Snowtown review


Título original: Snowtown

Año: 2011

Duración: 120 min.

País: Australia

Director: Justin Kurzel

Guión: Justin Kurzel, Shaun Grant

Música: Jed Kurzel

Fotografía: Adam Arkapaw

Reparto: Daniel Henshall, Lucas Pittaway, Craig Coyne, Louise Harris, Frank Cwiertniak, Matthew Howard, Marcus Howard, Anthony Groves, Richard Green, Aaron Viergever, David Walker


Los niños buenos siempre obedecen a los mayores.

El acto de crear lo podemos entender como algo individual cuando está realizado por un escultor, un pintor, un músico o un escritor. La cosa se complica un poco más en otras artes tales como el teatro, la danza o la arquitectura, pero a mi entender alcanza el summum de la complejidad en el llamado séptimo arte. La idea primitiva, que en ese momento sí que es individual, ha de llevarse a cabo con una infinidad de factores y personas que hacen que el producto final sea, dicho modestamente y con honrosas excepciones, un poco diferente. Justin Kurzel, en este su primer largometraje, intenta y, para mí, consigue, que la unión de todo el extenso equipo de rodaje llegue a la consecución de una obra coherente y, por ende, muy cercana a la idea original, puesto que la apuesta es muy personal y, un término al cual me gusta mucho referirme, muy de autor.

Otra cosa es el estilo. En Snowtown, y según mi opinión, es magnífico por lo arriesgado. Pinceladas de cine en estado puro, perfectamente unidas y ensambladas, formando un impactante cuadro expresionista. Eso es lo primero que nos llamará la atención. Un continuo e inexorable avance de la cinta a un ritmo sesgado, que por ser fiel durante todo el metraje a esa idea, pierde un poco de claridad argumental. De todas maneras, y sin saber si esto forma parte de la idea original, este film es coherente si hablamos en términos expresionistas, ya que nos presenta una deformación de la realidad, tal y como nosotros la podríamos entender, perdiendo así casi toda su objetividad.

Jamie, un adolescente de 16 años, vive con su madre y sus hermanos en un suburbio del pueblo australiano que da nombre a la película. Su madre encuentra un nuevo novio después de separarse de su marido. Bajo la aparente simpatía de éste, se esconde una persona cruel, homófoba y xenofóba. Poco a poco la tensión va en aumento, mostrándonos finalmente un cuadro de terror que, por desgracia, está basado en un hecho real.

Fantástico film australiano que nos abofetea con unas escenas que dicho sea de paso, no sabemos cuáles nos impactan más, si las secuencias escabrosas y necesarias de terror o las inocentes, y no sé si tan necesarias, escenas de simple cotidianidad. Analizándolo en su totalidad, hay pocas cosas negativas que podamos comentar. Primeramente decir que su duración es un poco excesiva. Seguidamente, y como ya he mencionado antes, en aras de mantener durante toda su extensa duración el ejercicio de estilo, se llega a sacrificar un poco la completa comprensión de la trama.

Podríamos decir que el resto es todo positivo. El guión es magnífico, con un ritmo pausado que no decae en ningún momento, y que se mueve como pez en el agua cuando aborda esa malsana y coral cotidianidad antes comentada. Las interpretaciones son magistrales, especialmente la de Daniel Henshall como John Bunting . Sus transformaciones dentro del film son sublimes. Es malévolo y bondadoso, es un simpático vecino y un monstruoso asesino en serie. Todo en uno y casi sin despeinarse. Lucas Pittaway, como Jamie, también está genial, aporta, casi sin mover un músculo, todo el dramatismo de una adolescencia robada. El resto de interpretaciones se mueven entre las recreaciones de unos personajes muy reales, y otros de lo más variopinto. La fotografía destaca mucho la sordidez e intenta recrear la época en que los hechos sucedieron, es, por así decirlo, una fotografía retro. A destacar también la música, realmente impactante. No solo se integra perfectamente dentro del estilo de la cinta, si no que resalta una tristeza malévola a través de un ritmo cansino y constante.

Solo me queda decir que la sensación una vez acabada es de desasosiego. ¿Es eso lo que perseguimos cuando vemos una película?, seguramente no, por eso mismo es necesario verla. Es otra manera de concebir el cine, quizás también la vida. Te gustará o no, pero te aseguro que es sumamente interesante. Tendremos que empezar a tener en cuenta a su director Justin Kurzel y a todo su equipo, con los productores Screen Australia / Warp X Australia a la cabeza, su trabajo ha sido realmente encomiable.

Firma: Josep M. Luzán.