Boar review


En el interior del continente australiano habita una bestia cuya única motivación en la vida es zamparse a todo aquel que se le ponga por delante. Lo mejor que puedes hacer si te encuentras con él es salir por patas, aunque lo tienes crudo ya que tiene muy desarrollado el don de la ubicuidad.

Titulo original: Boar

Año: 2017

Duración: 96 min.

País: Australia

Director: Chris Sun

Guion: Chris Sun

Música: Mark Smythe

Fotografía: Andrew Conder

Reparto: Nathan Jones, Bill Moseley, John Jarratt, Steve Bisley, Roger Ward, Christie-Lee Britten, Hugh Sheridan, Simona Buchanan


Una criatura que te pone los pelos de punta.

Nos encontramos ante otro film de bichos enormes. Esta vez le ha tocado a un jabalí, que viendo su tamaño bien podríamos llamarlo jabalón. Además de ser de un tamaño descomunal tiene dos características digamos que un tanto especiales. La primera es que es feo de narices, acentuando esto lo poco limpito que va. La segunda, y bastante interesante, es que es zombi. Sí, habéis leído bien, los no muertos parece que han invadido el mundo de la zoología lo que, sin duda, hubiera dado para mucho si su director, Chris Sun, hubiera optado por la parte más cómica del asunto. Pero no, el intento de rodarla de manera seria rompe todo el intento de diversión.


En el interior del continente australiano habita una bestia cuya única motivación en la vida es zamparse a todo aquel que se le ponga por delante. Lo mejor que puedes hacer si te encuentras con él es salir por patas, aunque lo tienes crudo ya que tiene muy desarrollado el don de la ubicuidad.

De pelis de criaturas hemos visto de todos los colores aunque la que se lleva la palma en cuanto a fama es sin duda esa especie de dinosauro que llegó a la pantalla de los cines en los años cincuenta bajo el título Godzilla, Japón bajo el terror del monstruo (Godzilla. Ishirō Honda, 1954). Sin duda los efluvios de la Segunda Guerra Mundial todavía rondaban en el país asiático. Parece ser que el desarrollo estratosférico de esas bestias está ligado a la radiación. En Boar no se explica tanto, nos planta al súper cerdo salvaje y punto, sin ninguna otra explicación.

El guion es bastante previsible. Contiene todos los estereotipos que os podáis imaginar. Situaciones, diálogos, en fin nada nuevo bajo el sol y que, estoy seguro, habéis visto millones de veces. Como es habitual, suponemos que para mantener el suspense, tardan siglos en mostrarnos como es en realidad el puerco salvaje. La verdad es que es bastante fotogénico dando auténtico asco y repulsión, cosa que hay que valorar en la parte más positiva del título, felicitando por tanto al extenso equipo de efectos visuales y especiales.


Nathan Jones protagoniza a su manera este film. Dotado de un físico impresionante, aunque no le llega ni a la suela de los zapatos al jabalí, lo recordamos por su participación en Mad Max: Furia en la carretera (Mad Max: Fury Road. George Miller, 2015). Seguimos con el norteamericano Bill Moseley que tiene el honor de haber participado en La casa de los 1000 cadáveres (House of 1000 Corpses. 2003) y Los renegados del diablo (The Devil’s Rejects. 2005), ambas de Rob Zombie. Del resto nombrar a Christie-Lee Britten y Simona Buchanan.

Para finalizar decir que estamos ante un producto que si no eres muy amante de los films de extrañas criaturas, mejor que te dediques a otra cosa. Si a pesar de esto te atreves con ella, imagínate lo que hubiera sido ver al jabalí zombi en manos de alguna mente mucho más perversa.

Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan