Título original: Cutterhead
Año: 2018
Duración: 84 min.
Director: Rasmus Kloster Bro
Guion: Rasmus Kloster Bro, Mikkel Bak Sørensen
Música: Søs Gunver Ryberg
Fotografía: Martin Munch
Reparto: Christine Sønderris, Kresimir Mikic, Samson Semere, Rasmus Hammerich, Adrian Heili, Lilli Fernanda Kondrup, Salvatore Striano, Anders Nylander Thomsen.
Viaje a los infiernos de la supervivencia.
Desde Dinamarca nos llega una pieza de coleccionista que no podéis dejar pasar por alto, una obra indispensable de cine independiente, que asfixia y atormenta en una demostración de lo que somos capaces de hacer para conservar nuestra propia supervivencia, un thriller no apto para cardiacos ni claustrofóbicos pero recomendable totalmente para el resto de los mortales, quien sorprendidos descubriréis de nuevo lo que es sentir angustia mientras se disfruta de un film tremendamente entretenido.
Una trabajadora de relaciones públicas llamada Rie, es enviada al subsuelo de una excavación de metro para documentar el progreso de una gran obra que perdurará en el tiempo, así como a los trabajadores de las diferentes nacionalidades que forman parte de ello. Lo que parece un trabajo arriesgado se transformará en toda una pesadilla cuando un accidente desencadenará un infierno en forma de fuego y nube tóxica que dejará atrapada a nuestra protagonista junto a dos desconocidos en un pulso por la supervivencia.
Asombrosa ópera prima del director Rasmus Kloster Bro quien logra captar en su primer trabajo toda la esencia de la intriga y el suspense, en un film que empieza en unas profundas excavaciones que juegan el rol, como ocurre en las películas de terror con las casas encantadas donde se suele decir que son un personaje más, en este caso el túnel, así como la vida en él, se convierten en el medio conductor para una historia nada forzada que arranca a partir de un problema que gira como una rueda sin freno hacia la resolución final. Todo ello captado por una dirección casi funambulista de esas que merece la pena ser vista en el making of.
Además, y como no podía ser de otra manera en una buena película indie que se precie, las acertadas interpretaciones de cada uno de los actores, de los que diría directamente que no están interpretando nada, que son ellos mismos, en una avalancha de naturalidad prodigiosa casi de documental, que asombra al espectador más incrédulo, encabezado por la actriz Christine Sønderris y acompañada por Kresimir Mikic y Samson Semere como protagonistas principales en un ejemplo perfecto de cómo actuar de manera realista frente a la cámara. Hubiera sido imposible el mismo resultado final sin dicha espontaneidad.
El guion coescrito por el director junto a Mikkel Bak Sørensen, tiene mérito añadido al no deslocalizar en ningún momento la historia del foco principal donde están ocurriendo realmente las cosas, haciendo que la cámara siga de inicio a fin a la protagonista y no la abandone ni tan siquiera en la maniobra perfecta de ir reduciendo el espacio vital hasta el más asfixiante e imaginable suspiro.
Tan sofocante como recomendable, recordad no dejar de respirar al verla.
Firma: Gerard FM.
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