Kill Me Please review


TÍTULO ORIGINAL: Kill Me Please

AÑO: 2010

DURACIÓN: 95 min.

PAÍS: Bélgica

DIRECTOR: Olias Barco

GUIÓN: Olias Barco, Virgile Bramly, Stéphane Malandrin

FOTOGRAFÍA: Frédéric Noirhomme

REPARTO: Aurélien Recoing, Virginie Efira, Benoît Poelvoorde, Bouli Lanners, Philippe Nahon, Virgile Bramly, Muriel Bersy, Nicolas Buysse, Ingrid Heiderscheit, Jérôme Colin, Saul Rubinek, Daniel Cohen

¿Es peor querer suicidarse y no poder, o no querer suicidarse y morir absurdamente? Existencialista ¿no?. Eso parece en los primeros compases de la cinta, existencialismo. Nos hace creer que es una obra que trascenderá el celuloide y que nos marcara para siempre. Eso nos tememos en un principio. Nos preparamos para una gran carga emocional. Al final tan solo se trata de morir o no morir, o mejor dicho, morir por ti mismo o que te maten. Las personas tenemos diferentes puntos de vista en todo, incluso en la forma de llegar a la idea del suicidio. Una idea que plantean todos y cada uno de los protagonistas de esta historia. A veces por decrepitud física, otras por decrepitud mental, otras también plantean el suicidio por venganza, y una de ellas por ser la única idea lucida que tiene desde el día de su nacimiento.

Una clínica, dirigida por el Dr. Kruger se especializa en la atención a las personas que quieren suicidarse pero no pueden. No es eutanasia. Como cobro de sus honorarios se aceptan todo tipo de formas de pago. Incluso las herencias.
Naturalmente la gente del pueblo no está nada de acuerdo con las actividades de la clínica, lo que origina una brutal guerra entre ambos bandos. Al final se mezcla todo, existencialismo, humor negro, gore y sadismo.

Tremenda película filmada en blanco y negro que podemos dividir en 2 partes. La primera nos explica las actividades de la clínica básicamente. La segunda es una orgia visual con escenas realmente brillantes. El guion se salva medianamente, aunque para salvar toda la trama no duda en llevarse por delante todo bicho viviente. Hablando de esto, nos puede recordar un poco a La noche de los muertos vivientes en algunas escenas.

Brillante, rompedora, a caballo entre la comedia negra y el terror. Tenemos ante nosotros una cinta imprescindible. Chapeau.

Firma: Josep M. Luzán