Crónica Festival de Sitges 2017 día 10


Sábado 14 de Octubre

Ya nos hemos plantado en el último día del Festival. Hemos disfrutado de grandes días, no solo de cine, sino de todo tipo de actividades que hacen de ésta una edición inolvidable. Hemos intentado poneros al corriente de todo cuanto acontecía cinematográficamente hablando, del resto, desgraciadamente no podemos explicaros nada, se queda entre los bellos muros de Sitges.

Vamos por trabajo. Para empezar la jornada de hoy tenemos The Lodgers, producción de Irlanda dirigida por Brian O'Malley. En el guion David Turpin, profesor de literatura irlandesa. Haciendo un poco de memoria recordamos el anterior trabajo del director: Let Us Pray, que tuvo bastante repercusión allá en el año 2014. Nos encontramos ante una historia gótica de fantasmas ambientada en la Irlanda rural de principios del siglo XX. Tiene un enfoque sobrenatural que también abarca temas de conflicto de clases y el deber patriótico en una sociedad que cambia rápidamente bajo el dominio del colonialismo británico. En las interpretaciones nos encontramos con Charlotte Vega (El Club de los Incomprendidos y Mi Otro Yo), David Bradley (Harry Potter y The Strain) y Eugene Simon (Juego de Tronos y Ben Hur). Ambientada en la zona rural de Irlanda en 1920, esta historia gótica evoca las historias espeluznantes de Shirley Jackson y Oscar Wilde en un cuento de gemelos adolescentes que viven en una mansión embrujada bajo la sombra de una maldición familiar.

Continuamos con una producción de Hungría llamada Strangled (A Martfüi Rém) de Árpád Sopsits que también se encarga del guion. La historia, basada en hechos reales, es bastante curiosa ya que trata de un serial killer ubicado en la Hungría socialista de los años sesenta. La rígida jerarquía del poder político de la época se hace presente no favoreciendo para nada las investigaciones de una policía maniatada y con pinta de poco resolutiva. Tenemos que destacar su gran ritmo y un guion que raya a gran altura. En el elenco nos encontramos con Károly Hajduk, Gábor Jászberényi y Zsolt Anger. Una serie de atroces asesinatos asolan la pequeña ciudad de Martfü. El causante de todo ello es un asesino que viola y mata a mujeres jóvenes. Un detective se hace cargo del caso, teniendo que soportar la presión por parte del fiscal que quiere a toda costa que el caso se resuelva. Las prisas son malas consejeras y a pesar de las evidencias de tomar un camino equivocado, la investigación se atasca a causa de una tupida red de intrincadas conspiraciones.

Ahora nos toca una de casas encantadas. Estamos hablando de la producción estadounidense Darkness Rising de Austin Reading, estando a cargo del guion Vikram Weet. Creíamos que las películas de casas encantadas ya habían pasado de moda. Cíclicamente vuelven tozudamente para el regocijo de los amantes de un subgénero que tuvo su apogeo allá por los años ochenta. Basta con recordar Aquella Casa al Lado del Cementerio (The House by the CemeteryLucio Fulci, 1981) o House, Una Casa Alucinante (House: Ding Dong, You’re DeadSteve Miner, 1986), películas por otra parte que traspasaban con bastante justeza el aprobado. El éxito de público se daba de bruces contra una crítica algo desalmada con ese tipo de cintas. Hay excepciones, por ejemplo la magnífica, y en cierto modo, pionera Poltergeist, Fenómenos Extraños (PoltergeistTobe Hooper, 1982). En la labor actoral nos encontramos con Tara Holt (Californication y American Horror Story), Bryce Johnson y Katrina Law. Una joven decide volver a la casa de su infancia junto a su novio y su prima. La mansión se encuentra abandonada y a punto de demolición. Entre sus recuerdos el de su madre que se volvió loca. Esa locura parece ser que impregnó todos y cada uno de los rincones de su antiguo hogar.

Viajamos hasta Australia para ver seguidamente Boys in the Trees estando Nicholas Verso a cargo de la dirección y el guion. Allá por el año 2012 ya tuvimos el placer de degustar la excelente Excision de Richard Bates Jr., en la cual se no exponía, de manera algo brutal por cierto, el difícil tránsito por la adolescencia. Cinematográficamente hablando Boys in the Trees no se le asemeja en nada, pero trata de esa etapa de la vida en la cual algunos quedan atragantados. Es algo así como intentar explicar el síndrome de Peter Pan, o cuando estás delante del precipicio de la edad adulta y alguien te da un empujón. Hay muchas maneras de explicar una historia, en esta ocasión Nicholas Verso ha optado por una bastante arriesgada. No obstante, mantiene perfectamente el equilibro en esa cuerda floja que es su elaborado guion. Hablando del mismo, se intuye que en él se han volcado bastantes experiencias personales. Evidentemente en todos los screenplay algo hay de sus autores. En esta ocasión la decisión de incluirlos no nos queda más remedio que aplaudirla. En las interpretaciones Toby Wallace, Gulliver McGrath, Justin Holborow y Mitzi Ruhlmann. Corey pertenece a un curioso grupo de skaters, cuyo líder, Jango, no duda en ejercer su autoridad. Próximo a la edad adulta, Corey intenta defender a Jonah, un antiguo compañero de colegio, del resto del grupo. Juntos recorren las calles de la ciudad con su monopatín durante Halloween. Los recuerdos van tomando forma junto a extraños sueños y muchos miedos.


Finalizamos el día, las crónicas y el festival con un producto de origen africano, concretamente de Uganda llamado Bad Black de Nadwana I.G.G., ayudado en el guion por Alan Hofmanis. Nos encontramos ante una delirante película multi-género que incluye kung-fu, efectos especiales gloriosamente malos y narración de locos, junto a todo esto un poco de drama y comentarios sociales. La podríamos incluir en el selecto club d películas de culto. Está inspirada en el cine de acción de Hollywood de los años 80. De hecho, el primer personaje que encontramos es Swaaz (Ssebankyaye Mohammed), el "Schwarzenegger ugandés" que comete un robo para salvar la vida de su esposa desesperadamente enferma. En las interpretaciones Nalwanga Gloria, Alan Hofmanis y Bisaso Dauda. Un amable médico se instruye en el arte de la venganza por un joven del gueto.

Ya hemos finalizado. Sentimientos encontrados nos invaden. Por un lado, la tristeza de abandonar un acontecimiento esperado cada año y por otro, la satisfacción de haber contribuido a informar que es, entre otras, una de nuestras labores principales. Nos vemos en la próxima edición.