Playhouse review


Jack Travis es un famoso escritor de terror que se muda a un castillo con su hija Bee para desarrollar su nueva y absorbente obra. La oscura historia del castillo y los acontecimientos sobrenaturales empiezan a atacar a Bee, siendo víctima de las fuerzas demoníacas que es esconden tras sus paredes.

Título original: Playhouse

Año: 2020

Duración: 87 min.

País: Reino Unido

Director: Fionn Watts, Toby Watts

Guion: Fionn Watts, Toby Watts

Música: Dan Baboulene

Fotografía: Andy Toovey

Reparto: William Holstead, Grace Courtney, Helen Mackay, James Rottger, Julie Higginson, Eilidh McLaughlin, Mathilde Darmady.


La naturaleza puede llegar a ser aterradora.

Si hay una localización que puede marcar, en sentido positivo, un film de terror esta es en el norte de Escocia como se ha podido ver en numerosos films. Sí, en uno de esos castillos que solo con verlos ya hace que nos entre cierta congoja, sobre todo si hemos podido degustar antes un whisky, y que, instintivamente, hace que imaginemos a un fantasma dentro dando la lata, o al menos, intentando aumentar el número de turistas por su siniestra fama. Como aquel, que por cierto es de origen español, que todos recordamos por llevar su cabeza bajo el brazo.


Pero no hay que tomárselo a broma porque de fantasmas haberlos haylos, o al menos es lo que se explica en Playhouse y nosotros, como buenos seguidores del género, nos lo creemos a pies juntillas. La historia, sin apartarse en demasía de los tópicos de este tipo de películas, es muy atrayente, tanto que no podemos apartar los ojos de la pantalla ni un segundo.

Jack Travis es un famoso escritor de terror que se muda a un castillo con su hija Bee para desarrollar su nueva y absorbente obra. La oscura historia del castillo y los acontecimientos sobrenaturales empiezan a atacar a Bee, siendo víctima de las fuerzas demoníacas que es esconden tras sus paredes.

Interesantísima cinta que va de la mano de un potente guion y de una producción exquisita. Pero ya sabemos que no solo de eso vive una obra. Hay otros factores que influyen en el resultado final. En Playhouse cada detalle está cuidado con mimo y su fuerza y trepidante ritmo ayudan a dejarnos un gran sabor de boca tras su visionado.

Otras de sus características, en nuestra opinión, es cierto regusto literario de escritores del siglo XIX. Vamos a explicarnos. Los diálogos, aunque son un tanto excesivos, recrean esas atmósferas que tan certeramente retrató Edgar Allan Poe en sus relatos y poemas, dicho esto último en referencia a su obra maestra El Cuervo. La verdad es que encajan perfectamente con el envoltorio, un castillo que guarda en su interior remotos y fantasmagóricos pasados.

Los efectos especiales son bastante escasos y los sustos también. Quizás un abuso de ellos habría sido contraproducente, pero creemos que no le hubieran sentado mal alguno que otro de aquellos que tanto nos gustan y de los cuales disfrutamos cuando vemos al compañero de asiento saltar de la butaca.

Destacar la extraordinaria banda sonora de corte clásico a cargo de Dan Baboulene. Nos acompaña en todo momento, sin molestar excesivamente pero sin la cual esta cinta habría sido otra totalmente diferente.


En las interpretaciones nos encontramos con dos actores que bordan sus actuaciones. Uno es el actor, de teatro principalmente, William Holstead en un papel al cual sabe sacar todo el jugo. Otra que lo borda es Helen Mackay que basa su interpretación en el drama para al final convertirse en heroína. Del resto del elenco destacar a Grace Courtney como Bee y a Jame Rottger.

Estamos ante una gran película que hará las delicias de todo buen aficionado al cine de terror. Sin demasiados alardes pero dando en el clavo en el cómo y el porqué de su rodaje y todo lo que le rodea.

Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan

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