FANT Bilbao - Lifeforce review


La astronave Churchill se dirige hacia el cometa Halley, descubriendo una extraña nave que viaja junto a la cola. En su interior encontrarán a dos hombres y una mujer desnudos. La llegada a la tierra de estos humanos iniciará la expansión imparable de una maldición que se creía leyenda: el vampirismo. Empieza una lucha contra reloj de la que depende el futuro de la humanidad.
exploits

Título original: Lifeforce (Director’s Cut)

Año: 1985

Duración: 116 min.

País: Estados Unidos

Director: Tobe Hooper

Guion: Dan O’Bannon, Don Jakoby

Fotografía: Alan Hume

Música: Henry Mancini

Reparto: Steve Railsback, Peter Firth, Patrick Stewart, Mathilda May, Frank Finlay


Una locura irrepetible.

Si hay una productora que ejemplifique los años ochenta esa es la Cannon, y en caso de no haber visto el documental Electric Bogaloo te recomiendo encarecidamente que primero lo veas y luego sigas con esta review; los primos Yoram Globus y Menahem Golam, quienes crecieron exponencialmente gracias a películas baratas de consumo rápido y exploits desvergonzados, decidieron ganar caché gracias a producir películas de autor, y si tenían desnudos gratuitos mucho mejor. Lifeforce es el paradigma de todo lo que Cannon hizo bien y mal.


La astronave Churchill se dirige hacia el cometa Halley, descubriendo una extraña nave que viaja junto a la cola. En su interior encontrarán a dos hombres y una mujer desnudos. La llegada a la tierra de estos humanos iniciará la expansión imparable de una maldición que se creía leyenda: el vampirismo. Empieza una lucha contra reloj de la que depende el futuro de la humanidad.

25 millones de dólares costó Lifeforce, y el batacazo que se pegó en taquilla fue de órdago aunque la Cannon pudo lamerse las heridas gracias al mercado doméstico. Tras la cámara estaba Tobe Hooper, quien venía de “rodar” – esas comillas son otra historia – la rompetaquillas Poltergeist; Hooper consiguió con la Cannon un contrato de tres películas y Lifeforce puso el listón tan alto que las películas restantes – Invaders From Mars y The Texas Chainsaw Massacre 2 – fueron daños colaterales en relación a presupuesto y libertad creativa.
La dirección de Tobe Hooper es briosa durante gran parte del metraje y, paradójicamente respecto a su ópera prima donde era capaz de generar terror a plena luz del día, se maneja de maravilla en espacios cerrados mientras titubea en espacios abiertos, y se ve superado al llegar a la ciudad de Londres – cuando la película se vuelve megalómana - ya que su manejo de los cientos de extras se nota artificioso. Se recomienda revisar estos planos varias veces porque os aseguro que encontraréis a vuestro extra favorito (el mío es la monja, ahí lo dejo).

Pero si por algo Lifeforce es irrepetible y deja poso en la memoria, tanto por sus aciertos como errores, es gracias a ese conjunto de locos y genios que unen varias décadas de pericia técnica ya desde el director de fotografía Alan Hume, quien llevaba multitud de éxitos a sus espaldas, y sobre todo John Dysktra, el clásico entre los clásicos si hablamos de efectos especiales, quien pone a disposición de la película todo su buen hacer y es por ello que su trabajo en Lifeforce no ha envejecido un solo segundo. Por la parte de los años ochenta encontramos en el guion a Dan O’Bannon y Don Jakoby que, sin pudor, mezclan vampiros espaciales, desnudos gratuitos, homenajes al Dracula de Bram Stocker, masacres, disparos, muchas explosiones, sadomasoquismo y algunas gotas de erotismo…


Y luego está la música, o debería decir LA MUSICA, del inmortal Henry Mancini que se aleja de sus temas de coctel como Breakfast At Tiffany’s o The Party para ofrecer un tema principal que parece de otra película y que es un regalo para los oídos del espectador; cada momento en que suena el tema central de Mancini, Lifeforce se dispara hasta la estratosfera.

En el reparto encontraremos aportaciones de diversos países, resultando la más floja el protagonista americano Steve Railsback a quien le falta el carisma necesario para empujar la historia, justo lo contrario a la apuesta inglesa ya que Colin Firth, Frank Finlay y el gran Patrick Stewart llenan la pantalla; respecto a Mathilda May, cumple pero digamos que no estaba en la película por sus capacidades interpretativas.

Lifeforce es una cinta irregular, alocada, pero que jamás aburre gracias a un ritmo imparable. A la hora de acercarse a ella hay que dejar los prejuicios en la puerta y estar dispuesto a divertirse. Si no te acaba de convencer – imposible pero todo puede ocurrir - déjate llevar hasta la destrucción final, disfruta sus maravillosos efectos especiales y la grandiosa música mientras elijes a tu extra favorito.

Firma: Javier S. Donate.

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