Sin saber el motivo al principio, nos encontramos con Esther, Tomás y su hija Say que huyen despavoridos hacia una casa de su propiedad, hoy abandonada, pero que adquirieron tiempo atrás, con la intención de venderla y con lo que sacaran huir hacia Francia. Esa idea se desvanece bajo las oscuras intenciones de Tomás.
Título original: Disforia
Año: 2025
Duración: 82 min.
País: España
Director: Christopher Cartagena González
Guion: Joan-Pol Argenter, Christopher Cartagena González, Imanol Ortiz López
Música: Alberto Torres
Fotografía: Jorge Roig
Reparto:Claudia Salas, Fariba Sheikhan, Noah Casas, Eloy Azorín
Una oscura trama llena de trampas.
No hace falta definir académicamente el término disforia, solo decir que es lo contrario a la euforia, con lo que más o menos ya os vais situando. Ese estado, un poco negativo, por cierto, es el vehículo perfecto hacia la depresión y de allí a algo más grave solo hay un paso.
Tened en cuenta que estamos hablando de sentimientos, positivos o negativos, y plasmar todo esto en un film tiene su mérito. No creáis que todo son disertaciones psicológicas, hay acción y mucha y un buen ritmo que intentan salvar un guion algo alocado.
Sin saber el motivo al principio, nos encontramos con Esther, Tomás y su hija Say que huyen despavoridos hacia una casa de su propiedad, hoy abandonada, pero que adquirieron tiempo atrás, con la intención de venderla y con lo que sacaran huir hacia Francia. Esa idea se desvanece bajo las oscuras intenciones de Tomás.
Estamos ante el debut en el largometraje de Christopher Cartagena González, un director que, según sus propias palabras, escogió el terror para su puesta de largo como la manera más eficiente de mostrarnos un mundo distópico, muy alejado de la felicidad. Mezcla algunos tics típicos del género: survival, home invasión y acoso psicópata. No está mal ¿verdad? Bueno, como manera de mostrarnos lo más terrible lo compramos, pero, claro está, un film lo componen muchos aspectos y esa indefinición en mostrarnos la trama de manera clara, le juega algo en contra.
Hay que destacar, las grandes interpretaciones del trío femenino formado por Claudia Salas, Fariba Sheikhan y Noah Casas. Sin ser una película feminista, nos muestra las dos caras de la misma moneda. Por una parte, el amor de madre, no muy claro al principio, pero que luego se vuelve muy tangible. En el otro lado nos encontramos lo peor, un juego macabro donde el premio consiste en la viralización del sufrimiento.
Como hemos comentado, el guion es algo confuso. Disforia está concebida para ser del tipo de cintas en las que todo tiene que estar muy claro. Si quieres jugar con lo psicológico hay otras maneras de hacerlo, tienes que omitir, en la medida de lo posible, unas contundentes escenas de acción, muy bien rodadas, por cierto. ¿Qué hay películas que saben mezclar ambos mundos?, no lo dudamos, estoy pensando en este momento en La Naranja Mecánica (A Clockwork Orange. Stanley Kubrick, 1971). Estoy seguro de que ya me estáis mirando mal.
Disforia se queda a medio camino entre lo alocado y lo formal. Encontramos a faltar, eso sí, un toque de humor, sutil o no, que nos haga más digerible lo que vamos viendo en la pantalla. Es una película que parece rodada con el freno de mano puesto. Si se hubiera soltado a su debido tiempo, esa acción habría hecho elevar el resultado final. De todas maneras, la disfrutaréis si os mola ver una historia algo loca en su concepción.
Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan
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