Monster Party review

Casper, Iris y Dodge malviven dando pequeños atracos en la cara oculta de Malibú, aquella que no tiene que ver con las playas o el lujo. Esa noche se les ofrece una posible salida a la pobreza: hacerse pasar por camareros en una fiesta que se celebra en una gran mansión y dar un gran golpe.

Título original: Monster Party

Año: 2018

País: Estados Unidos

Duración: 89 min.

Director: Chris von Hoffmann

Guion: Chris von Hoffmann

Fotografía: Tobias Deml

Música: Felix Eskine & Nao Sato

Reparto: Julian McMahon, Diego Boneta, Sam Strike, Robin Tunney, Virginia Gardner, Erin Moriarty, Lance Reddick


Ricos, hermosos y psicópatas.

Hay veces en que la gracia de una película no son sus giros finales, en algunas cintas se ven llegar mucho antes y, sin embargo, uno la disfruta igualmente. Pues eso justo es lo que ocurre con Monster Party, cuyo título ya adelanta el giro que tiene lugar a mitad de cinta: está bien rodada, utiliza perfectamente sus espacios y ofrece una película que, sin ser novedosa, resulta muy entretenida.


Casper, Iris y Dodge malviven dando pequeños atracos en la cara oculta de Malibú, aquella que no tiene que ver con las playas o el lujo. Esa noche se les ofrece una posible salida a la pobreza: hacerse pasar por camareros en una fiesta que se celebra en una gran mansión y dar un gran golpe.

Chris von Hoffmann, al igual que hiciera en su ópera Drifter (2016), vuelve a utilizar la figura de unos ladrones como los antihéroes de la película y, de nuevo al igual que Drifter, les enfrenta a un grupo de psicópatas que irán a por sus vidas… Pero todo lo que en aquella era suciedad, polvo y sudor, aquí mágicamente se convierte en una suerte del Spring Breakers (2012) de Harmony Korine: luz, cuerpos perfectos, lujo y belleza. Tal como dije en el primer párrafo, el titulo adelanta la sorpresa que esconde la cinta pero sospecho que obedece a las intenciones del autor para hacer saber al espectador qué espera a los jóvenes protagonistas una vez hayan cruzado el umbral de la mansión.

Hay lujo en Monster Party. Tanto el escenario como el vestuario, acompañado por la fotografía cuasi publicitaria de Tobias Deml, dan ese toque diferente al espectador acostumbrado a que los festivales de muerte y sangre tengan lugar en rincones oscuros. Tras una radiografía rápida de los protagonistas y colocarles en un callejón sin retorno, Hoffmann retrasa hasta último momento el pistoletazo de salida a la violencia; mientras presenta a los contendientes de lo que está por llegar, cuece la tensión a fuego lento entre drogas, alcohol y humillación para que una vez todo estalle no detenerse un solo momento aunque alguno de sus giros resulten caprichosos.


Gran parte de la efectividad de Monster Party reside en el acertado casting comandado por el retorno de Robin Tunney al género tras The Craft (1996) y End Of Days (1999), bien acompañada por Julian McMahon (Charmed, Nick/tup), Lance Reddick (Fringe) y Diego Boneta (Scream Queens) como la parte adulta mientras en la parte adolescente destacan Sam Strike (Leatherface) como el atribulado protagonista y Erin Moriarty (Jessica Jones).

Monster Party es una cinta divertida, festivalera, que hace virtud de su falta de ambición, es un divertimento con un ritmo medido y dosis de gore más que adecuadas. Eso sí, no esperes encontrar algún elemento de denuncia social porque esa no es la liga en la que Chris von Hoffmann quiere jugar.

Firma: Javier S. Donate.