Dracula review

El príncipe rumano Vlad lo tiene todo, poder, riqueza y amor. Pero durante un aciago día de batalla contra el ejército turco, pierde a su amada Elisabetta, lo que le empuja a abandonar su fe en Dios y caer en la maldición de la vida eterna, condenado a buscar la reencarnación de su fallecida esposa. 400 años más tarde, su búsqueda parece concluir en París. Pero un sacerdote sigue sus pasos hasta la ciudad eterna con una misión, exterminar a los vampiros, cuyo monarca no es otro que el torturado Vlad, hoy temido y más conocido como Drácula. ¿Podrá el amor recuperado traer redención a su cruel y sangrienta existencia?

Título original: Dracula: A Love Tale

Año: 2025

Duración: 129 min.

País: Francia

Director: Luc Besson

Guion: Luc Besson

Música: Danny Elfman

Fotografía: Colin Wandersman

Reparto: Caleb Landry Jones, Zoë Bleu, Christoph Waltz, Matilda De Angelis, Ewens Abid, Guillaume De Tonquédec, David Shields


Besson logra dar espectáculo, pero no inventa nada nuevo.

Los 90 han vuelto. Sí, esta nueva adaptación de la novela de Bram Stoker se parece sospechosamente a la de Francis Ford Coppola estrenada en 1992. La tendencia no acaba ahí, porque el Frankenstein de Guillermo Del Toro que está a punto de llegar a Netflix, y que cuenta también con Christoph Waltz en su reparto, huele por los cuatro costados al que dirigió Kenneth Branagh en 1994.


El príncipe rumano Vlad lo tiene todo, poder, riqueza y amor. Pero durante un aciago día de batalla contra el ejército turco, pierde a su amada Elisabetta, lo que le empuja a abandonar su fe en Dios y caer en la maldición de la vida eterna, condenado a buscar la reencarnación de su fallecida esposa. 400 años más tarde, su búsqueda parece concluir en París. Pero un sacerdote sigue sus pasos hasta la ciudad eterna con una misión, exterminar a los vampiros, cuyo monarca no es otro que el torturado Vlad, hoy temido y más conocido como Drácula. ¿Podrá el amor recuperado traer redención a su cruel y sangrienta existencia?

Arrancamos el año con un nuevo Nosferatu, el de Robert Eggers. Y estamos a punto de despedirlo con otro remake del vampiro por antonomasia que nadie pidió. Pero antes de seguir quejándonos por la abundancia de refritos, hay que concederle a Luc Besson aquello del que tuvo retuvo. El veterano cineasta francés no baja el ritmo: este 2025 tiene lista otra película, más pequeña, eso sí, titulada June and John, donde el amor es también el motor del argumento. Sin embargo, los mejores años de su carrera quedan lejos, aquellos felices 80 y 90 en los que Besson fue un cineasta realmente influyente, capaz de crear tendencias con películas tan célebres como El Gran Azul, Nikita, El Profesional (León) o El Quinto Elemento. Un director de culto que durante el siglo XXI ha pisado el acelerador, diversificando sus temas e intentando ampliar su público, con películas tan dispares como la trilogía infantil de Los Minimoys, comedias mafiosas como Malavita y sendas adaptaciones de cómics legendarios como las aventuras Adéle y el Misterio de la Momia o Valerian y La Ciudad de los Mil Planetas.

Y aunque su Drácula luce espectacular, empezando por su dirección artística y fotografía, no deja de ser un poco triste comprobar cómo se apropia de ideas ajenas con cierto descaro, especialmente las que aportó Coppola en su celebrada adaptación. También fusila directamente alguna escena de la reciente versión televisiva escrita por Steven Moffat para Netflix. Y bien curiosa es la tajada que saca de la novela El Perfume: Historia de un Asesino y su posterior adaptación cinematográfica dirigida por Tom Tykwer.


Pero no basta con mover de sitio acontecimientos, escenarios y personajes para intentar sorprender a la audiencia. Aquí lo poco que llama la atención está en el simpático uso que se hace de las gárgolas que pueblan el imponente castillo del conde y, sobre todo, en la hermosa banda sonora original que ha compuesto Danny Elfman para la ocasión. Se nota que el compositor de Eduardo Manostijeras y Pesadilla Antes de Navidad ha puesto mucho cariño, consciente del calibre de partituras anteriores inspiradas en el inmortal personaje, como la de James Bernard para Horror of Dracula (1958), John Williams para el filme de John Badham de 1979, o la de Wojciech Kilar en 1992, a la que hace algún otro guiño en los primeros minutos.

Christoph Waltz vuelve a robarle a sus compañeros de reparto todas y cada una de las escenas en las que aparece. El actor políglota no sólo pronuncia el latín a la perfección, deja caer palabras en alemán y en francés para dar más credibilidad a su sacerdote trotamundos y cazavampiros, para más señas, aunque en ningún momento responde a nombre alguno. Van Helsing no aparece en esta nueva iteración de la novela, al menos oficialmente. La presencia del doble ganador del Oscar aporta brillo a un elenco solvente, en el que un esforzado Caleb Landry Jones quizá no sea la opción ideal para dar vida al chupasangre definitivo. Besson repite con el protagonista de su apreciable Dogman, y para elegirlo es muy probable que haya tenido en cuenta su trabajo en una poco conocida cinta de vampiros de 2012, la estupenda Byzantium, de Neil Jordan.

Sin duda, la escasez de nuevas ideas es aquí el elefante en la habitación, pero quién le dice no a un monstruo clásico como este, y con tan lujoso envoltorio.

Firma: GMM.

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