The Lost Boys review

Los hermanos Michael y Sam, acompañando a su madre, se mudan a Santa Clara, conocida como la capital mundial del crimen. Siguiendo la belleza de la enigmática Estrella, Michael se verá atraído por un grupo de jóvenes modernos, comandados por el magnético y peligroso David. Los carteles de “desaparecido” llenan Santa Clara y puede que el rostro de Michael aparezca en uno de ellos.

Título original: The Lost Boys

Año: 1987

Duración: 97 min.

País: Estados Unidos

Director: Joel Schumacher

Guion: Janice Fischer, James Jeremias, Jeffrey Boam

Música: Thomas Newman

Fotografía: Michael Chapman

Reparto: Kiefer Sutherland, Corey Haim, Jason Patrick, Jami Gertz, Corey Feldman, Diane Wiest, Edward Herrmann, Jamison Newlander


Inmortal e irrepetible.

No es que tenga una cruzada contra el retrochenterismo cinematográfico, pero muchos de los referentes que manejan sus autores es la acumulación de neones y cierto elemento de “directo a videoclub”; una de las películas ochenteras más reverenciadas, The Lost Boys, está enclavada en los ochenta compartiendo virtudes y valores, pero es capaz de sobrevivir al paso del tiempo. Ahora veremos por qué.


Los hermanos Michael y Sam, acompañando a su madre, se mudan a Santa Clara, conocida como la capital mundial del crimen. Siguiendo la belleza de la enigmática Estrella, Michael se verá atraído por un grupo de jóvenes modernos, comandados por el magnético y peligroso David. Los carteles de “desaparecido” llenan Santa Clara y puede que el rostro de Michael aparezca en uno de ellos.

Proveniente de esos Drácula de los setenta como los de Christopher Lee o Frank Langella, en los ochenta se trataba a los vampiros – generalmente en la misma película – como seductores o monstruos. Proveniente del mundo de la publicidad y el videoclip, Joel Schumacher comandó una película donde sus múltiples virtudes tapan los defectos; para Schumacher, ser vampiro implica una oscuridad repleta de glitter y glamour, sus chicos perdidos resultan peligrosos pero forman una tribu en constante lucha contra los adultos, se ocultan en las sombras pero adoran llamar la atención.

Como ya dije antes, The Lost Boys es una de las películas icónicas de los ochenta y más allá de la música y esos apuntes homo eróticos que aparecen en toda la filmografía de Joel Schumacher, puede sobrevivir a la marejada del tiempo gracias a la increíble fotografía de Michael Chapman, quien venía de firmar grandes trabajos en los años setenta y cuya carrera se postergó – en títulos muy importantes – en las décadas siguientes. La ropa puede ser de los ochenta – sobre todo el vestuario de Corey Haim que a veces hace sangrar los ojos – pero esa alegría de vivir que rodea la película es de los setenta.

Nunca sabremos cómo hubiera sido Jóvenes Ocultos con la premisa original de Janice Fischer y James Jeremias, – Dos cazadores de vampiros de ocho años contra vampiros estudiantes en el instituto – pero jamás hubiera brillado tanto como esta Santa Clara dominada por un parque de atracciones, las nieblas marítimas que enmascaran el peligro y un cubil bajo tierra por culpa de antiguos terremotos.


Todos los protagonistas de Lost Boys son hermosos, hasta los adultos Diane Wiest y Edward Herrmann, pero es curioso cómo el cabeza de cartel, Jason Patrick, palidece ante un Kiefer Sutherland que roba planos a manos llenas y la primera colaboración entre los Coreys Haim y Feldman – que encumbró a los dos antes de hundirles en la miseria por culpa de una serie de películas terribles y una serie de adicciones que arrastraron hasta la muerte de Corey Haim.

The Lost Boys – o el título castellanizado de Jóvenes Ocultos – ha resistido el paso del tiempo debido a una serie de virtudes que la convierten en inmortal.

Firma: Javier S. Donate.

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