The Boy: La maldición de Brahms review


Tras un suceso muy desagradable, que ha dejado marcas emocionales en la pareja formada por Lisa, Sean y Jude, el hijo de ambos, la familia se muda a una pequeña casa en medio de un idílico bosque. Lo que debería ser un viaje hacia la curación, sufre un desvío al infierno cuando Jude encuentre enterrado un muñeco: Brahms.

Título original: Brahms: The Boy II

Año: 2020

Duración: 86 min.

País: Estados Unidos

Director: William Brent Bell

Guion: Stacey Menear

Fotografía: Karl Walter Lindenlaub

Música: Brett Detar

Reparto: Katie Holmes, Owain Yeoman, Christopher Convery, Ralph Ineson


El muñeco más creepy vuelve a las pantallas.

En el año 2016, William Brent Bell consiguió un relativo éxito con The Boy, una película que basaba todo en su ritmo pausado y en la atmósfera gótica que empapaba cada fotograma aunque, al final, la sorpresa no era tanta. Cuatro años después, Brent Bell regresa al mismo mundo con este Brahms: The Boy II.


Tras un suceso muy desagradable, que ha dejado marcas emocionales en la pareja formada por Lisa, Sean y Jude, el hijo de ambos, la familia se muda a una pequeña casa en medio de un idílico bosque. Lo que debería ser un viaje hacia la curación, sufre un desvío al infierno cuando Jude encuentre enterrado un muñeco: Brahms.

Reconozco que The Boy me pareció entretenida pero es la típica película que se ve y solo deja el poso de la sorpresa final, por eso me sorprendió el anuncio de esta segunda parte. Vale, ¿qué queda por contar si en la historia del 2016 ya estaba todo resuelto? ¿Acaso quedaba alguna pieza suelta y se podría tirar desde ahí?

Brahms vuelve a utilizar el muñeco, que genera bastante desasosiego, y el mismo lugar de rodaje, ahora trasladando la acción de la mansión victoriana a la casa de invitados donde ha ido a instalarse la familia. Los creadores del Boy original, el director William Brent Bell y la guionista Stacey Menear juegan parte del metraje con los que vieron la película original, gracias a una serie de guiños, al tiempo que los que se acercan por primera vez no sentirán que les falta información… Esto es lo más positivo, ya que el resto plantea más problemas: Brent Bell y Menear apuestan todo a la presencia de Brahms y al gesto inexpresivo del niño Christopher Convery, en la supuesta dinámica entre ellos que no evoluciona hasta el último tercio cuando llegan las respuestas de forma demasiado atropellada.

Katie Holmes nunca ha sido una gran actriz y el terror no le debe ir mucho ya que, al igual que en Don’t Be Afraid Of The Dark de Troy Nixei, se la nota incómoda, de su partenaire en pantalla, Owain Yeoman, solo podemos decir que su barba siempre está impoluta; Christopher Convery resulta demasiado inexpresivo y el veterano Ralph Ineson se pasea por la película, siempre con la escopeta colgada del brazo, a la espera que le toque hacer algo.


Este es el problema de The Boy II y que muestra las debilidades del guion y la realización: cada diez minutos se aplica la fórmula de A (Katie Holmes pone cara de mosqueo y/o miedo)+ B (El muñeco está sentado) que es igual a C (Susto apoyado por sonido o música) antes de iniciar el A+B= C de nuevo hasta que llega D (resolución), E (Epílogo forzado) y luego F (Final).

Si te gusta el género ya has visto Brahms: The Boy II y su resolución te recordará a un par de películas de que no diré para no estropear la sorpresa, pero los espectadores que no suelen ver películas de terror, seguramente disfrutarán sus pequeños sustos y la resolución.

Firma: Javier S. Donate.

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