Crónica Festival de Sitges 2018 día 6


Lo estamos viendo de todos los colores. El aluvión de proyecciones hace que la variedad sea extrema, lo cual nos proporciona la sensación de estar viviendo en un mundo paralelo dónde lo único importante es disfrutar de eso que tanto nos gusta y que se llama cine.

Nos toca empezar hoy el ciclo de películas con la producción brasileña The Nightshifter (Morto Não Fala) de Dennison Ramalho, ayudado en el guion por Claudia Jouvin. En el interior de este film tenemos de todo, sorpresa macabra inicial, apariciones, posesiones, asesinatos, gore, amputaciones y fantasmas. No está nada mal para nuestro gusto. Suponemos que el vuestro va en esta línea. Si sois amantes de las cintas escatológicas, donde no se escatima nada de nada, que nos obliga a mirar hacia otro lado y con una historia de armas tomar, tenéis la oportunidad de disfrutar de todo esto en sus 104 minutos. Estamos ante el siempre sorpresivo cine de terror brasileño, caracterizado por su crudeza y falta de miramientos a la hora de rodar. Como viene siendo habitual, el cine hecho en Sudamérica nos golpea en la cara como un soplo de aire fresco que no renuncia en absoluto a todos los tics de unas sociedades tan próximas y tan alejadas, al mismo tiempo, de la nuestra. El culpable de todo esto es Dennison Ramalho que debuta en el mundo del largometraje con este film. Con anterioridad participó en ABCs of Death 2 en el segmento J is for Jesus, aparte de haber realizado algunos cortometrajes, de terror naturalmente. Como todo buen debut que se precie acierta plenamente en los planteamientos, apropiándose de la idiosincrasia de los films de género de Brasil. En las interpretaciones tenemos a Daniel de Oliveira que encarna soberbiamente a un desesperado Stênio. A falta de una tiene dos replicas femeninas. Por un lado Fabiula Nascimento y por otra Bianca Comparato, fantásticas ambas. Stênio trabaja en la morgue en la ciudad brasileña de Porto Alegre. Tiene el extraño don de poder hablar con los cadáveres que le traen en su turno de noche. Lo que le explican, para nada metafórico, son momentos de sus vidas y de sus últimos instantes en el mundo de los vivos.

Sin abandonar Sudamérica, nos encontramos concretamente en Argentina, nos disponemos a ver Muere, Monstruo Muere de Alejandro Fadel, que escribe también el guion. El terror rural parece que ataca con una fuerza inusitada en el cono sur. Desconozco la razón de esa moda, quizá sea mejor no llamarla así. También puede ser que a los urbanitas no les quede mucho por decir. El ritmo de ambos ambientes es muy diferente. El terror se mueve como pez en el agua en entornos donde el paso del tiempo se torna cansino y va a una velocidad que, a los acostumbrados al ritmo frenético de las grandes ciudades, parecería a paso de tortuga, aunque habría que releer la fábula de la Tortuga y la Liebre para encontrar una moraleja, en este caso, muy conveniente. Los ingredientes de una película de terror son muy variados. A unos les puede gustar más que la sangre inunde la pantalla. A otros, que la trama se vuelva asfixiante, terror psicológico para ser más exactos. También los hay que prefieren no sufrir mucho, evitando en la medida de lo posible ocultar la cabeza entre las manos. Muere, Monstruo, Muere, tiene todos los ingredientes que los más acérrimos amantes del terror valoran. A todo eso hay que añadir una gran historia, inteligentemente dirigida y que necesita de toda nuestra atención para no perdernos nada. Salvando las distancias, y en este último aspecto, destacar cierta semejanza con El Extraño (The Wailing. Hong-jin Na, 2016) en el sentido de precisar de más de un visionado para captar todo el aluvión de imágenes que nos caen encima. En el apartado actoral destacar el excelente trabajo de Víctor López en el papel de Cruz. Su voz penetra en nuestro interior apoderándose de nuestros miedos y sacudiendo nuestros más bajos instintos. Sin este aditivo el film hubiera resultado de otra manera. El resto cumple perfectamente. En una zona un tanto alejada de la Cordillera, encuentran el cuerpo decapitado de una mujer. Cruz, un oficial de la policía rural, se hace cargo de la investigación. Las culpas inicialmente recaen en David, esposo de Francisca que a su vez es amante de Cruz. David, una vez internado en un hospital psiquiátrico culpa de lo sucedido a un monstruo que se le aparece de manera inexplicable.


A media tarde con los ojos ya enrojecidos de ver películas, decido tomarme un descanso, dos horas se presentan delante de mí como si fueran preciados tesoros. Decido dirigirme a una terraza con vistas a la preciosa vista de la playa de San Sebastián. Pido mi habitual café con hielo sin azúcar que me sabe como el más extraordinario de los manjares. Entre la multitud que desfila ante mí lo veo. Supongo que sabéis a quién me refiero. El hombre va andando solo con su caminar desgarbado. Instintivamente gira la cabeza y me mira. Abre la cazadora y con su mano derecha saca del bolsillo interior el mango del machete. Sonríe y se detiene con sus ojos clavados en mis ojos. Un temblor recorre mi cuerpo. La única solución que se me ocurre para salir de esto es agarrar el móvil y hacer que escribo con desesperación. Estoy un buen rato sin atreverme a alzar la vista. Cuando lo hago ya no está. Me está empezando a asaltar la duda de si no seré yo el protagonista de esta historia.


En una coproducción Gran Bretaña-Suecia nos llega Lords of Chaos dirigida por Jonas Åkerlund, estando ayudado en el guion por Dennis Magnusson. Está basada en la novela del mismo nombre de Michale Moynihan y Didrik Søderlind. Se da la circunstancia que a principios de los años ochenta el Sr. Åkerlund co-fundó la banda de metal sueca Bathory para luego dirigirse a Estados Unidos e iniciar una carrera de director de video clips. Destacan sus trabajos para Rammstein, Prodigy, Lady Gaga y Madonna. Como veis una gran antesala para decidirse a rodar su primer largometraje Lord of Chaos. Los protagonistas, Euronymous y Dead tienen el siguiente mensaje en el contestador automático: “No podemos atender el teléfono en ese momento porque estamos muy ocupados sacrificando niños”, con lo que ya os vais haciendo a la idea de por dónde van los tiros. Advertencia: los espectadores tienen que ser capaces de manejar las imágenes de cabezas de cerdo amputadas, torturas de gatos y nazismo de andar por casa. Åkerlund demuestra una gran habilidad para sacar todo el jugo obteniendo unas grandes interpretaciones de un elenco joven. Lo encabeza Rory Culkin (Señales, Scream 4), seguido por Jack Kilmer (Dos Buenos Tipos), Emory Cohen (The OA) y Jon Øigarden. Euronymous es un niño esbelto y arrogante con ojos azul cristal que jura y perjura que es la encarnación de lo malvado. En la década de los noventa, con su grupo Mayhem, Euronymous da forma a la escena del black metal noruego, dando como resultado muy violento.

De un país tan sugerente para el cine de género como Serbia, nos llega Ederlezi Rising de Lazar Brodoza. En el guion tenemos a Zoran Neskovic y Dimitrije Vojnov. Estamos ante un debut lo que hace que instantáneamente nuestro radar se ponga alerta. Trata sobre la siempre atractiva, para el espectador, relación entre los humanos y los androides y que tantos títulos ha proporcionado a la historia del cine, entre ellos, uno que marcó un antes y un después en este subgénero: Blade Runner (Ridkey Scott, 1982), ambientada en el ya cercano 2024 a diferencia de la que nos ocupa que se sitúa en el siglo XXII concretamente en 2148. En esta ocasión se hace la siguiente pregunta: ¿Puede haber sentimientos entre un humano y un androide? Parece ser que los años transcurridos no han hecho mejorar mucho la actualidad en cuanto a igualdad de sexos ya que trata del ego masculino, la obsesión y la frustración y el creerse merecedor de ciertos derechos. Una forma de dar a conocer la película ha sido contar en el reparto con la estrella del porno Stoya, también de origen serbio. Completan el reparto Sebastian Cavazza, Merusa Majer y Kirsty Besterman. Estamos en el año 2148; el capitalismo, que ha exprimido todos los recursos terrestres, ha sido reemplazado por el socialismo “para equilibrar la situación en la que se encuentra la Humanidad”; grandes empresas colonizan otros planetas; y el astronauta yugoslavo Milutin es enviado a Alpha Centauri por la Ederlezi Corporation, de la “Reinstaurada URSS”, para “exportar su ideología”.

Acabamos el día, cinematográficamente hablando con Nancy, escrita y dirigida por Christina Choe, debutante en el largometraje con este film. Christina Choe encuadra la primera media hora de "Nancy" en un formato cuadrado, de proporción de la Academia. Es una especie de jaula adecuada para el personaje del título. En sus treinta y tantos años, delgada y con una pelusa de cabello negro azabache, no es una persona que proyecte mucha confianza y no parece tener muchas razones para hacerlo. A partir de ahí la película se abre literalmente. El marco se ensancha y el resto del metraje se reproduce en un formato estándar de 1:85. Los cineastas, vale la pena señalar que esta es una película cuyo equipo creativo detrás de la cámara es casi totalmente femenino, representan un extraño pero exitoso acto de equilibrio. Nancy exhibe una seriedad que es rara en las cintas estadounidenses de hoy. En el papel protagonista nos encontramos con Andrea Riseborough (Oblivion, Birdman), le siguen Steve Buscemi (Reservoir Dogs, Fargo), Ann Dowd (Compliance, Hereditary), John Leguizamo (Moulin Rouge) y J. Smith-Cameron (Poderosa Afrodita). Nancy es una mujer que cree que fue secuestrada cuando era una niña. Sus sospechas comienzan a hacerse más evidentes cuando conoce a una pareja cuya hija desapareció hace 30 años. La protagonista comenzará a no distinguir entre realidad y ficción, y entrará en un círculo vicioso en el que se acabará perdiendo a ella misma, sin saber cuál es su propia identidad y abandonando el único amor incondicional que ha alguna vez llegó tener.

El día ha finalizado como empezó, con un gran cine, lo que da fe de la cantidad y sobre todo calidad de esta edición.