Lucero review


Eva se prepara en su casa para una cita. No le falta detalle: una bebida fuertemente alcohólica, unas cuantas pastas de hojaldre, música romántica de tocadiscos y una puesta en escena más propia de un vodevil. Todo está perfecto, pero la cita no llega.

Título original: Lucero

Año: 2019

Duración: 69 min.

País: España

Director: Norberto Ramos del Val

Guion: Pablo Vázquez

Música: Norberto Ramos del Val

Fotografía: Norberto Ramos del Val

Reparto: Claudia Molina, Jaime Adalid, Edgar Calot


Spanish giallo a la madrileña.

Los films de Norberto Ramos del Val tienen un sabor especial. Se adentran en la cotidianidad con historias algo estrambóticas pero que de inmediato hacen que una sonrisa se dibuje en nuestra cara. Los personajes que aparecen en sus películas son anti-héroes y parecen sacados de un baúl repleto de frikis y otras criaturas que pueblan las grandes ciudades. La manera artesana en que están realizadas hace que les cojamos cariño casi sin darnos cuenta.

En Lucero, y para variar, se adentra en el giallo. Tampoco penséis que es un giallo al uso, está tamizado por la visión personal de su autor inaugurando, y perdonadnos la broma, el giallo-cañí. Una especie de homenaje a las películas de esa temática de los años setenta con un toque irrespetuoso pero que cumple todos los requisitos para que podamos clasificarla en ese subgénero, entre ellos el de dar mucha más importancia a la forma que al fondo y, el uso y abuso de infinidad de “sequenze lunghe”.


Eva se prepara en su casa para una cita. No le falta detalle: una bebida fuertemente alcohólica, unas cuantas pastas de hojaldre, música romántica de tocadiscos y una puesta en escena más propia de un vodevil. Todo está perfecto, pero la cita no llega.

Parece lógico que en la carrera de todo cineasta se vaya evolucionando. Ese tirar para adelante, cosa que parece algo incongruente, lleva a Norberto Ramos del Val hacia un subgénero que de tanto en tanto vuelve a aparecer como las flores en primavera. Tiene el inconveniente de que el guion es algo encorsetado, cosa que no deja mucho espacio a la improvisación, aunque cuando esta aparece es cuando la cosa se pone interesante.

Rodada casi enteramente en el interior de un piso del extrarradio de Madrid, concretamente en el barrio que da nombre al film, se convierte en algo claustrofóbico donde tiene que moverse la protagonista que llena completamente la pantalla en cada una de las secuencias. Es como un seguimiento mortecino y malsano de su intimidad. Nos convertimos en morbosos voyeurs intentando comprender su comportamiento que, pasito a pasito, acaba convirtiéndose en algo tenebroso y terrorífico, cosa que al principio de la cinta no se nos hubiera ocurrido para nada.

En la parte más técnica destacar la machacona banda sonora que, como buen giallo, nos va taladrando hasta crear una atmosfera de paroxismo que no llega a plasmarse del todo en la pantalla.


Claudia Molina encabeza el reparto, de hecho es la única protagonista con la excepción de breves apariciones masculinas. ¿Qué decir de su interpretación?, pues de entrada que carga con todo el peso del film, desenvolviéndose holgadamente dentro de la complejidad de su personaje y de que tiene que explicar todo con el lenguaje corporal, puesto que de diálogos nada de nada. Interpretación muy meritoria.

Para finalizar decir que si conocéis el cine del director santanderino ya sabréis de qué va la cosa. A los que no sabéis nada de él, aconsejaros que le deis una oportunidad, encontraréis elementos por los que vale la pena que perdáis algo de vuestro tiempo.

Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan