cualquier cinta de terror que mezcle género y religión.


El especialista en efectos especiales y maquillaje Paul Hyett dio el campanazo en el 2012 con The Seasoning House, que mezclaba con acierto el género del Rape And Revenge con el Survival más puro y duro; Howl, la segunda cinta, se alejaba de la crueldad para introducirse en los territorios de la licantropía. Con Heretiks, Hyett vuelve a cambiar de tercio, lo que demuestra su inteligencia al evitar encorsetarse, y nos cuenta una historia ambientada en el pasado entre los muros de un siniestro convento.

En el siglo XVII, la joven Persephone, acusada de brujería y condenada a muerte por la inquisición, es salvada in extremis por la madre superiora de un convento: a cambio de expiar sus pecados, deberá trabajar en el convento. Al poco de su llegada, Persephone descubrirá que algo oscuro y malvado vive entre los muros.

Luces y sombras en la tercera película de Paul Hyett, de nuevo repitiendo con el guionista de The Seasoning House, Conal Palmer.

Luces porque siempre es de agradecer una historia que arranca con rapidez y, debido a su corta duración, no se detiene en momento alguno; muy destacable también su escaso número de personajes, ya que uno les identifica con rapidez más allá de vestir hábito o ropa de sirvienta. El tercer elemento a su favor es el decorado que envuelve la historia, ya que Hyett consigue que el espectador sienta la frialdad en sus piedras y pasillos; finalizamos con un primer tercio repleto de interés debido a una serie de preguntas que se hace el espectador.

Pero llegamos al apartado de las sombras: al ser una historia eminentemente femenina, sorprende que la inclusión del personaje masculino, generalmente asociado al punto de no ruptura, tenga tan poco peso en la historia; Persephone, en principio la protagonista absoluta, va perdiendo interés como personaje más allá de las vejaciones principales y hacer descubrir al espectador los hechos sobrenaturales que tienen lugar. Uno esperaba que, como en St Agatha de Darren Lynn Bousman, película con la que tiene bastantes puntos en común, el enfrentamiento de Persephone con la madre superiora fuera importante en la historia y, sin embargo, juega poco ya que las interacciones entre monjas y jovencitas no va más allá de, como en un videojuego retro, pillarlas infringiendo alguna regla y castigarlas en su habitación.


Aun con todo Paul Hyett hace un trabajo que, aunque resulta acomodaticio y poco arriesgado en su carrera como director, entretiene gracias a una historia que se plantea con rapidez, no se detiene en momento alguno y responde todas las preguntas del espectador. Sorprende que el trabajo de maquillaje, área en la que el director está muy reconocido, resulte tan exagerado y poco terrorífico, ocurriendo lo contrario con los pocos efectos especiales de la cinta que funcionan a la perfección. Entre las pocas actrices de la cinta destacan Hannah Arterton, la desdichada Persephone, que aporta su delicado físico en contraposición a Clare Higgins, a quien los aficionados recordaran por su papel de Julia Cotton en Hellraiser y Hellraiser: Hellbound, la auténtica reina de la función gracias a su imponente presencia y la maldad que transmite. Michael Ironside hace un pequeño papel, apenas tres minutos en pantalla, y su presencia parece obedecer más a cuestiones de cebo para los aficionados que actorales.

Que Heretiks sea un paso atrás en la carrera de Paul Hyett no implica que el espectador vaya a aburrirse. Todo lo contrario ya que es una cinta que entretendrá especialmente a las personas ajenas al género, y los ya experimentados disfrutarán su escasa duración y los efectos especiales.

Firma: Javier S. Donate.