Ghost Master review

Akira Kurosawa es un patoso ayudante de dirección que está trabajando en el típico film edulcorado dirigido al público adolescente. Por la cabeza le ronda la idea de rodar una cinta propia de la cual ya tiene el guion, el cual al caerle encima sangre del propio Akira se convierte en algo parecido a un Necronomicón que persigue al actor protagonista Yuya. Éste, en su interpretación del screenplay, acaba matando uno a uno a todo el equipo.

Título original: Gôsuto Masutâ

Año: 2019

Duración: 88 min.

País: Japón

Director: Paul Young

Guion: Ichirô Kusuno

Fotografía: Yoshihisa Toda

Reparto: Mizuki Itagaki, Takahiro Miura, Riko Narumi


Un splatter perverso y sorprendente.

Para variar un poco el registro nos encontramos con una supuesta bizarrada japonesa de nombre Ghost Master. Lo de supuesta viene por lo explosivo del envoltorio para lo que esconde en su interior.


Hay muchas maneras de enfrentarse a películas de este tipo. Una de ellas es tirar por la tangente y disfrutar del tono jocoso y divertido de un guion que parece sacado de la chistera de un mago cuya autoría recae en Ichirô Kusuno. A todo esto añade un gore muy bien ejecutado y que no abusa en exceso de efectos digitales, cosa de agradecer.

¿Cómo no?, al empezar a verla nos viene enseguida a la memoria la excelente One Cut of the Dead (Shin'ichirô Ueda, 2017), sustituyendo lo que es un rodaje de una peli de zombis por la filmación de una comedia romántica para adolescentes de bajo presupuesto. Hasta aquí el parecido, después nada que se le asemeje.

Akira Kurosawa es un patoso ayudante de dirección que está trabajando en el típico film edulcorado dirigido al público adolescente. Por la cabeza le ronda la idea de rodar una cinta propia de la cual ya tiene el guion, el cual al caerle encima sangre del propio Akira se convierte en algo parecido a un Necronomicón que persigue al actor protagonista Yuya. Éste, en su interpretación del screenplay, acaba matando uno a uno a todo el equipo.

Tampoco os asustéis, no haremos una disertación académica, esta obra no va por aquí. Su primera divisa es la diversión y eso lo consigue ampliamente aunque sea a costa de gags un poco trillados y muy del gusto del público nipón. El guion nos lleva a situaciones hilarantes con innumerables guiños cinematográficos, empezando por el nombre del protagonista (mostrado aquí como antesis del fallecido maestro japonés), siguiendo por Posesión Infernal (The Evil DeadSam Raimi, 1981) y acabando con La Matanza de Texas (The Texas Chain Saw MassacreTobe Hooper, 1974).

Supongo que estaréis esperando algún pero y este es que todo ese aire de comedia enloquecida se trunca yendo a parar al más puro y chocante melodrama. Creemos que esta película merecería un final algo más escatológico y demencial, de aquellos que nos hicieran levantar de la butaca y gritar: “¡queremos más!”. Quizás ese intento del director Paul Young de introducirse en el splatter se vea demasiado influido por sus títulos anteriores, en los cuales el drama era el elemento fundamental.


Por otra parte destacar ese pequeño homenaje al cine de todos los tiempos que flota en el aire, sobre todo en los divertidos diálogos, otro punto a favor de Ichirô Kusuno.

El trio protagonista está formado por el actor, cantante y modelo Mizuki Itagaki, seguido por un gran Takahiro Miura (Ataque a los Titanes) y por Riko Narumi.

Es de aquellas cintas de las que uno se espera una cosa y acaba convirtiéndose en otra bien distinta, lo cual no quiere decir que sea negativo a no ser que uno sea un recalcitrante seguidor de las cintas gore/horror de ese país asiático, Llegados aquí ya no podemos prometer nada, lo dejamos a gusto del consumidor.

Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan