Curtas - Post Mortem review

Durante una experiencia cercana a la muerte en la primera guerra mundial, el alemán Tomás tiene una visión en la que ve a la niña Anna. Hungría, tiempo después, Tomás es un reputado fotógrafo de muertos y su camino le lleva al pueblo en el que Anna vive y donde extraños fenómenos tienen lugar.

Título original: Post Mortem

Año: 2020

Duración: 115 min.

País: Hungría

Director: Péter Bergendy

Guion: Pyros Zánkay

Música: Atti Pacsay

Fotografía: András Nagy

Reparto: Viktor Klem, Fruzsina Hais, Judit Schell


Hungarian Warren File!

Decía Billy Wilder que hacer llorar es difícil, pero que la comedia era el género más complicado de todos. Pues algo así se puede aplicar al terror: es un estado de ánimo que se trabaja, no la respuesta automática a un susto.


Durante una experiencia cercana a la muerte en la primera guerra mundial, el alemán Tomás tiene una visión en la que ve a la niña Anna. Hungría, tiempo después, Tomás es un reputado fotógrafo de muertos y su camino le lleva al pueblo en el que Anna vive y donde extraños fenómenos tienen lugar.

Péter Bergendy, en su biografía, dice haber estudiado psicología y que su trabajo de fin de curso versaba acerca de la psicología en las películas de terror. Con todo mi respeto por el director, poco debió sacar en claro cuando su primer acercamiento al horror es una película como Post Mortem.

Con historia del propio Péter Bergendy junto a Gábor Hellebrant, Pyroz Zánkay construye un guion para la primera película húngara de terror. Desde el principio se ve la intención de crear una franquicia: un expediente Warren donde una pareja se enfrentará a diversos sucesos paranormales, que dicha pareja resulte algo imposible (un joven alemán que fotografía muertos y una niña huérfana al cuidado de su tía paralitica) no impide que Bergendy avance imparable.

Tristemente, el experimento se hunde por una razón muy sencilla: Bergendy toma como referencia el Universo Warren desarrollado entre otros por James Wan, pero se fija en el peor ejemplo de este universo – The Nun – y confunde la creación de atmosferas con la acumulación de efectos y secuencias sin mayor intención que hacer avanzar una historia inexistente.

Todo en Post Mortem recuerda al Universo Warren, la música de Atti Pacsay suena demasiado a Joseph Bishara, la fotografía de András Nagy juega continuamente a generar sombras… Si pasamos al plano interpretativo, Viktor Kleim tiene el físico adecuado para Tomás y Judit Schell interpreta a un posible interés amoroso. El desastre viene porque la otra mitad de este equipo húngaro de cazafantasmas, la joven Fruzsina Hais, es incapaz de interpretar y tampoco genera mucha empatía debido a que sus planos de terror no funcionan y se le escapa la risa cuando debería estar chillando como una posesa. Yo le recomendaría que abandonase este cruel mundo de la interpretación antes de que sea tarde.


¡Pero tranquilos que no todo es malo en Post Mortem! A partir de la hora de metraje, empieza toda una traca sobrenatural que apenas se detiene y que hará las delicias de los espectadores, pero no por su capacidad de asustar sino porque Péter Bergendy echa toda la carne al fuego y rompe la barrera del terror para caer de lleno en la comedia involuntaria.

Consejos para ver Post Mortem:
  1. Deja la lógica en el guardarropa.
  2. Espera a que pasen los primeros 70 minutos.
  3. Disfruta un espectáculo ilógico que, espero, te divierta tanto como a mí.
Firma: Javier S. Donate.

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