Fantasia - Footprints review

Alice despierta solo para descubrir que ha perdido dos días: ¿Qué ha hecho durante ese tiempo, dónde ha estado, con quién ha hablado? Solo tiene dos pistas: el sueño recurrente de una película que vio de niña llamada Sangre en la Luna y una postal rota que encuentra en la basura. Alice tiene mucho que descubrir, y las respuestas son tan peligrosas como quitarse el casco en la Luna.

Título original: Le Orme

Año: 1975

Duración: 96 min.

País: Italia

Director: Luigi Bazzoni

Guion: Luigi Bazzoni

Música: Nicola Piovani

Fotografía: Vittorio Storaro

Reparto: Florinda Bolkan, Peter McEnery, Nicoletta Elmi


Una hipnótica búsqueda de la verdad.

De alguna forma, aunque el Giallo ha sido replicado/plagiado/imitado en otros países, es en Italia donde encontró sus mayores exponentes y aunque cuando se habla de Giallo todos tenemos en mente los nombres de Darío Argento y Lucio Fulci, hay un mundo por explorar, siguiendo huellas como estas que nos llevan a la Luna.


Alice despierta solo para descubrir que ha perdido dos días: ¿Qué ha hecho durante ese tiempo, dónde ha estado, con quién ha hablado? Solo tiene dos pistas: el sueño recurrente de una película que vio de niña llamada Sangre en la Luna y una postal rota que encuentra en la basura. Alice tiene mucho que descubrir, y las respuestas son tan peligrosas como quitarse el casco en la Luna.

Luigi Bazzoni se acerca al Giallo con la adaptación de la novela de otro director italiano Mario Fanelli, llevando las reglas de este género a su propio terreno, siempre más lindante al género noir como en La mujer del lago o El día negro, pero es que Huellas tiene una historia tan nimia que basa todo su potencial en la atmósfera y el tiempo interno. Hay algo decadente y otoñal en la película, algo de fin de época en los paseos que se da la protagonista, y posiblemente no sería igual sin contar con un maestro del color y la fotografía como fue Vittorio Storaro; suyos son los interiores que acumulan polvo y secretos, esa peluca de rojo intenso y el amarillo en el traje y los complementos.

Tal vez Le Orme tiene una duración excesiva para lo que quiere contar, un giro final que el espectador avezado ya conoce de otras películas parecidas, porque al fin y al cabo gran parte del metraje es tener a la actriz Florinda Bolkan yendo de un lado a otro solo para encontrarse con gente que dice conocerla; toda esta primera parte es hipnótica y subyuga, uno quiere avanzar en la historia para saber qué demonios ocurre en la isla de Garma. El problema es cuando, 45 minutos después, Bolkan vuelve a encontrarse con la misma gente que siempre tiene mirada torva y dice frases como “ay, no puedo seguir hablando ahora”, lo que termina por generar apatía en el espectador.


El rostro de Florinda Bolkan es atractivo y misterioso a la vez, pero su capacidad interpretativa no va a la par, y como Luigi Bazzoni quiere generar atmósferas claustrofóbicas, el resto de los protagonistas se va adecuando al hieratismo de Bolkan. Klaus Kinski, haciendo del profesor Blackman, es el único que se aleja por dos razones: Kinski siempre estuvo un par de peldaños por encima de la sobreactuación y su personaje añade el tono pulp a la película.

Le Orme es una película hipnótica, de ritmo interno que puede no gustar a todos los espectadores, pero imposible negarle el tono misterioso, su atmósfera onírica y la increíble fotografía de Vittorio Storaro.

Firma: Javier S. Donate.

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