Echoes of Fear review

Ha muerto el abuelo de Alisa y esta debe ir a su casa, repleta de recuerdos, para vaciarla antes de venderla. Pero no solo los recuerdos asaltan a Alisa, sino que algo más habita en la casa y sus intenciones no parecen amistosas.

Título Original: Echoes of Fear

Año: 2019

Duración: 90 Min.

País: Estados Unidos

Director: Brian Evenet-Bradley

Guion: Brian Evenet-Bradley, Laurence Evenet-Bradley

Fotografía: Laurence Evenet-Bradley

Reparto: Trista Robinson, Hannah Race, Paul Chirico, Marshal Hilton


Una película ya vista pero muy agradecida.

Brian Evenet-Bradley y Laurence Evenet Bradley son una pareja que ama el cine de género, tal como vimos en sus anteriores trabajos Ghost in the Needle, Dark Remains o Malignant. Apuestan por un cine barato, casi de andar por casa, que repite fórmulas establecidas pero, como dijo aquel sabio, si algo funciona no lo toques.


Ha muerto el abuelo de Alisa y esta debe ir a su casa, repleta de recuerdos, para vaciarla antes de venderla. Pero no solo los recuerdos asaltan a Alisa, sino que algo más habita en la casa y sus intenciones no parecen amistosas.

Ante Echoes of Fear uno debe estas predispuesto a pasar el rato, porque si empieza a buscar tres pies al gato – y aviso que hay gato encerrado – todo el trabajo del matrimonio Avenet-Bradley se irá por el desagüe – y aviso que el desagüe tiene importancia en la historia – y el disfrute será cero tirando a negativo.

El planteamiento de los Evenet-Bradley es sencillo: tenemos una casa, ¿Qué podría ocurrir en su interior? Ese es el mayor hándicap de una historia porque cuatro paredes pueden dar para mucho si lo manejas con ritmo y cuidado o, lo más normal, convertirse en una historia que aburre en el minuto cinco; gracias a Dios no es este último caso.

Que Echoes of Fear es una producción barata lo vemos ya al principio, el exterior de la casa está hecho un asco mientras el interior se ve limpio y cuidado – ¿la propia casa de los Evenet-Bradley o la de algún amigo loco que se la prestó? – demasiado para un anciano en sus últimos días; pero eso no impide que utilicen sabiamente los espacios a su disposición y jueguen con lo que realmente da miedo de la oscuridad: los sonidos, las sombras y la amenaza latente. Aquí es donde la película funciona a la perfección ya que al tener un personaje principal y tres secundarios, se permiten bloques de varios minutos donde no hay un solo diálogo porque ¿con quién vas a hablar si estás sola en la casa y piensas que alguien se ha colado? La cámara de Brian Evenet-Bradley se mueve con soltura, segura de sí misma, con los tiros de cámara que le permiten las habitaciones y sin estridencias narrativas. La fotografía de Laurence ayuda a crear esa atmósfera necesaria, inquietante, que le va como un guante a la historia.


El nivel interpretativo es correcto, sin más, sobre todo porque la presencia física de la actriz Trista Robinson ayuda al ser tan menudo y despertar cierto sentimiento de protección en los espectadores, pero tiene una voz estridente que puede irritar; el que esto escribe no dejaba de pensar en la interpretación de Meg Tilly en Bullets Over Broadway de Woody Allen. Hannah Race aparece para ayudar en la búsqueda de respuestas mientras Paul Chirico resulta insoportable en su papel de Brandon, el novio que aparece solo cuando la historia lo necesita; Marshal Hilton funciona como ese vecino cotilla que está más preocupado de tu vida que de la suya.

Echoes of Fear es una pequeña sorpresa, no por lo que cuenta que ya lo hemos visto en otras películas, sino porque cumple con su objetivo de generar atmósferas y debo confesar que pegué más de un bote gracias a esos sustos repartidos con sabiduría; pero, como dije al principio, hay que verla como un entretenimiento y dejarse llevar. Si vas con otra intención, estarás muerto.

Firma: Javier S. Donate