The Dirties review


Título original: The Dirties

Año: 2013

Duración: 83 min.

País: Canadá

Director: Matthew Johnson

Guión: Matthew Johnson, Evan Morgan, Josh Boles

Música: Jay McCarrol

Fotografía: Jared Raab

Reparto: Matthew Johnson, Owen Williams, Brandon Wickens, Krista Madison, David Matheson, Josh Boles


Sorprendentemente natural.

Dos amigos aficionados al cine reciben vejaciones y maltratos en el instituto por parte de algunos compañeros, sufriendo el conocido bullying. Ambos tratarán de canalizar y enfrentar esta situación.

En estos tiempos el termino bullying ya no nos resulta desconocido, es un tema de actualidad en las noticias y se han realizado varias películas sobre este fenómeno. Justo en este punto es donde el espectador puede preguntarse; ¿Qué aporta de nuevo The Dirties con relación a todo esto?. Lo más destacado y que más llama la atención, es el punto de vista desde el que se propone la historia, la asimilación de la situación sufrida que hacen ambos personajes de manera individual en las evoluciones de sus personajes, intentando hasta el último momento rehuir del victimismo y dramatismo fácil.

Grabada cámara en mano, se muestra con gran vitalidad la vida de los personajes, canalizando sus fuerzas en lo que más les gusta, su pasión por el cine. Introduciendo además guiños a películas como Elephant de Gus Van Sant la ganadora de Cannes 2003 y alguna similitud a Klass de Ilmar Raag, al igual que podría parecerse a algunas películas más por el tema que toca, pero justo ahí es donde reside la gracia, para ser un tema algo explotado, The Dirties introduce la nueva fórmula en este género sin entrar en el dramatismo premeditado que todos esperamos con estos temas.

Es cierto que también logras simpatizar con los protagonistas principales y llegas a odiar a los maltratadores como lo haces en este tipo de películas, pero en este caso, no generándote impotencia ni la rabia contenida de la incapacidad de actuar ante tales acciones, sino, centrándose más en la vida de los personajes que en este hecho en si. El director y actor principal Matt Johnson combina entusiasmo, bromas y cinefilia para crear multitud de divertidos diálogos prácticamente improvisados en un estado de naturalidad frente a la cámara abrumadora, junto a su amigo de historia y también protagonista principal Owen Williams, un poco más moderado, pero igualmente sorprendentemente natural en su interpretación, sin lugar a errores o sobreactuaciones que nos hagan dudar de la credibilidad de la historia.

La banda sonora es firmada por Jay McCarrol, acertada en sus escasas apariciones, pero regulada para que no se pierda le estética de falso documental.

Diálogos ingeniosos, cinefilia y un final magnifico para una historia altamente recomendable.

Como nota anecdótica añadir que los créditos finales son un regalo al buen gusto.

Firma: Gerard FM.