Vanishing on 7th Street review


TÍTULO ORIGINAL: Vanishing on 7th Street

AÑO: 2010

DURACIÓN: 90 min.

PAÍS: USA

DIRECTOR Brad Anderson

GUIÓN Brad Anderson, Anthony Jaswinski

MÚSICA Lucas Vidal

FOTOGRAFÍA Uta Briesewitz

REPARTO John Leguizamo, Thandie Newton, Hayden Christensen, Taylor Groothuis, Jacob Latimore, Jordan Trovillion, Pamela Croydon

El ejército oscuro anda tras de ti. Te está acechando. No pierdas la luz o desaparecerás. Otra vuelta de tuerca al tema apocalíptico. Otra cinta que nos describe una sociedad en ruinas, desolada, solitaria, incrédula, sorprendida, anonadada e impotente. Quizás tengamos que preguntarnos si todo este tipo de películas no son premonitorias y que realmente vamos a un cambio total del tipo de sociedad tal como lo conocemos. Un cambio que cuesta asimilar, pero que cada día que pasa parece más imprescindible. Desde luego no trataré este tema aquí, creo que no es el sitio indicado para ello.

¿Quién no ha pensado o imaginado alguna vez que es último habitante de la tierra?. Yo no, porqué no puedo vivir sin tomar el té cada día con mi tía Rosario. Al que lo haya pensado, ésta es su cinta, no hay cadáveres, ni sangre, ni rastro de violencia, simplemente las víctimas desaparecen, solo dejan la ropa y el resto de objetos que llevan encima, ¡incluso el iphone!.

Estamos en una ciudad media de Estados Unidos. Un acomodador de cine maldice al comprobar que se ha ido la luz. Al salir fuera de la sala de proyección ve que no hay nadie, absolutamente nadie. ¿Se han ido todos de fiesta?. Parece que no. Los cuerpos son abducidos por una extraña sombra, a veces con formas humanas que lo invade todo. Esta oscuridad no puede atacar la luz, por lo que el último refugio de los escasos supervivientes es un Bar que cuenta con un generador. Pero la energía se acaba…

Entretenida película que nos ofrece otra versión del fin del mundo. Más esotérica y etérea. El terror se presenta sublime, escondido. Tiene algún toque de humor, como cuando el protagonista descubre que solo hay un vehículo que arranque, claro, dice, es un Chevrolet. Tengo que destacar la excelente fotografía, a semejanza de películas setenteras, que crea una atmosfera axfisiante y angustiosa. Al mismo tiempo el guión no ofrece grandes sobresaltos, tiene un ritmo continuo y algo anodino, sin ninguna sorpresa de esas que tanto nos gustan y con unas interpretaciones de lo más normales.

No es una obra maestra pero tampoco es deleznable. Recomendada sobretodo a los amantes de filmes apocalípticos.

Firma: Josep M. Luzán.