Crónica Cryptshow Festival 2016 día 1


Miércoles 6 de Julio

Espectacular inicio del Cryptshow, que este año 2016 cumple su 10ª edición. Un arranque para dejar al numeroso público asistente con la boca abierta. Un año más es para nosotros un placer poder explicar lo que sucede en estas intensas jornadas, y es que nos encontramos como en casa. Un auténtico lujo.

Para empezar el corto fuera de competición Graffiti, dirigido por Lluís Quilez con la colaboración en el guion de Javier Gullón, viejo conocido por haber colaborado en el screenplay de La Cueva. Quilez sigue demostrando su maestría en el prolífico mundo del cortometraje con esta recreación de un mundo postapocalíptico. Destacar que se alzó con el Premio Méliès d’Argent al Mejor Cortometraje Fantástico Europeo, eso de por sí ya nos da una idea de su calidad, sobre todo en la producción. Los exteriores fueron rodados en la ciudad de Prypiat, Ucrania, la más cercana a la tristemente célebre central de Chernobyl. La belleza de algunas imágenes nos introducen, aunque sea sibilinamente, en una historia romántica. Edgar piensa que es el único superviviente de lo que parece haber sido un desastre nuclear. La duda empieza cuando regresa a un lugar, que podríamos considerar como su hogar, y encuentra escrito en la pared: “Anna”.

A continuación el plato fuerte del día y, en mi opinión, del Festival. Estoy hablando de la proyección de Aelita de 1924 y que está basada en una novela de Aleksey Nikolayevich Tolstoy. Fue dirigida por Yakov Protaznov y retrata la Rusia de la época, ni más ni menos el año de la constitución de la Unión Soviética. Pero no se trata de una película histórica, aunque dé algunas pinceladas en ese sentido, sino de un relato futurista donde unos estrambóticos marcianos hacen de las suyas.

La experiencia de poder visionar esta obra maestra con la música en directo de Agustí Busom y sus músicos se convierte en algo inigualable. En la edición de 2015 ya tuvimos oportunidad de comentar esta simbiosis entre cine y música en directo. Este año las altas expectativas creadas no han defraudado, al contrario, han sabido adaptar con otro tipo de sonidos este extraño film soviético. ¿Por qué no decirlo?, las imágenes eran las típicas que imaginamos de la gélida Rusia, paisajes nevados y habitantes a punto de la congelación con atuendos más propios de los esquimales del círculo polar. Dando un giro totalmente acertado, una música mediterránea, cálida, fresca y envolvente se torna como un contrapunto que al principio cuesta un poco de digerir pero si te dejas llevar, te transporta a lo más alto. Es como un choque de trenes con final feliz. Felicitar a los autores de esta banda sonora, primero por la composición y luego por la mise en scene. La reacción del público dejó bien patente que es una fórmula muy atractiva y que merece perdurar en el tiempo.

Acabamos y ya estamos expectantes por degustar la segunda jornada, estamos seguros que no nos defraudará. Para empezar calidad 100%.